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¿Llegó la banca extranjera?

El mito de la revolución de servicios que traería consigo la banca extranjera al país no es más
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

A los ojos de la banca extranjera, México es un país de oportunidades... pero sólo en lo que concierne a los grandes clientes. El reciente desembarco de estas instituciones en el país no parece estar orientado a servir al ciudadano de a pie ni a las pequeñas y medianas empresas, quienes albergaban la esperanza de ver una auténtica revolución en el sector y que frente a los hechos han tenido que conformarse en el corto plazo con prácticamente la misma oferta existente antes de la apertura a la competencia -exterior.

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“Con la devaluación de diciembre y la crisis de liquidez en el país, la banca extranjera no ha visto buenas condiciones para atender el mercado mexicano en toda su amplitud. Por ahora, han preferido ocuparse de los grandes consorcios mexicanos y de las empresas extranjeras con las que tenían relación anterior en sus países de origen”, ratifica Sergio Contreras, representante en México de Banca di Roma y vicepresidente de la Asociación de Intermediarios Financieros Internacionales.

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Según él, las 18 instituciones norteamericanas, asiáticas y europeas recién arribadas al país se han conformado por el momento con quedarse en lo que constituía el primer paso de sus planes de instalación: dedicarse a la banca corporativa y de inversión para grandes cuentas. La segunda fase del plan, es decir, la ampliación de sus -servicios a pequeñas y medianas empresas, se ha quedado en suspenso hasta nueva orden.

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“La estrategia de integración al país no ha cambiado, pero el proceso será más lento. Toda la inversión inicial prevista por los bancos en su instalación en el país se ha reducido más de 50%”, explica Contreras.

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No obstante, la pérdida de entusiasmo de los extranjeros no ha significado una menor presencia: muy pocas son las instituciones que cancelaron su arribo tras la sorpresiva llegada de la crisis. Ninguno de los bancos inicialmente previstos se echó para atrás y sólo pocos intermediarios financieros, como alguna casa de bolsa —Deutsche Bank— o sociedades -financieras ligadas a grandes consorcios estadounidenses —Caterpillar— pospusieron sus planes para mejor ocasión.

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El desembarco no es todo lo satisfactorio que se pudiera prever: “El margen de maniobra se ha reducido considerablemente, a algunos incluso nos está costando dinero mantenernos en operación”, dice el representante de los bancos foráneos.

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Entonces, ¿por qué seguir viniendo a México? Porque “a pesar de todo, con la apertura comercial tan grande que ha experimentado y la unión al mercado más importante del mundo, no podemos apartar la vista de México”, comenta Contreras. Según él, la integración de México al TLC es lo que más -influyó en la atracción de los bancos foráneos, mucho más que la perspectiva de -mayores lazos comerciales con el resto de los países latinoamericanos. ¿Y el mercado interno? “Es igual de -atractivo que el TLC, pero a mediano plazo, por lo menos dentro de cinco años. Será -entonces cuando los bancos abrirán su abanico de ofertas para captar una cierta inversión del mercado local.”

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El dólar, única garantía . Hasta ese momento, serán pocas las pequeñas y medianas empresas que encontrarán grandes apoyos por parte de las instituciones extranjeras que, a pesar de tener recursos frescos contantes y sonantes, no saben a quién prestar por falta de garantías reales. “Por muy bueno que sea el proyecto que presente una -empresa, si no posee buenas garantías, no hay quien se lo financie”, reconoce -Contreras. Hasta ahora, según explica, los grandes consorcios y las empresas exportadoras son las únicas capaces de ofrecer garantías económicas en dólares, mientras el resto de las compañías presenta bienes raíces, que no ejercen ningún atractivo a los ojos de la banca extranjera.

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¿Y en lo relativo a la banca de primer piso? Ninguna de las instituciones recién llegadas tiene en mente construir desde cero su propia red de sucursales, por los enormes costos que eso significa. Los que tienen intenciones de llegar a la gran masa de pequeños clientes han optado por comprar o participar en una red ya existente.

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Por ahora, proporcionalmente han sido muy pocas las instituciones que se han atrevido con esa vía de introducción: Banco Bilbao Vizcaya con Probursa, Bank of Montreal con Bancomer y Bank of Nova Scotia con Inverlat, a las cuales podría sumarse Banco de Santander que, según comentan los expertos, en el corto plazo sería un buen candidato para comprar alguna de las instituciones que volvieron a manos del gobierno (como Banpaís y Banorte).

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A otros no les interesa: “El mercado comercial no suele ser muy atractivo para los bancos extranjeros. Cuesta mucho tiempo y dinero montar una -infraestructura que compita con todos los servicios de las redes locales -instaladas”, comenta Philip E. Strause, socio de la consultora Deloitte & Touche y -principal responsable de un estudio realizado por la firma estadounidense acerca del futuro de la banca comercial en el mundo.

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El informe, basado en 35 entrevistas con los más destacados bancos comerciales del planeta, pone en claro que la banca de primer piso está dejando de ser un buen negocio para los grandes bancos tradicionales en favor de un número cada vez mayor de compañías de servicios financieros con aproximaciones más inteligentes de mercado.

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“Por tener hasta hace poco el monopolio de los servicios financieros, -muchos de los grandes bancos tradicionales actuales no entienden las necesidades de sus clientes”, cuenta Strause. La llegada al sector de nuevos agentes más -creativos en su oferta, como cadenas comerciales y sociedades financieras especializadas en pocos productos o grupos específicos de -consumidores, está trastocando lo que hasta ahora constituía la oferta tradicional del -sector.

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Un ejemplo de ello en México podría ser la cadena de tiendas Elektra que, mediante su asociación con Western Union, está arrebatando a los bancos una parte del mercado de transacciones con el extranjero.

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Llegar al consumidor con una pequeña gama de servicios al cliente pero muy creativa. Es la mejor estrategia que podrán seguir los bancos foráneos en -México que se interesen por el mercado comercial pero que no estén dispuestos a adquirir una red de oficinas. “Cuando Citibank se instaló en el sudeste asiático —cuenta Strause— descubrió que los bancos de la región no otorgaban créditos indirectos a las compañías -automotrices y fue esta entidad la que lo comenzó a hacer. Así consiguió un buen nicho de mercado local sin tener que recurrir a muchas sucursales.”

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Pero, según el directivo, a lo sumo habrá 20 bancos en todo el mundo -interesados en hacer banca de primer piso allí a donde van: “A partir de un cierto tamaño, las economías de escala dejan de funcionar para una entidad. Después de alcanzar los $20,000 millones de dólares en activos no hay -correlación entre tamaño y rentabilidad. Cuanto más grande eres, menos rentable te vuelves.”

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Es una de las razones por las que en México la banca extranjera no ha -llegado para provocar, hasta ahora, las grandes revoluciones, menos aún para -pequeños ahorradores y compañías modestas. Pocos entre los extranjeros le entran a ese mercado y no es -factible que esa participación se amplíe significativamente hasta dentro de 15 años, cuando entre en funcionamiento la banca por Internet. En ese momento, todo se hará desde la -computadora y dará igual en qué lugar del mundo se encuentre el banco. Pero hasta entonces, está visto que las prioridades de las entidades foráneas no corresponden a muchas de las expectativas que muchos se habían fabricado en el país anfitrión.

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