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La venganza de la geografía

Nuestra ubicación explica mucho de lo que somos, define nuestro lugar en el mundo y se ríe de quienes quieren explicarlo sin su ayuda.
vie 15 febrero 2013 10:14 AM

"Geografía" es una palabra que parece de otra época. Nos remite a los tiempos en los que los salones de clase tenían mapamundi y había que memorizar los nombres de los ríos y las montañas de México, la capital de Mongolia y la cumbre más alta de África.

Ese saber específico importa, pero lo cubrimos de polvo, junto con nuestras fotos de la escuela primaria. El lugar que ocupamos en el mundo cuenta mucho, y México sigue estando en el norte del continente americano, en las coordenadas 23 00 Norte 102 00 Oeste. No importa cuántas veces nos digan que nuestro país pertenece a los MIST, junto con Indonesia, Corea del Sur y Turquía, o que es parte del grupo de los próximos 11. Seguimos teniendo 3,141 kilómetros de frontera con Estados Unidos; 962, con Guatemala; 250, con Belice, y estamos a menos de 100 kilómetros de Cuba, por mar.

Nuestra posición geográfica nos determina. No es que seamos prisioneros de una forma de determinismo, pero hay cosas que no podemos cambiar. La geografía explica mucho de lo que somos. Define nuestro lugar en el mundo, la dotación de recursos naturales y hasta la cantidad de sol y agua que recibimos. Se ríe de quienes quieren explicar el mundo sin su ayuda.

En 1998, Jared Diamond ganó el premio Pulitzer con Armas, gérmenes y acero, libro que encuentra una explicación al predominio de las civilizaciones euro-asiáticas en el orbe. Diamond desecha cualquier hipótesis de superioridad genética, moral o intelectual. Se concentra en factores geográficos. Eurasia, por su extensión, contenía la mayor cantidad de especies vegetales y animales susceptibles de domesticación. En términos de comunicación, tiene un eje este-oeste, de la península ibérica hasta China o Rusia, con pocas barreras para la rápida difusión del conocimiento, los cultivos, las especies e, incluso, los gérmenes. Facilitó la densidad demográfica, crucial para las sociedades de cazadores y recolectores.

Catorce años después, Robert Kaplan publica The Revenge of Geography. Utiliza la geografía para explicar los conflictos actuales y su desenlace posible. Es estadounidense y le obsesiona el futuro de su país. Minimiza las versiones de que el mundo se ha vuelto plano (Thomas Friedman) y considera que el porvenir de Estados Unidos estará ligado cada vez más al de México.

"Estados Unidos estará determinado por dos relaciones, con China y con México... pienso que el eje terrestre norte-sur será más importante que el eje marítimo este-oeste", explica. Kaplan es un periodista excepcional y académico sui géneris. Autor de una docena de libros de viajes, publicó en el año 2000 Viaje al futuro del imperio, una crónica que va de Canadá hasta México. En ese libro describía la integración creciente del suroeste estadounidense con el norte de México: económica, cultural y demográfica. "Se está configurando una región con características únicas, diferente del noreste de Estados Unidos, pero también del centro de México... una nación dentro de 100 o 200 años".

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En Estados Unidos viven 33.7 millones de personas de origen mexicano, de ellas, 11.9 nacidas en México. Esto es 50% más que hace 12 años, de acuerdo con el Anuario de migración y remesas de BBVA Bancomer. México vive una fuga de capacidad productiva. Estados Unidos lo experimenta como una presión demográfica. "La geografía de Estados Unidos es un tema casi resuelto en su totalidad... el único asunto no resuelto viene de su frontera sur. Es la penetración constante de población mexicana", dice el informe.

Los mapas dicen muchas cosas, pero también pueden mentir, explica Kaplan. La frontera de México con Estados Unidos es una invención del siglo XIX, de una guerra y una venta traicionera. Es una línea imaginaria pintada en un desierto. Insuficiente para contener los sueños de unos y los temores de otros.

El autor es director editorial del periódico El Economista.

Comentarios: opinion@expansion.com.mx

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