Una joya inmobiliaria neoyorquina hecha por Soren Rose

El diseñador industrial y de interiores Soren Rose, ha sabido imponer su estilo, convirtiéndose en uno de los más importantes referentes del diseño de Dinamarca.

Recientemente también se ha puesto en la mira con su proyecto Kein, que arrancó en 2017 con la búsqueda de renombrados arquitectos interesados en diseñar casas miniatura prefabricadas, siguiendo la tendencia de los residentes estadounidenses quienes de acuerdo con una encuesta de la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas de Estados Unidos, consideraría vivir en una casa con menos de 55 metros cuadrados.

El talento de Soren lo mismo puede materializarse en estas pequeñas casas, que en residencias de gran lujo, como el penthouse de 520 m2 en Nueva York , que se ha definido como la obra maestra del artista.

Soren Rose, junto con su equipo de artesanos, pasó los últimos seis años diseñando cada espacio con gran detalle. La calidad de los materiales, cuidadosamente seleccionados, las vistas y la ubicación son inigualables.

Desde la puerta de entrada, el lujo y la creatividad son la constante. En su exterior luce un acabado de latón ennegrecido, al interior, la puerta está forrada con paneles táctiles de cuero Cognac. Además, solo puede abrirse con llaves personalizadas, que fueron diseñadas para usarse como joyas.

Inmediatamente al cruzar la puerta, el pasillo está enmarcado por la pieza más sobresaliente de la casa, como si el resto no lo fuera. Se trata de una pared de 7 metros de alto hecha de mármol Verdi Alpi, tomada de la misma cantera en los Alpes suizos que el arquitecto Mies van der Rohe adquirió en la década de 1920 para el Pabellón de Barcelona en España.

Todo el departamento está inundado de luz natural, gracias a los numerosos ventanales, y la paleta de colores pálidos que le da una sensación escandinava genial.

La carpintería fue hecha a mano en Copenhague (carpintería de Københavns Møbelsnedkeri), donde el estudio de Soren Rose tiene su segunda oficina.

Un toque curioso y divertido es la pequeña escultura de una planta, hecha por el escultor Tony Matelli, que crece desde la pared debajo de las escaleras. Se trata de una broma visual entre el Soren y los entonces propietarios del inmueble sobre los años que se llevó el diseñador en completar el proyecto.

Su piscina, de casi 10 metros de largo, está construida con mosaico de Bisazza y está flanqueada por una terraza de travertino romano, una chimenea de gas y una cocina interior con puertas corredizas que conecta con la barra del bar exterior.

Esta joya inmobiliaria cumple con todos los parámetros de lujo, exclusividad y confort, piezas clave para mantener el valor de la propiedad en el tiempo.