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Un parecido peligroso

La inflación es baja en todo el mundo, pero los bancos centrales encuentran similitudes con la econ
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Preocupación es el sentir general en el reporte anual del Bank for Internacional Settlements (Banco de Acuerdos Internacionales; BIS, por sus siglas en inglés), institución que aglutina a todos los bancos centrales del mundo.

- En un informe del BIS resaltan algunos puntos preocupantes sobre las similitudes entre la actual economía mundial y la de finales de los 60 y principios de los 70, justo antes del advenimiento de la inflación. Como sucede hoy, aquél fue un periodo en que las tasas de interés de corto y largo plazo estaban bajas en términos reales, mientras que el crédito se expandía rápidamente.

- El 30 de junio se esperaba que la Reserva Federal de Estados Unidos aumentara sus fondos federales un cuarto de punto más, para llegar a 3.25%. Sin embargo, esto dejaría las tasas reales a menos de 0.5%, muy por debajo del nivel usual a esta altura de la recuperación económica, y por debajo de la mayoría de las estimaciones de la tasa de interés “natural” con crecimiento no inflacionario.

- Además, el impacto de las tasas más altas de corto plazo en Estados Unidos se ha contrarrestado en parte con la caída en el rendimiento de los bonos, dejando así muy descontroladas las condiciones monetarias en conjunto. Es cierto que en muchos lugares del mundo el dinero parece inusualmente fácil, con tasas de interés próximas a cero.

- De acuerdo con el BIS, otro paralelismo con el pasado es que la política económica tan laxa de Estados Unidos se está exportando al resto del mundo. A finales de los 70 ocurrió esto a través de las tasas de cambio fijas del sistema Bretton Woods que obligaron a otros países a moderar sus políticas para que sus monedas permanecieran estables ante un dólar débil.

- De la misma manera, en los últimos años la caída del dólar ha provocado que China y otros países asiáticos acumulen reservas en dólares y, por tanto, lleven adelante una política monetaria más relajada de la que podrían implementar en otras circunstancias para evitar que sus monedas suban de precio. Como consecuencia, se ha estado incrementando la liquidez global a una velocidad que no se veía desde los 70.

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- Ni inflación, ni dependencia petrolera
Una tercera similitud fatídica con lo sucedido hace 30 años es el salto en los precios de los activos y el petróleo. La última semejanza en orden, pero no en importancia, es que los déficit de presupuesto de los gobiernos se han ampliado notoriamente en los últimos años, de la misma manera como sucedió antes de la Gran Inflación de los 70.

- Sin embargo, el BIS considera que es poco probable que esté por repetirse la historia con otro boom inflacionario. En los 70, los precios se dispararon principalmente debido a errores en la política. Desde entonces, los responsables de las políticas han aprendido de la manera más dura que un alza inflacionaria afecta el crecimiento. También los bancos centrales se han independizado de los políticos y se les ha asignado, como objetivo primordial, mantener la estabilidad de los precios, lo cual ha ayudado a sujetar las expectativas de inflación.

- Existen otras diferencias importantes entre este momento y finales de los 60 y principios de los 70.

- Actualmente, las economías ricas dependen mucho menos del petróleo y las presiones salariales han sido acalladas, ya que la globalización y la amenaza de las subcontrataciones han restringido el poder de negociación de los trabajadores. Además, es un hecho que factores como la desregulación, las nuevas tecnologías y la integración de China a la economía global han reducido el precio de muchos productos, facilitando a los bancos centrales mantener baja la inflación. Esto ha provocado que ésta sea menos sensible a los incrementos en los precios de los activos y del petróleo.

- Cuidado, peligros a la vista
Si bien el BIS no pierde el sueño pensando en un futuro resurgimiento de la inflación, se preocupa por un tipo diferente de peligro: el crecimiento rápido de la deuda y de los precios de los bienes.

- Irónicamente, esto se debe en parte al éxito de los bancos centrales en el combate a la inflación. Gracias a la globalización y a la tecnología, que han contribuido a detener la inflación, los bancos centrales no se han visto obligados en los últimos años a incrementar las tasas de interés como sí tuvieron que hacerlo en ciclos del pasado.

- También las expectativas inflacionarias bien amarradas permitieron que las tasas se redujeran cuando las economías  se tambalearon en 2001, tras el colapso del mercado de valores. En definitiva, las tasas de interés de corto plazo muy bajas son el efecto acumulativo de esto.

- Otro cambio en las últimas tres décadas es que los sistemas financieros se han liberalizado, lo cual les facilita la obtención de préstamos durante un auge económico.

- Entre las principales preocupaciones del BIS están los precios de la vivienda, que  en este momento se calcula que son “proclives a correcciones descendentes” (dicho de manera más directa: probablemente caigan) en muchos países, junto con la cantidad inmensa de deuda del grupo familiar. Más tarde que temprano esto podría provocar serias tensiones económicas y financieras a nivel global.

- El BIS sostiene que Estados Unidos necesita aumentar más las tasas de interés para restringir la toma de riesgo en los mercados financieros y los préstamos a grupos familiares. Con las deudas y los precios de la vivienda altos, se afectará el gasto del consumidor, pero ayudaría a evitar un ajuste más doloroso a la larga.

- Pensando en el futuro, el estudio argumenta que los políticos necesitan modificar sus actuales propuestas con el fin de prevenir la creación de desequilibrios venideros. No basta con enfocarse en la inflación.

- Los bancos centrales también necesitan tener más en cuenta el incremento de deuda y los aumentos excepcionales en los precios de los activos.  De esta manera, las tasas de interés deberían elevarse para controlar el crecimiento de crédito excesivo a pesar de que la inflación esté controlada.

- La política reguladora también podría ajustarse de manera discrecional a los diferentes ciclos. Se podría fomentar que los bancos generen más capital durante periodos de auge económico, lo cual ayudaría a evitar el préstamo excesivo, y que se les permitiera reducir su capital en tiempos de dificultades económicas para amortiguar una crisis de crédito.

- Durante un auge incontrolado de los precios de la vivienda, se podría sugerir a los prestamistas que redujeran la cantidad en préstamo a un porcentaje del precio de compra o que acortaran los periodos de pago de lo adeudado, justo lo contrario de lo que sucede hoy en día.

- La Reserva Federal ha rechazado los consejos del BIS durante años, insistiendo en que la función principal del banco central es lisa y llanamente controlar la inflación. El riesgo es que en su búsqueda, con el solo propósito de prevenir el iceberg de la inflación, el banco central no vislumbre las rocas que yacen en el camino que se avecina.

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