Enrique Cárdenas, director general del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY)
Enrique Cárdenas pasó siete años investigando 13 años de historia económica de México. Entrevistó a 48 protagonistas de la nacionalización de la banca, la privatización y el rescate de las instituciones financieras. Habló con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, con los ex secretarios de Hacienda Pedro Aspe Armella y Jesús Silva Herzog Flores, y con Agustín Legorreta Chauvet, ex presidente y director de Banamex.
Parte de su trabajo terminó en una serie de tres libros publicados en 2007 y cinco en 2011 por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), una institución creada por Amparo Yglesias Rugarcía, hija del empresario y banquero Manuel Espinosa Yglesias.
Espinosa Yglesias fue presidente y director de Bancomer de 1971 a 1982, cuando el presidente José López Portillo estatizó la banca. En la década de los 90, Espinosa intentó comprar nuevamente Bancomer, pero no logró convencer al gobierno.
El rescate bancario a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), creado en 1995 por el gobierno mexicano, fue un hecho doloroso para la sociedad -dice Cárdenas-. Este episodio es visto como la causa principal de la crisis de 1994 y 1995.
El Fobaproa fue indispensable pero exitoso, asegura Cárdenas. Le costó a México 14.5% del PIB: "Europa debería aprender de la lección (de México) -señala-. En España, por ejemplo, el primer trancazo para los bancos fue de 9% de su economía y todavía les falta".
Cárdenas explica que el rescate bancario está lleno de mitos y realidades, verdades a medias y leyendas urbanas que hacen que los mexicanos piensen que el Fobaproa benefició sólo a los accionistas bancarios.
"De este episodio se siente un alto grado de corrupción, de polarización social y política", señala. "Es necesario decir las verdades completas. El rescate apoyó a los accionistas de los bancos, pero también logró que los usuarios no perdieran sus ahorros, eso fue fundamental".
¿Cuál es el mito principal del rescate bancario, según su argumento?
En el colectivo mexicano existe la idea de que con el rescate bancario se rescató a los accionistas. Es necesario advertir que en cualquier proceso de esta naturaleza los accionistas que se mantienen en las instituciones apoyadas tienden a ser beneficiados. Pero también es importante señalar que de los 18 bancos que existían en el país, sólo sobrevivieron cuatro (Banamex, Bancomer, Bital y Banorte).
El punto central del rescate era que los ahorradores no perdieran su dinero, que los bancos honraran sus obligaciones con el público y así se evitara una corrida de pánico y que la gente sacara sus recursos del sistema financiero de manera masiva, lo cual hubiera prolongado más la crisis que vivía el país. Éste es el logro más importante y el que menos reconoce la gente. El rescate evitó un desplome del sistema financiero y de la actividad económica.
Entonces, ¿cómo debe verse el rescate bancario en México?
La historia reciente de México está influida por las privatizaciones realizadas durante el gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari y por la banca manejada por gobierno (estatizada). Después le siguió la crisis económica de 1994 y 1995.
La privatización bancaria, la crisis y el rescate del sistema financiero deben verse como parte de un mismo proceso. Existe gran consenso de que el problema surgió con la nacionalización de los bancos, cuando los bancos pasan a formar parte del Estado. Luego este hecho llevó a otro y así sucesivamente.
Cuando estalla la crisis, el impacto de la depreciación del tipo de cambio y la reacción de los mercados financieros internacionales golpeó instantáneamente a los bancos mexicanos. En 1994 muchas de estas instituciones otorgaron más crédito a partir de fondeo interbancario, a veces, internacional.
Este contexto de expansión crediticia -que coincidió con una desregulación del sector bancario-, y los cambios en la administración de las instituciones fueron determinantes para que se diera una crisis.
Se conjugaron el deterioro del sistema bancario con el exceso de crédito, la sobrevaluación del tipo de cambio y el déficit de la cuenta corriente. El impacto en las tasas de interés fue demoledor y la situación de los bancos se deterioró rápidamente: los deudores de la banca no podían pagar sus créditos, la deuda bancaria se encareció con la depreciación de la moneda y el acceso al crédito se volvió muy difícil. Era necesario un rescate bancario a través del Fobaproa.
¿Cuáles serían las condiciones de México sin el rescate bancario?
La crisis económica contrajo la actividad económica de México más de 6% en 1995. (Sin el rescate) se hubiera prolongado por un tiempo indeterminado. La recuperación de la actividad productiva del país hubiera costado más trabajo. Especialistas pensaban que los bancos debían volver a las manos del Estado para posteriormente venderlos. Ésa fue la ruta que siguió Chile en los años 80, pero en el caso de México la nacionalización se volvió casi una palabra prohibida. Con el país dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la posibilidad era poca, pero de hecho sí fue contemplada por el gobierno que llevaba Ernesto Zedillo, presidente de México en 1994.
¿Cuáles son los costos del rescate bancario?
El rescate bancario le costó a México 14.5% del PIB. El costo se ha pagado por tres tipos de recursos: la recuperación de los activos del sucesor del Fobaproa, el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB) las cuotas que aportan los bancos al IPAB y los recursos del presupuesto federal a través de los impuestos.
Entre los activos rescatados y las aportaciones de todos los bancos -no sólo los que sobrevivieron a la crisis de 1994 y 1995, sino de todos los que se han incorporado hasta ahora, que son más de 40-, se pagó 40% de la deuda que dejó el rescate. El 60% restante se cubrió con recursos del presupuesto de la Federación.
En el imaginario público se cree que el total de la deuda -cuyo porcentaje neto equivale a 5.72% del PIB- corresponde a dinero del presupuesto.
En más de una década se han erogado 260,344 millones de pesos (mdp) provenientes de impuestos, 67,614 mdp de las cuotas pagadas por los bancos
y 101,072 mdp de la recuperación de activos.
A distancia, ¿cómo califica al rescate?
Doloroso, indispensable, pero también como un éxito. Doloroso porque este proceso derivó en la entrada de los bancos extranjeros y porque además el sistema financiero perdió 14 bancos. Indispensable, porque no salvar al sistema bancario hubiera prolongado la crisis económica. Exitoso, porque se le da credibilidad al sistema bancario al crear un seguro de depósito que protege los ahorros de los mexicanos.
¿México está libre de un nuevo rescate bancario?
El rescate y los años que siguieron han hecho que la Secretaría de Hacienda, el Banco de México y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores tomen medidas, como elevar el capital de los bancos, para evitar una nueva crisis proveniente del sistema financiero. A pesar de ello, México no está exento de un nuevo rescate a la banca, pero para ello sirve la historia económica (...) para no cometer los mismos errores. Hay que usar esa evidencia para el futuro.
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