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¿Más de lo mismo?

De nueva cuenta, el valor del peso es motivo de controversia.
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Aunque el tema se había vuelto recurrente en las pláticas “en corto” entre funcionarios de alto nivel y empresarios de cinco estrellas; en las reuniones de consejo directivo de todos los organismos empresariales; en las mesas del Club de Banqueros, y aún en las cenas de tres parejas para-poder-platicar, fue el candidato panista quien lo llevó a un evento público.

- Bronco, florido, antisolemne, Vicente Fox fue directo, “a lo que te truje”, ante un millar de asombrados estudiantes de la Universidad Iberoamericana: “El gobierno, en un escenario idéntico al de 1994, está manipulando las cifras macroeconómicas... principalmente en el terreno cambiario”.

- De acuerdo al hombre de la hebilla y las botas, la sobrevaluación del peso frente al dólar ha llegado ya a niveles peligrosos.

- “¿Qué tan peligrosos?”, le preguntaban a sus maestros los asistentes al acto mientras esperaban la salida de la novia o el novio, para contarle del viaje de fin de semana a San Antonio, por el puro gusto de hacer shopping.

- Lo cierto es que aunque los análisis encargados a lujosos despachos especializados hablan de márgenes irreales en la paridad peso-dólar que alcanzan hasta 29%, ningún economista al servicio del gobierno se atreve a validar el diagnóstico.

- Más aún, hay un dramático contraste entre la tranquilidad oficial y los focos amarillos encendidos en los tableros de las empresas, que avizoran la repetición a todo color de los hechos del 93 y 94, cuando la avalancha de importaciones baratas y exportaciones caras provocó niveles sin precedente en los desequilibrios de las balanzas comercial y de pagos.

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- De hecho, pareciera que los funcionarios públicos se sincronizaran en la misma frecuencia cuando tocan el tema, empezando por explicar la diferencia semántica entre las palabras fluctuación y flotación, para aterrizar con que el libre mercado cambiario ya habría corregido cualquier irregularidad... digo, si la hubiera.

- Si en 1994 teníamos una camisa de fuerza, hoy la vía está libre para que suba o baje al vaivén de las fuerzas del mercado el precio de la divisa.

- De hecho, dice la engolada voz a todo el volumen que permita el susurro, si en realidad la sobrevaluación hubiere alcanzado niveles alarmantes, no tendríamos las cifras que tenemos en materia de crecimiento de exportaciones, y hasta hoy se ha mantenido una caída gradual en el déficit de la balanza  comercial.

- Lo cierto, por más que el 2000 no es 1994, ni los escenarios aguantarían el mínimo intento de comparación, es que el día en que la paridad peso-dólar alcanzó un inaudito 9.19 frente al 10.30 a que se llegó a la mitad de 1998, se realizó una reunión extraordinaria de la junta de gobierno del Banco de México, para diseñar una estrategia, cuyo impopular objetivo sería debilitar al precio que sea al peso. Por fortuna, al día siguiente el escenario, golpeado más por circunstancias externas como la caída en el precio del petróleo, que internas, empezó a cambiar, aunque sin la velocidad y la espectacularidad esperadas.

- El hecho es que poco a poco, paso a pasito, están volviendo a escena las tiendas todo americano, que cobraron fama en la época en que según el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, el país había entrado ya al escenario del primer  mundo...

- El hecho es que poco a poco, paso a pasito, la oferta de inversiones en dólares –quién quita y nos vaya a caer otra sal como la del 19 de diciembre de 1994–, con énfasis en los nuevos fondos de inversión abiertos al público, está proliferando en el país, a la par de la avalancha de coberturas, por más que las corredurías de Estados Unidos sigan bajando sus pronósticos de paridad para el final del año.

- El hecho es que poco a poco, paso a pasito, sube el tono del reclamo de las empresas exportadoras, ante su gradual salida del escenario de competencia.

- La pregunta es si realmente el monstruo está ahí, o se trata de una simple alucinación alimentada por la desconfianza. ¿Se acuerda de aquello de la burra no era arisca?

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