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Ferrocarriles Nacionales inicia su último viaje.

El 31 de agosto concluyó el proceso de licitación del sistema ferroviario iniciado en 1995. Ferrocarriles Nacionales de México –que todavía tiene 600 empleados– inicia la cuenta regresiva para desaparecer a finales de 1999. Según su último director, Ramiro Sosa Lugo, de no haberse concesionado, habrían requerido este año un subsidio de $4,000 millones de pesos.

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El proceso culminó con la entrega de dos líneas cortas, Chiapas-Mayab y Nogales-Nacozari. “Al concluir esta etapa ya se había puesto en manos de operadores privados 99.6% de la carga de Ferronales, no se justificaba mantener operaciones; a partir del primero de septiembre ya no movemos ningún tren”, explica Sosa Lugo. La empresa aún tiene muchos activos que cuantificar y pasivos que cubrir.

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Entre los activos se encuentra un paquete accionario –20% sobre la controladora– en Transportación Ferroviaria Mexicana (TFM), que obtuvo la concesión de la línea ferroviaria del noreste; 70 millones de metros cuadrados de terrenos; cerca de 5,000 carros de ferrocarril, rentados a las concesionarias y 3,000 más que están fuera de operación, así como más de 100 coches de pasajeros, también fuera de servicio, además de maquinaria y refacciones que deben venderse, proceso que, según Sosa Lugo, podría llevar años.

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“Los concesionarios estarán interesados en comprar los carros, y no rentarlos, en la medida en que su propio volumen de carga se incremente. Muchos de estos carros pueden ser adaptados para ser aprovechados en el futuro”, menciona Sosa.

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Sobre la participación accionaria en TFM, Sosa explica que la actividad de la compañía y la calidad de sus flujos han demostrado que se trató de una operación positiva. “Están a la altura de cualquier ferrocarril estadounidense, por lo tanto, el saldo de nuestra participación también será positivo”.

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Entre los pasivos a corto plazo se encuentran pagos menores a concesionarios de servicios. En el largo plazo destacan los aspectos ecológico y laboral. “En todos los lugares donde hubo derrames de combustibles, la reparación de daños quedó a cargo de Ferronales, es un proceso que lleva de cinco a l0 años; también tenemos que atender juicios laborales y pagar los que perdamos”.