Para este hombre de negocios chino, la reunión es una gran ventana que le permite mirar al mundo, entender el desarrollo futuro de la cuenca del Pacífico, conocer a otros directores de empresas y establecer las bases para colaboraciones futuras.
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Su compañía ofrece servicios de telecomunicaciones de valor agregado. El sector se acaba de abrir en China y el directivo está a punto de probar la competencia con las grandes multinacionales.
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Mientras que muchos empresarios mexicanos y de Asia del sureste temen la rivalidad china, Zhang señala el anverso de esta medalla: “A través de la liberalización creemos que habrá espacio para desarrollar. Podemos crear oportunidades en el mercado chino para las organizaciones de otras partes del mundo.”
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La del gigante asiático es una de las pocas economías que no han sentido todavía la recesión mundial. Pero la incertidumbre por el terrorismo, la recesión, las debilidades del sistema financiero y la crisis de confianza en el gobierno corporativo podrían afectar en el futuro a ese enorme mercado emergente.
“Después de 20 años de reestructuración económica, el porcentaje de empresas estatales disminuye. Las nuevas firmas privadas han cuidado muchísimo su reputación crediticia y la confianza que se puede tener en ellas – dice Zhang – La mayoría de las compañías son pequeñas y medianas.”