Al menos 1 de cada 10 personas orinan dentro de una piscina

Nadar puede ser una actividad muy divertida y refrescante, siempre y cuando los compañeros de brazada cumplan las normas de higiene en el agua
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Cuando se trata de seguridad en la alberca, la mayoría de los nadadores busca que haya un salvavidas cerca y que pueda zambullirse con libertad.

Pero, ¿alguna vez te preguntaste qué hay en el agua? O más concretamente, ¿estás seguro de que nadie orinó dentro del lugar donde quieres hacer  bucitos?

Según un estudio reciente publicado por el Consejo por la Calidad y la Sanidad del Agua de Estados Unidos, que entrevistó a 1,000 personas, 8 de cada 10 creen que sus amigos de nado tienen o han realizado un acto antihigiénico dentro de una piscina.

Peor aún: 4 de cada 10 admitieron que al menos una vez contribuyeron a ensuciar el agua donde nadaban.

1 de cada 5 admitió que “ha hecho pipí” dentro de la alberca, y 8 de cada 10 están seguros de que sus compañeros son culpables.

En cuanto a ducharse antes o después de nadar, ni pensarlo.

Los resultados de la encuesta revelaron que aproximadamente un tercio no se para en las regaderas y que a pesar de las serias dudas sobre los hábitos higiénicos de sus compañeros de brazada, ese mismo tercio no se preocupa por la limpieza del agua.

Apenas 1 de cada 10 piensa en el proceso de cloración para mantener limpias las piscinas y su contenido.

"La natación es una actividad divertida y saludable para los jóvenes y los adultos por igual. Una cloración adecuada del agua ayuda a los nadadores a protegerse de los gérmenes que puede evitar que los nadadores se enfermen", dijo Michele Hlavsa, epidemióloga de la División de Enfermedades Parasitarias del Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), en un comunicado.

"Sin embargo, los nadadores también tienen un papel importante en el mantenimiento de una piscina limpia y saludable. Un comportamiento antihigiénico trae gérmenes a la piscina y hace más difícil la efectividad del cloro", agregó Hlavsa.

En lo que va de este año, el CDC ha encontrado que casi 1 de cada 8 piscinas fueron cerradas inmediatamente después de una inspección rutinaria, debido a graves violaciones a la salud y la seguridad pública, como, por ejemplo, no tener cloro en el agua.

Esto podría dejar sin protección a los usuarios de bacterias como el e-coli, que causa graves problemas estomacales.

Entre 2005 y 2006, 78 brotes de enfermedades relacionadas con el agua (diarreas, respiratorias, auditivas y de la piel) fueron registradas en 31 estados.  Alrededor de 4,500 personas resultaron infectadas.

Aunque el CDC está trabajando en una guía para detectar una piscina segura, aún no existe un prototipo, lo recomendable es viajar con unas tiras de prueba de pH, para conocer si, por lo menos, los niveles de cloro son seguros.