Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

Señor Q

-
sáb 04 enero 1000 11:23 PM

Estimado Señor Q:
Soy analista financiero en una empresa de salud. Hace un año, debí someterme a un largo tratamiento médico, durante el cual pacté con la empresa trabajar desde mi casa. Al principio funcionó bien. El problema, ahora que ya no necesito tratamiento y espero no necesitarlo nunca más, es que mi familia e infinidad de pequeñas tareas domésticas interrumpen constantemente mi jornada. Soy menos eficiente y he cometido errores. Aunque voy a algunas reuniones a la empresa, me pierdo otras. He pedido regresar a las oficinas, pero dicen que mi caso es un éxito de teletrabajo y que mi cubículo ha sido ocupado por otro empleado. Estoy desesperado, no quiero estar más tiempo en mi casa. ¿Es normal lo que me pasa? ¿Qué puedo hacer?
Inquieto y en pijama, Monterrey

QUERIDO INQUIETO:
Millones de esclavos alienados deseando trabajar en sus casas y tú clamando por salir: el Señor Q te acusaría de desagradecido si no fuera porque sabe que parte de la naturaleza humana es querer lo que uno no tiene. Luis Arciniega, profesor e investigador del ITAM, es mucho más comprensivo: “Cuando el empleado siente que al desempeñar su puesto en teletrabajo pierde el control del mismo, a mayor número de horas trabajadas y mayor número de interrupciones, mayores serán también la ansiedad, los conflictos con la familia e incluso es probable que sufra depresión”. El panorama suena sombrío, pero Arciniega también tiene consejos: “Intente poner un límite para desarrollar su trabajo, como una habitación y un horario en los que por ‘ley’ no lo puedan interrumpir. Si no resulta, el teletrabajo no es para usted. Por otro lado, si usted es una persona extrovertida, que necesita tener el control de lo que hace, entonces el teletrabajo definitivamente no es para usted”. Pocas opciones entonces: controla a tu familia y a ti mismo o sigue rogando para que te dejen volver a sufrir el tráfico y tu añorado cubículo.
Perezosamente, Q

Estimado Señor Q:
Trabajo en el sector de programación de una consultora de tecnología donde el código de vestimenta es bastante más informal de lo que a mí me gusta. Como mi intención es pasarme al área de gestión de proyectos, me dijo un amigo que debo vestirme como ellos, de traje, y eso es lo que hago. El problema es que esto genera bromas entre mis compañeros desarrapados. ¿Tiene esto alguna importancia o es irrelevante?
Desperdicio de elegancia, DF

QUERIDO DESPERDICIO:
Tu amigo te ha aconsejado bien. Los gringos, que son muy buenos para la autoayuda, tienen una frase muy apropiada para ti: “Vístete para el empleo que quieres, no para el empleo que tienes”. Eso no sólo enviará un mensaje a tu alrededor sobre cuáles son tus intenciones, sino que te mantendrá enfocado en tu objetivo. Además, los gerentes, según decenas de investigaciones, tienden a contratar a las personas que se parecen a ellos. En algún momento, alguno de los jefes del área de proyectos se fijará en ti. A partir de allí, la elegancia te servirá de mucho menos: quedarás a solas con tu cerebro y los resultados de tu trabajo.
Q
(en bermudas)

Estimado Señor Q:
Sé que esto es una tontería, pero me desespera. Los correos electrónicos que me envía mi jefe están escritos todos en mayúscula y con un desprecio olímpico por los signos de puntuación. ¿Debo pensar que me está gritando, que sólo entenderé sus órdenes si están escritas en tamaño gigante?
Aturdido por el emilio, DF

QUERIDO ATURDIDO:
El Señor Q lleva una década detestando a quienes escriben los emails en mayúsculas, que afortunadamente son cada vez menos. Lo primero que debes averiguar es si tu jefe también envía los correos en mayúsculas a los demás miembros del equipo. Si esto es así (creo que lo es), despreocúpate: no creo que tu jefe lo haga por maldad o mal carácter, sino una doble incomodidad: con el lenguaje escrito y, posiblemente, con la tecnología. Si es sólo a ti a quien le grita por correo, entonces tus problemas tienen poco que ver con la tecla Shift.
Minúsculo, Q

Publicidad

EL SEÑOR Q encuentra solución a los problemas que rodean la vida profesional. Si él no tiene la respuesta seguramente nadie la tendrá. ¿Alguna pregunta?
Escribe a: senorq@expansion.com.mx .

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad