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¿Qué pasa con el peso?

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Cada vez que la Secretaría de Hacienda o el Banco de México ratifican que el tipo de cambio seguirá sujeto a las leyes de la oferta y la demanda, es común escuchar comentarios de analistas que consideran el hecho como una señal de certidumbre para los inversionistas extranjeros. Curioso error de interpretación. Si algo aleja de los mercados financieros nacionales a los inversionistas extranjeros de corto plazo, es precisamente la instrumentación de un esquema de flotación libre como el existente en México desde finales de 1994.

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Cuando la moneda nacional está sujeta a las leyes de la oferta y la demanda, el inversionista extranjero (poseedor de dólares) lo único que sabe es a qué precio comprará los .nuevos pesos que necesita para invertir en el mercado nacional, pero ignora a qué precio comprará los dólares que necesita para regresar a su país de origen, una vez obtenidos los rendimientos que ofrecen los instrumentos en pesos.

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Bajo estas condiciones, por más atractivas que sean las ganancias ofrecidas por los mercados mexicanos, la incertidumbre respecto al tipo de cambio que estará vigente el día en que decidan salir de México, inhibe la llegada de capitales externos para invertirse en cartera, debido a que las ganancias obtenidas en los mercados de dinero o capitales, pueden perderse fácilmente en el mercado cambiario.

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Desde esta perspectiva, si algún mensaje envía el sostenimiento de la flotación cambiaria, es que durante un largo período la economía mexicana no contará con grandes montos de inversión extranjera en cartera, salvo en el caso que se coloquen instrumentos de deuda pública que ofrezcan cobertura cambiaria; una nueva versión de Tesobonos, o se coloquen documentos públicos y privados en los mercados internacionales.

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Así las cosas, el principal objetivo de la flotación cambiaria es disminuir el riesgo de que el peso experimente gigantescas apreciaciones o depreciaciones (estrictamente, en un sistema de flotación la moneda no se devalúa ni se revalúa, en todo caso se aprecia o se deprecia), derivadas de entradas o salidas masivas de dólares de inversionistas extranjeros.

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Sin embargo, la flotación no es capaz de impedir los ataques especulativos efectuados por agentes económicos nacionales, De ahí que las autoridades contrarresten esta debilidad mediante el manejo de la política monetaria: cada ataque especulativo contra el peso provoca una sequía en el mercado de dinero que, al no ser compensada por el banco central, empuja al alza las tasas de interés y encarece el apalancamiento en pesos que normalmente tienen los agentes nacionales dolarizados. Este encarecimiento del crédito hace que los nacionales, quienes necesitan pesos para operar sus empresas, conviertan sus dólares a pesos y baje el tipo de cambio.

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No obstante las continuas ratificaciones oficiales en el sentido de que la política cambiaria de libre flotación es la adecuada para la economía mexicana, lo cierto es que en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 1995-2000 se establece que -"el rasgo esencial que deberá tener en el mediano plazo la evolución del tipo de cambio habrá de ser su predictibilidad, tanto nominal como real." Asimismo, en el PND se indica que "un sistema de flotación dentro de una banda preanunciada" determinada por el diferencial de inflación entre México y sus principales socios comerciales ofrecería una mayor predictibilidad del tipo de cambio.

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Bajo el sistema de flotación libre tanto el tipo de cambio como las tasas de interés están expuestas a variaciones bruscas. Este comportamiento genera incertidumbre y es un obstáculo para que la economía se enfile hacia el crecimiento sostenido. Esto significa que la flotación del tipo de cambio sólo se mantendrá hasta que se den las condiciones necesarias para instrumentar una política cambiaria que genere certidumbre, tanto a inversionistas nacionales como extranjeros.

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¿Cuáles son esas condiciones? Entre otras, la acumulación de reservas suficientes para que el banco central intervenga eventualmente en el mercado cambiario. Como ya quedó demostrado, el alza de tasas de interés no es suficiente para desanimar a los especuladores; la estrategia de defensa del peso tiene que reforzarse con la inyección de dólares del banco central al mercado cambiario.

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El autor es editor del semanario Tendencias Económicas y Financieras del Grupo Editorial Expansión.

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