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La era del jefe humilde

Las autocracias dan menos resultados que aquellas empresas que forman equipos.
vie 14 septiembre 2007 09:58 AM

Ernesto Bolio es conocido como el psiquiatra del IPADE. Oficialmente, es el director de las áreas de Factor Humano y Empresas Familiares en esa escuela de negocios. Su experiencia con alumnos que aspiran a ser líderes y sus estudios de caso de cómo se da el liderazgo, lo han llevado a concluir que, por fin, en México están desapareciendo los autócratas, para dar paso a jefes que motivan el trabajo en equipo.

En el país hay varias historias de líderes autócratas, que dieron origen a muchas de las empresas del siglo XX.

No es que el liderazgo autocrático fuera privativo de México, “era el clima mundial”, aclara. “Curiosamente, la autocracia daba resultados”. Pero ya no, porque las empresas no tratan con masas, sino con individuos: ahora hay que motivar el trabajo en equipo, agrega.

La primera impresión que causa Bolio es de serenidad. Un hombre con barba y la corbata de pajarita típicas de los sicoanalistas de principios del siglo pasado. Su pensamiento ya tiene más que ver con las corrientes de finales de la anterior centuria y principios del siglo XXI, con más ingredientes humanísticos, como él define.

Él explica por qué el líder mexicano tiene retos diferentes a los de otros países, señala cuáles son sus responsabilidades específicas y las cualidades que debe desarrollar.

¿Hay una esencia del mexicano?
El primero que trató de dar una explicación de la forma de ser del mexicano fue Samuel Ramos. Él pretendía dar una visión positiva, pero el público la entendió en forma negativa. Hablaba del complejo de inferioridad y tenía como base la sicología de Alfred Alder, no es que fuera su intención hacer énfasis en el complejo de inferioridad del mexicano. Después de él ha habido otras interpretaciones. En los últimos años hubo otro filósofo, Agustín Basave, que en su libro Vocación y estilo de México: fundamentos de la mexicanidad, da una visión más amplia y no sólo se reducía a lo observable (como el positivista Ramos), también incluía un aspecto teórico de lo que es el mexicano, con un análisis exhaustivo de los dichos populares. Es un autor más moderno, tiene una visión más amplia y profunda, por su formación tomista (basada en los postulados de Santo Tomás).

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El mexicano tiene muchas posibilidades de riqueza afectiva, y dadas sus dotes creativas posee una gran flexibilidad e ingenio. El mexicano entra en el tipo conocido como ‘hombre mediterráneo’, que se caracteriza más por el pensar y el sentir, a diferencia del ‘hombre nórdico’, que está más caracterizado por el obedecer y el hacer. Muchos mexicanos somos más teóricos y estéticos que prácticos y éticos, algo que sí son los anglosajones. Ese aspecto teórico y estético nos lleva a plantearnos teorías de muchas cosas. Eso explica que en México se dé la artesanía y el arte.

El mexicano tiene que desarrollar más lo práctico. No es que no lo tenga. Aquí somos más barrocos, más complicados.

¿Cómo puede enfrentar el líder esa complicación del mexicano?
Tiene que conocer esa manera de ser y ayudarle a desarrollarse, facilitarle las cosas para que entre en los sistemas productivos. Es deseable que más personas que ejerzan el liderazgo sean prácticas. Tenemos a (Carlos) Slim, más práctico que él no podemos decir que haya. Ha habido muchos líderes muy buenos, necesitaríamos más.

¿Cómo es el líder mexicano?
Sobresale en lo afectivo. En México, las cosas funcionan más por la afectividad. Se hacen las cosas más porque somos amigos o compadres. Queremos hacer cosas con quien nos sentimos bien, porque así se ha dado hasta ahora.

El liderazgo puede ser afectivo o efectivo. Podemos querer hacer una fiesta con alguien, porque es un líder afectivo, pero tal vez no queramos trabajar en equipo con él, porque no consideramos que será efectivo en alcanzar las metas. El líder más completo es el que reúne ambas características.

A un líder se le sigue por los bienes que se consiguen o por la verdad que presenta. El líder mexicano tiene como sobresaliente la afectividad, y eso le permite tener empatía.

¿Cuáles son las partes más tóxicas del comportamiento del líder mexicano? ¿Y cuáles ventajas tiene?
Las tóxicas van más en contra de la justicia, porque no se reconoce el esfuerzo de los integrantes de un equipo. La característica positiva es la capacidad de compasión, de ayuda al prójimo. Para hacer las cosas hay tres tipos de motivaciones: extrínseca –las hago por la recompensa o para evitar el castigo–, intrínseca –por la satisfacción de lograr un objetivo– y trascendente, que es la de los líderes, de actuar por la utilidad que tienen las acciones para otras personas.

¿Cómo ha cambiado, digamos en los últimos 30 años, la forma del liderazgo del mexicano?
Ha habido un cambio social, los líderes son menos autócratas. Cada vez es más complejo serlo, cuando el líder es autócrata hace gente chiquita. Se ha pasado de ser muy autocrático a más participativo. Cuando empecé en esto hace 30 años, cuando a los empresarios les hablabas de participación no les gustaba. “No me suena mucho que vaya a funcionar”, decían. Estamos entrando a una etapa en la que las personas le dan más importancia al trabajo en equipo. Es una cuestión moral, de justicia, porque se le da reconocimiento al que se lo merece. El líder se ha vuelto más participativo, piensa más en las personas que en las cosas, se ha preocupado por desarrollar sus habilidades de liderazgo.

¿Qué pasa si la gente no quiere colaborar?
La gente no quiere colaborar porque está acostumbrada a que si colabora pierde. Si le metemos en la cabeza al líder eso de que es injusto no reconocer una aportación de alguien, se avanzará. Hay subordinados que no quieren aportar, prefieren no aportar a que a otro se le adjudique el mérito.

¿Tiene ejemplos de buenos líderes mexicanos?
Lorenzo Servitje, de los fundadores de Bimbo, y Eugenio Garza Herrera, de Xignux, una empresa que fabrica arneses para autos (de Monterrey). Servitje ha tenido una congruencia de vida que ha llevado a Bimbo a ser un excelente lugar para trabajar, ha predicado con el ejemplo.

¿Cómo puede un líder manejar a sus superiores?
Si arrastra a los que están abajo (en el organigrama) también convence a los de arriba.

¿Y qué pasa en una empresa familiar cuando no convence a los dueños?
Si los líderes de una empresa familiar no son reconocidos, si ven que la familia no sigue los objetivos que plantean, se van de la empresa.

¿Cómo enfrenta un líder la soledad?
Cuando se tiene un ideal no hay soledad. Cuando se trata de hacer empresas, de mejorarlas, no se está solo. Cuando se tiene un objetivo se cumple y ya y puedes sentirte solo porque no te llena tanto. El ideal siempre te mantiene con trabajo. Por ejemplo, si se plantea el ideal de salud, todo mundo lo entiende y quiere seguirlo. El objetivo de pesar 70 kilos se logra y ahí se terminó, el ideal es una guía, una luz, algo inalcanzable que implica muchas cosas.

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