Inversión de alta pureza

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En 2008, frente a la desaceleración mundial de los mercados, la extracción de diamante se redujo en 64%, pues se trata de un artículo de lujo cuya demanda se contrae en tiempos de crisis financieras; sin embargo, el valor de esta perfecta forma del carbono no ha caído en las últimas dos décadas. Son piezas que conservan su valor e, incluso, lo incrementan una vez pasadas las sacudidas económicas. La consultora Bain&Co ha calculado que el valor de los diamantes en bruto mantendrá un crecimiento sostenido de 3% anual. Como el oro, la inversión en diamantes también es refugio seguro en determinados momentos de las turbulencias financieras. La diferencia consiste en que cada diamante se considera único y responde a un complejo sistema de valuación. La claridad, el color y el corte provocarán que una piedra de un quilate cueste 200 dólares o 25,000. La onza de oro, en cambio, es una medida estándar.