Dos adultos y tres niños difunden por todo el mundo un mensaje ecológico
Viajar alrededor del mundo con los niños es bastante difícil, pero intentarlo sin utilizar el transporte motorizado es aún más desafiante.
Pero Dario Schwörer, un climatólogo y guía montañista de 42 años, y su esposa Sabine Schwörer Ammaun, de 33 años, están en una misión para hacer justamente eso.
La pareja suiza quiere viajar por los mares del mundo y subir a la montaña más alta de cada continente para promover las buenas formas de convivir con la Tierra.
"Estamos recogiendo buenos ejemplos de cómo enfrentar el cambio climático y de cómo vivir en armonía con la naturaleza, además de difundir esas ideas", dijo Schwörer a CNN. "Queremos ayudar a las personas (que son) afectadas por el calentamiento global e inspirar a los niños sobre el futuro".
Recientemente en Katmandú, después de haber pasado tres meses enseñando a los niños en la región del Everest (Schwörer también escaló el Everest, aunque no llegó a la cumbre), la intrépida pareja dijo a CNN que quieren mostrar que es posible viajar a través de todos los climas del mundo, utilizando sólo la energía humana y las fuerzas de la naturaleza.
"Los grandes logros se pueden hacer en armonía con la naturaleza", dijo Schwörer. "Pero tenemos que respetar la naturaleza".
En los 47 países que han visitado hasta el momento, han recogido 22 toneladas de basura; en Ecuador le enseñaron a la gente a cómo usar los rayos del sol para purificar el agua y en Chile inspiraron a una persona para construir una casa sobre el agua con botellas de plástico recicladas como base (algo que aprendieron mientras estaban en el Caribe). También han recogido la basura en las montañas de Nepal con escolares.
Hasta ahora han interactuado con 45,000 niños de Sudamérica, Australia y Asia, dando charlas sobre la importancia de reciclar y de utilizar las energías alternativas como la solar y la eólica.
"Tenemos que motivar a los niños", dijo Schwörer Ammaun.
"La navegación de vela, el ciclismo y el montañismo son deportes y los deportes pueden comunicarse muy bien a los niños ", agregó Schwörer.
Cuando iniciaron su misión en 2003 no tenían hijos propios. Pero desde entonces se han convertido en cinco: la mayor Sabine ahora de cinco años; el niño de tres y medio años, Andri que nació en la Patagonia en Chile y el más pequeño, Noe de nueve meses, que nació en Darwin, Australia.
La pareja comenzó su viaje en Europa antes de zarpar hacia el Caribe, luego a las Islas Galápagos y después a Chile para escalar el Aconcagua, la montaña más alta de Sudamérica. Después de navegar a través del Pacífico, continuaron su recorrido en bicicleta hacia Australia donde escalaron el pico más alto, el Monte Koscuiszko.
Y durante la aventura ha habido algunos baches en el camino.
El bote en el que navegaban, el Panchamama (que significa "Madre Tierra" en quechua) fue golpeado por un barco de contenedores en su camino a Chile y tomó más de un año repararlo; tampoco pudieron desembarcar en la Antártida para escalar el Monte Vinson, debido a la gruesa capa del hielo marino.
La familia ha regresado a su casa en Suiza un par de veces desde que comenzaron su aventura "para mostrar a los niños a la familia" además de internar de emergencia a Noe en dos ocasiones por una dolencia renal.
"Los niños han estado bien", dijo Schwörer Ammaun.
"Ellos reciben educación en casa y siempre que estamos en un lugar por bastante tiempo, van a la escuela”.
"(Pero) Encontrar niños que jueguen con ellos ha sido lo más desafiante".
Después de salir de Katmandú, pasarán a Shanghai, a través de Lhasa y el altiplano tibetano, donde la altitud media es de 4,000 metros. Cuando lleguen a la gran metrópoli china, la pareja hará una presentación en la Expo Mundial .
Después de China, el plan de la pareja es abordar su barco en Tailandia y navegar hacia para enfrentarse al Monte Kilimanjaro, antes de hacer otro intento en la Antártida y luego cruzar hacia Norteamérica a través del Paso del Noroeste.
Al principio de esta aventura, la pareja pensó que terminaría sus viajes en cuatro años, pero ahora, siete años más tarde, creen que podría tomarse otros siete más.
"Creemos en la necesidad de respetar la naturaleza, sólo viajamos cuando las condiciones son buenas", dijo Schwörer.