En Japón crean un club exclusivo para caballeros que aman sus zapatos

Muchas personas exitosas aseguran que su ascenso se forjó "desde las calles", y Yuya Hasegawa es uno de ellas. "Solía lustrar zapatos frente a la estación de Shinagawa por cuatro años, pidiendo 500 yenes (casi 70 pesos mexicanos) por cada uno. Los zapatos estaban muy sucios, y eso me ayudó a mejorar mis habilidades".
Desde entonces, Hasegawa ha pulido y dado brillo a su camino hasta convertirlo en algo resplandeciente como la casa de la limpieza del zapato Brift H (la ‘H’ se pronuncia ‘ashe’) en la moderna Koto-doori en Aoyama, Japón.
Sus clientes más leales viajan hasta esta sucursal para llevar los zapatos de cuero, mientras esperan sentados y observan a Hasegawa y su equipo dar un tratamiento laborioso y detallado a estas prendas de los pies.
"Cuando lustras los zapatos en la calle", dice Hasegawa, "la posición frente al cliente es baja. Así que replantee la posición del limpiabotas poniéndolo de pie mientras el cliente espera sentado".
El resultado es el primer 'salón de los zapatos' en Japón, si no del mundo entero.
Rescatistas de suelas
Brift H ofrece tres servicios principales de pulido.
El proceso de plata consiste en recuperar el brillo base, que implica la limpieza, un tratamiento para las suelas (con vinagre y aceites de naranja), una aplicación de tinte en la montura, un pulido completo y un brillo intenso. Esto cuesta 1,575 yenes (casi 215 pesos mexicanos) y tarda 20 minutos (o tres días si se deja en la tienda).
El proceso de oro tarda dos horas, tiene un costo de 3,675 yenes (500 pesos mexicanos) y además del tratamiento anterior, se añade una limpieza del forro interno y mayores "cuidados".
Por último, el de platino lleva al menos dos días, cuesta 6,300 yenes (un poco más de 858 pesos mexicanos) y, además de los aceites, la tintura y la extrema limpieza, el calzado es tratado con cremas y con suavizantes.
Brift H también lleva a cabo la reparación de desperfectos, tales como arreglar los arañazos y las grietas en la piel por unos miles de yenes más.
"En el extranjero, el lustrado del calzado es algo cotidiano. Pero en Japón, es más como un pasatiempo para calzado-obsesivos. Queremos crear una cultura que valore tener los zapatos más limpios cuando camines por las calles japonesas", explica Hasegawa, mientras saca brillo a un par.
No se trata sólo de una tienda de reparación de calzado funcional, sino de toda una experiencia de estética total.
Brift H da la apariencia de una mercería británica del siglo XIX y un bar clandestino. Los limpiabotas están impecablemente vestidos, el mostrador es de cuero, los muebles de madera y todo parece antiguo.
El dueño de los zapatos puede sentarse en el bar y charlar con los limpiabotas, beber una copa con champán o con jugo de manzana o con té verde.
La siguiente media hora (o más si hay fila esperando turno) es un tranquilo oasis que sirve como escape de la vida laboral y tan agitada de Tokio, un lugar donde los hombres pueden ser verdaderos señores -las mujeres, según las cifras de Brift H, representan 10% de la base de clientes-.
El brillo y el vino
El producto final es increíble. Por ejemplo, un par de zapatos Oxford, muy bien cuidados de cuero negro, Hasegawa los convierte en un calzado mucho más brillante que parece de charol.
Además de ser un salón de limpiabotas, Brift H se convierte en un bar de 20 a 23 horas una vez al mes, generalmente el tercer o cuarto jueves.