¿Financiamiento sin deuda?
La escasez de recursos financieros es una de las razones principales que obstaculizan el crecimiento económico. En el caso del gobierno este problema resulta, entre otras causas, por topes al endeudamiento, mientras que en el sector privado, en la falta de capacidad para garantizar con bienes el cobro del crédito. Ante esta problemática, han surgido innovadoras alternativas de financiamiento que abren ventanas de oportunidad.
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Recientemente en México se han implementado asociaciones entre el sector público y privado que eliminan barreras al financiamiento de proyectos productivos, como la del tope al endeudamiento público, y que presentan oportunidades de negocios para inversionistas, consultores, constructores, entidades financieras, técnicos y proveedores de equipo, entre muchos otros.
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Las naciones más desarrolladas han ejecutado exitosamente asociaciones publico-privadas (Participación Público Privada) que incorporan nuevos esquemas de financiamiento. En Inglaterra, tras la crisis energética de los años 70, se implementó una variante de los esquemas PPP que se denomino PFI (Private Finance Initiative) cuyo objetivo principal era promover la participación del sector privado en el financiamiento y la operación de infraestructura pública. Hoy día, el gobierno inglés ha desarrollado inversiones en más de 692 proyectos con valor superior a los 40,000 millones de dólares.
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En México, estos nuevos esquemas se han introducido como Proyectos de Prestación de Servicios (PPS). Estos representan un nuevo esquema de financiamiento público de infraestructura que permite al Gobierno obtener más valor por el dinero de todos. Los PPS consisten en la contratación por parte del gobierno de servicios de largo plazo (25 años aproximadamente) que presta un particular con objeto de que la responsabilidad de la inversión recaiga en este último. Si bien resulta evidente que el financiamiento público es más barato que el privado, la experiencia ha comprobado que la participación del sector privado promueve eficiencias operativas y genera economías de escala que compensan esta desventaja. Este fenómeno también ocurre en las empresas. ¿Cómo es que en PPS se conviene la disponibilidad de servicios y no la adquisición de deuda? En el caso del gobierno, los servicios pasan de ser un gasto de inversión, sujeto a restricciones legales de endeudamiento, a un gasto corriente. En el caso de empresas privadas, pasa de ser un pasivo de mediano o largo plazo, a un gasto corriente. En ambos casos, el riesgo del financiamiento y la operación se trasladan a terceros con mayor experiencia y masa crítica y como resultado se pueden liberar recursos, obtener mayores eficiencias operativas y asegurar tecnología de punta, entre otros.
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Así es como las empresas pueden replicar el modelo de contratos de prestación de servicios de largo plazo como alternativa de financiamiento. Dado que la restricción de las compañías para obtener financiamiento depende de su capacidad crediticia, consecuencia del valor de los activos con los que puedan garantizar el pago, pueden trasladar la responsabilidad de la inversión a empresas que pueden obtener financiamiento con mayor facilidad, generar economías de escala y operar de forma más eficiente los activos que sea necesario utilizar para generar crecimiento.
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Suena fácil, pero no todo es miel sobre hojuelas. Para implementar contratos de prestación de servicios de largo plazo, se debe contar con asesoría técnica, financiera y legal para establecer objetivos e indicadores de desempeño que permitan identificar y medir eficiencias operativas, al mismo tiempo de romper las barreras de acceso al financiamiento. La adecuada asignación de riesgos y responsabilidades dependerá del expertise de cada participante y constituirá el éxito o fracaso del proyecto.
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El autor es socio fundador de Gutiérrez, Vargas y Linares, S.C.
Comentarios: mgutierrez@gevl.com.mx