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La reconstrucción en proceso

La Prefectura Miyagi, el lugar más afectado por el terremoto y el tsunami que golpearon Japón el 11 de marzo, se prepara para ser el nuevo lugar modelo de Asia.
lun 05 diciembre 2011 12:49 PM
El emperador de Japón Akihito, la emperatriz Michiko y Yoshihiro Murai, gobernador de Miyagi. (Foto: Reuters)
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Yoshihiro Murai, gobernador de Miyagi, la prefectura denominada zona cero del terremoto y el tsunami del 11 de marzo, se presenta en una reunión en Tokio con 300 representantes de las empresas más grandes de Japón y de las principales organizaciones comunitarias. Es su última parada del día y su tercera visita a la capital en un mes. Murai toma el micrófono y comienza disculpándose anticipadamente por la rapidez con la que hablará. Prosigue explicando los puntos principales de su plan de 80 páginas para reconstruir Miyagi, para recuperar la prefectura tras la devastación por medio del desarrollo económico. "Estamos ofreciendo numerosos beneficios para las empresas en Miyagi", dice. "Por eso espero que ustedes lleguen antes de que nos quedemos sin territorio".

Murai viajó a Tokio para convencer a las corporaciones de Japón de su gran visión para reconstruir la región. El hombre que alguna vez fue piloto de helicópteros de las Fuerzas de Autodefensa de su país, dice que no beberá una gota de alcohol hasta que la última de las 320,885 personas que fueron evacuadas de sus hogares en la zona costera estén en condiciones de salir de los gimnasios de la prefectura convertidos en refugios. Sus ojos ya están puestos en algo más grande: transformar los 200 kilómetros de costa destruida en Miyagi en el área de inversión más atractiva del país.

Murai quiere crear una economía modelo en Miyagi que pueda ser replicada en las 46 prefecturas restantes de Japón. "Esta nación, al igual que Miyagi y Tohoku, la región que la rodea, no pueden permitirse volver a su senda de deflación y deuda en la que se encontraba antes del desastre, Si las cosas siguen el mismo rumbo, Japón se hunde", dijo en una entrevista durante su visita a Tokio cuatro meses después del desastre del 11 de marzo.

El mayor terremoto registrado en la historia de este país reconocido como la tercera economía más grande del mundo, azotó luego de dos décadas de estancamiento caracterizadas por periodos de crecimiento del producto interno bruto, seguidos de caídas del mismo entre 1991 y 2001.

Con este telón de fondo, los responsables de la política perdieron cualquier esperanza de que el consumo interno o las empresas internas pudieran ser el motor de crecimiento de Japón. Por el contrario, este país dependía de los exportadores, como Toyota Motor o Nintendo, para mantener su economía en funcionamiento. Yoshihiko Noda, primer ministro japonés ha heredado de esas dos décadas, un yen que se apreció 48% con respecto al dólar en los últimos cuatro años, y una tasa de interés de referencia que desde hace mucho está en casi 0%.

La receta de Murai para solucionar el malestar generalizado está en línea con lo recomendado por muchos críticos a la política del gobierno. Durante años, los economistas han instado al gobierno central a transferir más poder y otorgar más autonomía a las autoridades locales, relajar las regulaciones que sofocan a las empresas, arrancar el control de las granjas y puertos de la nación de las manos de las poderosas cooperativas agrícolas y pesqueras, y recortar una de las tasas impositivas corporativas más altas del mundo.

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El plan

Murai busca crear un polo de fabricación automotriz, de electrónica y maquinaria de alta tecnología ofreciendo exenciones impositivas y subsidios del gobierno, a la par de flexibilizar algunas de las leyes ambientales y de planificación urbana que, dice, interfieren en la construcción de fábricas que generarían empleo.

El ministro de Finanzas, Jun Azumi, oriundo de Ishinomaki, una ciudad costera de Miyagi donde murieron más de 3,000 personas en el desastre, ha enviado algunas señales alentadoras a Murai y al pueblo de Miyagi. "Cuando sucede un desastre, no debemos ser mezquinos", dijo a un grupo de reporteros en Marsella, Francia, en septiembre, luego de una reunión con sus colegas del Grupo de los Siete. "Es imprescindible destinar dinero suficiente para que la gente recupere la esperanza. Para que Japón demuestre al mundo que se está levantando aún después de un desastre de semejante magnitud, es importante que el gobierno mismo se aboque a esta tarea con entusiasmo". Sin embargo, desde mediados de septiembre, el Parlamento no ha aprobado ninguna ley que pudiera transformar en realidad la visión de Murai. "El plan de Miyagi es, esencialmente, la puesta en funcionamiento de una economía abierta", dice Masaaki Kanno, ex funcionario senior del Banco de Japón y actual economista de JPMorgan Chase en Tokio. "Esto no es sólo lo que hace falta en Tohoku. Son las reformas que se necesitan en todo el país".

Este tipo de cambio estructural no será fácil para Noda, dice Takuji Okubo, economista en jefe de Societé Générale en Tokio. "No puede presionar para imponer  las políticas de reforma. Creo que está más concentrado en la política fiscal, y no creo que quiera hacerse de enemigos presionando para que se sancionen estas reformas".

Motohiro Adachi, profesor de la Universidad Wakayama especialista en economías regionales, coincide con Murai en que Japón no puede sostenerse solo sin un cambio. Algo que obstaculiza las reformas de Murai, dice, es la deuda del gobierno combinada con un Parlamento atascado que ha obligado a dos primer ministros a renunciar desde que el actual partido gobernante, el Partido Democrático de Japón, llegó al poder en agosto de 2009.

Este tipo de desempeño disfuncional es la causa por la cual esta vez la reconstrucción podría ser más exitosa que en el pasado, dice Hideki Toya, cuya investigación sobre la relación entre el crecimiento y la catástrofe demuestra que las sociedades afectadas por adversidades extremas a menudo pueden cambiar para impulsar su crecimiento.

En marzo, el estado de la economía de Japón era un ejemplo de una pesadilla posterior a una burbuja. Tambaleante ante la deflación persistente y los rebotes constantes, la economía había crecido a un ritmo anual promedio de 1.2% desde su nivel de desarrollo máximo por la burbuja de activos en el país en 1989.

El precio de las acciones de las otroras empresas pioneras, tales como Sony, habían caído a un quinto de su valor máximo, China superó a Japón en 2010 como la segunda economía más grande del mundo y la deuda del gobierno estaba en camino a ser dos veces el tamaño del PIB. Mientras tanto, el país estaba preparándose para sacar a su séptimo primer ministro en una década, un esquema que había dado a pocos líderes en funciones la posibilidad de un mandato lo suficientemente largo como para expresar, y menos todavía para implementar, una visión que pudiera resucitar la economía.

Miyagi, una de las seis prefecturas de Tohoku, era un ejemplo en pequeño de esa caída. La economía de la capital de Miyagi, Sendai, el centro comercial del noreste de Japón, desarrollado por el señor feudal Date Masamune en el año 1600, se deterioraba mientras grandes distribuidores como la unidad de supermercado de Seven & I Holdings comenzaba a cerrar sus tiendas en el área para disminuir sus gastos. Las ciudades pesqueras que antes tuvieron periodos de auge -como Kesennuma-, que alberga el mayor puerto de Miyagi, se estaban consumiendo a un ritmo aún más rápido ya que los aranceles internacionales deprimieron los niveles de ingresos y terminaron con el glamour de una era que alguna vez fue conocida por sus casas extravagantes llamadas Maguro Goten o palacios del atún.

El futuro de Miyagi parecía sombrío. Una proyección del Ministerio de Tierras, Infraestructura, Transporte y Turismo decía que, para 2050, Tohoku perdería 40% de su población y 19% de las áreas actualmente habitadas estarían desiertas para entonces. "Casi todos mis clientes estaban muriéndose o ingresando a un asilo de ancianos", dice Sueko Saito, dueño de una peluquería en Kesennuma. "Las cosas se estaban volviendo lentas".

La tragedia

A las 2:46 PM del 11 de marzo, se desató un terremoto submarino a 80 millas de las playas de Miyagi. Minutos más tarde, empezaron a sonar las sirenas alertando de un tsunami en los puertos del océano Pacífico. Especialmente debido a su experiencia militar, en poco tiempo Murai supo el alcance del desastre; en menos de 16 minutos, había pedido un despliegue de emergencia de los soldados de las Fuerzas de Autodefensa con base en Sendai.

Sentado en su auto oficial, un Toyota Alphard negro, cerca de las oficinas del gobierno de Sendai, cuando empezó el terremoto, Murai pensó que era el fin, "El suelo rodaba, los semáforos oscilaban como ramas de un árbol".

Pero fue sólo el comienzo. En menos de una hora, había olas de más de 40 metros golpeando la costa. Las olas negras, cargadas de ruinas de los autos que revolcaban, de las casas que arrastraban a su paso, se parecían más a la lava que al agua. El 12 de septiembre, las cifras revelaban 15,783 personas muertas, otras 4,086 aún desaparecidas, y en Miyagi, el área más golpeada, la cifra de muertos llegaba a 9,457.

"Ha sido duro", dice Murai ya sin su sonrisa característica, durante una entrevista después de comer con un ejecutivo de una empresa de operaciones de Bolsa en Tokio.  "Más que proteger la felicidad de mi gente, mi tarea ha sido sacarlos de la depresión después del desastre", asegura.

La tarea que queda por realizarse es abrumadora. El suelo se hundió hasta 4 pies debido a los movimientos tectónicos causados por el terremoto, creando pantanos de agua  de mar con peces en descomposición al lado de pilas de madera, cemento y cables que las grúas mecánicas separaron de los escombros. Si las empresas de la región inundada no logran volver a operar por más de un año, la economía de Kesennuma, con 73,000 residentes se reducirá a la mitad, a 220,000 millones de yuanes, según los cálculos del 77Bank Ltd de Sendai. La agricultura y la pesca son la fuente de ingresos de uno de cada seis hogares  en las ciudades costeras de Tohoku como Kesennuma.

Noboru Onodera, dueño de un bar de sushi en la cima de la montaña en Kesennuma, sintió las consecuencias de la crisis en carne propia. "Abrimos a los 43 días del tsunami, pero no sé cuándo tendremos que cerrar nuestro negocio definitivamente", advierte Onodera. El agua que trajo el tsunami llegó a 130 pies en el área del negocio de Onodera. "¿Quién va a ir a comer sushi cuando han desaparecido los empleos?", dice.

El terremoto anterior que sufrió Japón fue en Kobe en 1995. El objetivo de la reconstrucción, decían las autoridades nacionales y locales en ese momento, era lograr que Kobe volviera a su estado de antes del temblor, una ciudad portuaria y manufacturera de aproximadamente 1.5 millones de habitantes.

Kobe perdió la oportunidad de reconstruir lo que en los 70 había sido el mayor puerto de contenedores del mundo, señala el historiador Makoto Iokibe. "Kobe reconstruyó el mismo puerto que tenía antes, y siguió perdiendo competitividad", dice Iokibe, que ahora lidera, comisionado por el gobierno,  el comité de reconstrucción posterior al terremoto de Tohoku.

Murai quiere romper el mal ciclo. Su meta es atraer más compañías a la región y por lo tanto más empleos para los sobrevivientes para que regresen a esta área, y más capital privado para que ayude a financiar la reconstrucción y reviertan la caída económica de Miyagi y de todo Japón, que se había iniciado antes del terremoto. En 2010, la adquisición de tierras para nuevas fábricas en Japón se desplomó a 786 permisos, su nivel histórico más bajo desde que el Ministerio de Economía, Comercio e Industria comenzó a dar seguimiento a sus datos, en 1967. Durante los tres meses posteriores al terremoto, más de un cuarto de las empresas extranjeras que estaban listas para invertir en Japón demoraron, dieron pasos atrás en sus proyectos o directamente los cancelaron, según una encuesta del Ministerio de Comercio.

Murai es relativamente nuevo en Miyagi. Nació en Sendai en 1960 en una época en la cual el país estaba en un nivel radicalmente diferente de su historia económica. Ese año, el entonces primer ministro Hayato Ikeda dio a conocer un plan para duplicar el PIB de Japón en una década, objetivo que se cumplió en ocho años. En vísperas de la burbuja de activos de Japón que triplicó el índice promedio Nikkei 225 en media década.

Bajo el plan de Murai, las empresas afectadas por el desastre y los nuevos empleadores que acordaron mudarse a las zonas especiales gozarían de 10 años de exenciones sobre sus ganancias corporativas de impuestos no especificados aún. La efectiva tasa de impuestos corporativos de Japón es la segunda más alta del mundo luego de la de los Emiratos Árabes Unidos, de acuerdo con la encuesta 2010 de KPGM de 114 naciones. Murai asegura que también quiere reducir una serie de obstáculos que tenían tradicionalmente los fabricantes antes de iniciar la construcción de nuevas plantas, simplificando los complicados procesos para lograr la aprobación  para la construcción. 

Según Murai, la lógica que subyace en su visión es simple. "La mano de obra es cara, el terreno es caro, los impuestos son altos, abundan las regulaciones", dice. "Nos estamos ahogando solos con nuestras propias restricciones. Sin duda, las empresas extranjeras no quieren venir a Japón".

LA DÉCADA PERDIDA DE JAPÓN
Éstos son algunos de los hechos que han convulsionado el desarrollo de Japón:
1989 Crecimiento sustancial
El 29 de diciembre el índice promedio Nikkei 225 cerró en 38,915.87, su nivel histórico más alto.
1995 Primeros presagios
17 de enero, un terremoto golpea a Kobe, matando a 6,400 personas.
1997 Errores hacendarios
1 de abril. El gobierno eleva los impuestos a las ventas de 3 a 5%. Posteriormente, y por dos trimestres seguidos, la economía se contrae. Desde entonces ninguna administración ha podido elevar la recaudación.
2001 Guardando efectivo
19 de marzo. El Banco de Japón lanza el primer intento mundial de relajación cuantitativa, aumentando la cantidad de reservas en el sistema bancario.
2003 Bolsa afectada
28 de abril. El índice promedio Nikkei cae a su valor más bajo, de 7,607.88.
2008 Crisis política
28 de septiembre. Junichiro Koizumi, el primer ministro que más tiempo estuvo en funciones desde la década de los 70, decide renunciar.
2008 Tsunami económico
28 de diciembre. Cae la confianza del consumidor a sus niveles históricos más bajos cuando la crisis financiera global afecta a los exportadores japoneses.
2009 Aplastante victoria
30 de agosto de 2009. Una victoria aplastante del Partido Democrático de Japón lo lleva al poder por primera vez.
2010 Perdiendo presencia
China remplaza a Japón como la segunda economía más grande del mundo.
2011 El gran Terremoto
11 de marzo. Un terremoto de magnitud 9 golpea el noreste de Japón provocando un tsunami que destruye el sistema de enfriamiento de una planta nuclear en Fukushima.
EL PROYECTO DE MURAI
Algunos puntos que destacan en la agenda de cambio que deberán completarse para marzo de 2021 son:
Agricultura. Diversificar las cosechas, alentar la cría de ganado y consolidar terrenos de cultivo para economías de escala.
Pesca. Priorizar la reconstrucción de los 142 puertos de Miyagi, flexibilizar los requisitos de licencia de pesca y fomentar la inversión en flotas y en fábricas de procesamiento.
Fabricación. Rebajar los impuestos para apoyar a las empresas afectadas por el desastre, y atraer nuevas compañías a Miyagi. Reducir la burocracia para promover la construcción de nuevas empresas.
Seguridad. Reubicar a los residentes de la costa en terrenos más altos y construir defensas más grandes y mejores contra tsunami.
Eficiencia energética. Instalar paneles solares en los techos de los hogares reconstruidos y promover la construcción de generadores de biomasa y de molinos de viento.
FUENTE: Gobierno de la Prefectura Miyagi.

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