"Es un texto muy sencillo y corto, pero habla claramente de las características específicas de un emprendedor social. Además, te da las estrategias para serlo. Creo que muchas universidades tienen muchos programas de emprendedores sociales y es importante que una revista empiece a hablar (del tema) también con ejecutivos y con las universidades. Que hablen el mismo idioma". Cecilia Goya de Riviello
Los años recientes vieron una explosión de las organizaciones del tercer sector, ya que las organizaciones sin fines de lucro, fundaciones, cooperativas, asociaciones profesionales y comunidades religiosas asumieron roles más grandes en la sociedad.
Luego de la crisis de deuda soberana, los gobiernos enfrentan mayores retos para el financiamiento de sus obligaciones. Como resultado, los ciudadanos privados asumieron la responsabilidad de buscar medios alternativos para abordar las necesidades sociales básicas.
El liderazgo de esta tendencia es parte de una nueva raza de emprendedores sociales. Marta Curto, del IESE, analiza detenidamente a los emprendedores y el papel que juega la innovación en sus actividades.
¿Qué es un emprendedor social?
Este término fue acuñado en los 80 por Bill Drayton, fundador de Ashoka. Los emprendedores sociales tienen cinco puntos en común:
- Tienen como meta generar valor social.
- Son capaces de percibir las necesidades sociales.
- Responden con ideas innovadoras.
- Exhiben una aversión al riesgo por debajo de la media.
- Tienen recursos limitados para lograr su misión.
Una diferencia clave entre los emprendedores sociales y los tradicionales es cómo enfocan la innovación. Las empresas sociales innovan en áreas de importancia social y aspiran a construir un profundo cambio social. En vez de intentar mitigar las consecuencias de un problema, atacan la causa de origen. Un debate acalorado es la compensación financiera: ¿las empresas sociales deben obtener ganancias? Si bien el foco es involucrarse en la creación del impacto social, la mayoría piensa que esta necesidad no les impide hacer dinero a partir de estas actividades.
Un croquis complejo
Según Global Entrepreneurship Monitor (GEM), el emprendedor es autoempleado, con alto nivel educativo, de entre 25 y 44 años y 2% de la población adulta mundial está en actividades empresariales. En las economías menos desarrolladas, la meta es cumplir con las necesidades básicas, como la salud o el acceso al agua potable. En las más industrializadas es el legado cultural y ofrecer servicios para discapacitados o de protección ambiental.
Las claves del éxito
Los emprendedores sociales requieren el empleo de tres estrategias:
1. Desarrollar un modelo organizacional. Implementar una estructura capaz de movilizar recursos y personas. La Fundación Cleveland, por ejemplo, creó un organismo intermediario filantrópico que gestiona las contribuciones de los donantes individuales a través de una junta comunitaria de directivos con conocimiento exhaustivo de las necesidades locales.
2. Iniciar el programa. Definir un conjunto de pasos integrados con un fin específico. Por ejemplo, el Campamento de Entrenamiento para Nuevos Padres (Boot Camp for New Dads) elaboró un programa para hospitales, iglesias, bases militares y organizaciones comunitarias, usando los talleres de padre a padre para enseñar a futuros padres a que se involucren con sus hijos pequeños.
3. Establecer principios. Es necesario que haya lineamientos y valores que permitan la ejecución de los proyectos.
Esto requiere la distribución de la información a otras personas que intentan implementar la innovación en su comunidad, hacer que otras organizaciones se adhieran al proyecto y la creación de sucursales. Para generar impacto a gran escala, un emprendedor social debe planear cuidadosamente sus recursos, evaluar detenidamente los riesgos implicados, considerar los resultados esperados, garantizar la aceptación del proyecto entre sus beneficiarios y decidir cuándo debería ampliarse el programa.