México en los ojos del mundo
México vuelve a ser noticia para los organismos internacionales, y ahora no por corrupción, derechos humanos o inseguridad. En el Foro Políticas Públicas para un Desarrollo Incluyente celebrado en enero, la OCDE, el Banco Mundial y la CEPAL dieron su diagnóstico sobre la nación azteca y la agenda para el crecimiento sostenido. ¿Qué sugieren? Más de lo mismo: Pepsi o Coca. Pero la sola recurrencia de los temas debe cobrar importancia en el análisis y el optimismo.
El país ostenta finanzas públicas sanas, inflación controlada, un crecimiento que duplica el promedio de países ricos, una banca bien capitalizada, acuerdos comerciales con 44 países, fuerte vinculación con cadenas de valor globales y un mejorado ambiente de negocios. Esto no es poco. Se abren oportunidades de inversión ante la desaceleración de países desarrollados y el aumento de costos de producción en China y otras naciones emergentes. Además, México contará en los próximos años con la ventaja de un bono demográfico.
Aunque no todo lo que brilla es oro, México ha dado pasos significativos en esas áreas. Y podrá, no en mera posibilidad, trascender de ser un país de ingreso medio si encuentra la fórmula para crecer de manera sostenida. Hay también muchos peros. México no crece a la velocidad que podría y debería.
La causa para el Banco Mundial es el bajo crecimiento en productividad. Los niveles de ingreso y la productividad laboral contribuyeron sólo en 22% a disminuir la pobreza, comparado con el 38% regional. El BM propone una agenda de crecimiento basado en productividad, socialmente incluyente, ambientalmente responsable y con un Estado eficiente.
El desafío tal vez más difícil es el crecimiento incluyente. En 2010, según el Coneval, 40.3 millones de mexicanos vivían en pobreza moderada, 11.7, en pobreza extrema, y 57.7, en pobreza de patrimonio (12.2 millones más que en 2006). Los niveles de población vulnerable aumentaron y las desigualdades dentro del país permanecen. Las tasas de incidencia de pobreza moderada van de 21.1% en Nuevo León a 78.4% en Chiapas. México es el paraíso de la desigualdad.
La OCDE enfatizó la necesidad de una reforma integral. Tenemos la recaudación más baja entre sus países miembro (15.3% comparado con 20.2% promedio, en 2010) y estos ingresos son incluso menores que los de otras naciones latinoamericanas. No es sostenible. El potencial declive de los ingresos petroleros y los próximos incrementos a los sistemas de salud y pensiones son ya un llamado a aumentar la recaudación.
La misma organización propone simplificar el sistema tributario, reformar subsidios energéticos y ampliar la base tributaria. Por otra parte, la continuación de los esfuerzos de la Secretaría de Hacienda por adoptar presupuestos orientados a resultados, la armonización contable, la modernización de sistemas de adquisiciones públicas y la mejora regulatoria redundarán en un mejor desempeño del sector. La reforma fiscal no debe limitarse al cobro del IVA sobre alimentos y medicinas, impuesto fácil de recaudar pero injusto, que no se adecua a la capacidad contributiva. Sin reforma fiscal -según José Ángel Gurría, secretario de la OCDE- está en juego la capacidad estatal para mejorar el nivel de vida.
Nada nuevo bajo el sol. Las ideas genéricas, pero necesarias, debemos tropicalizarlas. Como decía Aristóteles, hay que ser lentos en la deliberación pero rápidos en la ejecución. Estas propuestas, en palabras de Gurría, "no son ya una opción, constituyen una absoluta necesidad indispensable, inaplazable, urgente". El que México vuelva a estar en la agenda internacional trae nuevas expectativas, pero para generar crecimiento hacen falta condiciones y prerrequisitos. Parece que los planetas se alinean a nuestro favor, ojalá aprovechemos la oportunidad.
El autor es doctor en Derecho Económico, profesor investigador de la UAEM (Morelos) y responsable del área de competencia y consumidores del despacho Jalife y Caballero.
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