Los millennials sacuden a los programas de MBA mexicanos
La generación millenial no sólo empuja cambios en las empresas y los negocios sino ahora también en los programas de MBA en México, que han comenzado a usar de forma intensiva las tecnologías y la innovación empresarial, cambian su currícula y actualizan sus profesores. Además reciben a estudiantes cada vez más jovenes a quienes también deben preparar en habilidades como liderazgo colaborativo y trabajo en equipo.
“Con ellos hay que renovarse o morir”, dice la directora de Posgrados en Administración de la Universidad de Monterrey (UDEM), Diana Dávila, a Expansión en su edición del 27 de febrero de 2015.
Las universidades ya implementan plataformas interactivas, conferencias y cursos en línea, bibliotecas virtuales, aplicaciones para consultar materiales en dispositivos móviles y grupos de discusión en redes sociales. Todo para atraer a una generación que busca estudiar en línea, horarios flexibles e intercambios con universidades extranjeras.
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“Necesitamos programas retadores que los mantengan activos, porque si son tediosos, los van a botar sin miramientos”, dice Margarita Heredia, directora de Academia, del Instituto de Estudios Superiores en Dirección de Empresas (IESDE).
Pero no sólo se trata de atender las necesidades de los millennials , dice María de Lourdes Dieck, decana de la EGADE Business School, del Tecnológico de Monterrey. “También tenemos la responsabilidad de responder a las necesidades de las empresas y los sectores que los van a emplear”, dice.
¿Quiénes son?
Un estudio del Pew Research Center, publicado en febrero de 2014 advierte que los millennials son la primera generación nativa digital y la que ha tenido más acceso a niveles de educación superior.
Para satisfacer los requerimientos tecnológicos de los millennials, las universidades incorporan progresivamente herramientas más interactivas y digitales, como el blackboard, una plataforma que almacena en línea todo el contenido de los cursos.
También algunas tienen bases de datos, bibliotecas virtuales y aplicaciones para la consulta de materiales en dispositivos móviles. Muchas ofrecen simuladores de negocios, que permiten a los estudiantes analizar y calcular, en tiempo real, el valor real de una compañía.
La tecnología tiene sus paradojas, dice Francisco Vélez, director de Posgrados en Administración del Cetys Universidad en Baja California. Entre más información tienen los estudiantes, dice, más posibilidades hay de que copien modelos, técnicas, e ideas. Para evitar esto es el debate en clase para comprobar que recurren a una fuente seria y con sustento.
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Cada vez más jóvenes
A los 29 años, y luego de estudiar Economía y Ciencia Política, Jorge Andrés Castañeda ya era analista de la consultora McKinsey. Tres años después, la compañía le dio 100,000 dólares para que estudiara un MBA. Se convirtió en el segundo estudiante más joven del programa de la London Business School, en Reino Unido.
Castañeda cree que le hubiera sacado más provecho al MBA si hubiera entrado más tarde. “Creo que hubiera podido entender mejor las soft skills, como la toma de decisiones y estrategias”, dice. Su caso refleja la tendencia de estudiantes cada vez más jóvenes y la preocupación de las escuelas por darles capacidades gerenciales y de liderazgo, pese a su corta edad.
Los estudiantes cada vez más jóvenes representan un problema para las escuelas. “Las acreditadoras internacionales piden alumnos con una experiencia laboral de tres años como mínimo”, dice Sergio Picazo, coordinador del Posgrado de Negocios en la Universidad de las Américas en Puebla (UDLAP). “Muchos de los estudiantes no la tienen porque de inmediato hacen la maestría”.
En la Universidad Anáhuac la edad promedio de los estudiantes de maestría es de 31 años, pero hay alumnos de 25 y otros de 64 años. “Eso significa que en una clase puede haber un baby boomer, una persona de la generación X y un millennial”, dice Calderón. En el IESDE, el promedio de edad es 40 años.
A los millennials no les importa convivir con estudiantes mayores. Lo que les importa es aprender y rápido.
Emprendimiento, la apuesta
Antes de acabar la carrera de Ingeniería Industrial, Juan Pablo Sánchez fundó con algunos de sus compañeros de la universidad una consultoría llamada Bluebox, una incubadora de negocios certificada por el Instituto Nacional de Emprendedores. “Nos iba bastante bien con los trabajos escolares y comenzamos a venderlos afuera”, platica Sánchez.
Los millennials, como él, son más prácticos e intuitivos sobre su futuro, asegura Catarina Carvalho, directora de Life Science y Recursos Humanos en Hays México, una reclutadora de talento para puestos de alta dirección.
“Estos jóvenes tienen el deseo del emprendimiento, y saben de la libertad que les da tener un negocio propio”, dice Enrique Taracena, director del área de Política de Empresa, del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE).
El IPADE ampliará a un año sus talleres de emprendimiento en 2016. Hoy, se imparten en los dos últimos trimestres de la maestría en negocios.
Pero advierte una dificultad: la deuda que adquieren los estudiantes para pagar sus MBA. “Eso limita su capacidad de emprendimiento, porque después de dos años de estudiar tiempo completo quieren recibir ingresos que el emprendimiento no les ofrece, (pero) sí las ofertas laborales que reciben”, dice.
En una ciudad industrial como Monterrey, los estudiantes tienen una ventaja: muchos son emprendedores o vienen de familias empresarias que los alientan a abrir su negocio. En la UDEM, al menos 60% de los estudiantes son de familias empresarias, dice Dávila.
Para fomentar el perfil emprendedor de sus estudiantes, la UDEM abrió un área de competitividad empresarial en alianza con la universidad en Boston. “Enviamos una semana a los estudiantes para hacer un modelo de negocio”, explica Dávila.
Dieck, decana de la EGADE, considera que el emprendimiento es el nuevo liderazgo.
Competencia online
Gustavo Peláez eligió estudiar su MBA en la Universidad de Liverpool, en Reino Unido, porque el programa le ofrecía la posibilidad de estudiar en línea. “No quería dejar de trabajar (en un banco) porque en mi área es muy fácil rezagarse si estás fuera un año”, explica.
La UDLAP es una de las universidades que se animó a ampliar su oferta de MBA a distancia. “Estamos tratando de satisfacer la demanda de flexibilidad y movilidad de los millennials”, dice Picazo. Pero no todas las universidades en México están totalmente convencidas de los programas en línea.
“Las nuevas tecnologías facilitan la toma de decisiones, pero no sustituyen la sensibilidad y el criterio en las estrategias”, dice Humberto Palos, coordinador de la maestría en Administración de Negocios en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), de la Universidad de Guadalajara.
Dávila, de la UDEM, considera que los programas en línea adolecen de uno de los valores más importantes que deben tener los estudiantes que hacen un MBA: el networking.
“Es algo que los cursos virtuales no pueden ofrecer”, dice. “En cambio, en los modelos presenciales, tú sabes si estás trabajando en equipo con alguien que en el futuro vas a jalar o te va a jalar profesionalmente”.
Escenario del futuro
Los programas de MBA enfrentarán en los próximos cinco años tres tendencias tecnológicas y de generación, asegura Hugo Werner, director de Citrix, empresa especializada en desarrollar tecnologías de acceso remoto y aplicaciones para transmitir información.
La primera es un cambio en el concepto ‘lugar de trabajo’. Ya no será tan importante el sitio donde vas a trabajar o a estudiar, sino las herramientas que tengas para hacerlo. La segunda es la ventaja digital personal, es decir, los jóvenes mejor conectados serán más eficientes y productivos.
Y la tercera es la revolución creativa, dice Werner. En la medida en que los jóvenes estén mejor conectados, podrán colaborar con un proyecto sin importar dónde estén. Ésta es la cultura de los millennials.
El problema, asegura, es que en México aún hay organizaciones atrasadas en políticas de movilidad.
Las maestrías no se transforman a la velocidad de las nuevas tecnologías y las tendencias, dice Carlos Ross, líder del Center for Global Innovation and Entrepreneurship, institución sin fines de lucro que fundó la Universidad de Texas en Monterrey y que promueve la innovación tecnológica.
Este centro ofrece una maestría en Comercialización de la Ciencia y la Tecnología.
Factor humano
Calderón, de la Anáhuac, sabe que la tecnología avanza más rápido que la dinámica de los negocios y de los planes de estudio, pero no cree que las universidades deban ponerla encima del valor humano.
Liderazgo colaborativo, visión global, trabajo en equipo, comunicación, persuasión, análisis crítico y emprendimiento innovador, son las capacidades de los egresados de MBA que destaca Dieck, decana de la EGADE Business School.
Dávila, de la UDEM, coincide. Una vez escuchó a head hunters comentar que les interesaban personas que supieran usar las nuevas tecnologías y también las soft skills que aprenden en un MBA.
“Decían: ‘¿De qué me sirve que sea muy ducho en tecnología si en una posición de dirección no va a saber lidiar con la gente ni tratarla?’”, dice Dávila.
Los millennials representarán la mitad de la fuerza laboral del mundo en 2020, según un estudio de la empresa global de contabilidad PwC.
Por eso, reclutadores como Hays México recomiendan a las compañías acercarse a los estudiantes en sus últimos semestres de carrera o posgrado. “Para que entiendan qué tipo de colaboradores pueden contratar o tener hoy en sus empresas, y que vean que no es la misma que la de años atrás”, dice Carvalho, de Hays.