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Cómo hacer una serie de Netflix a la mexicana

Gary Alazraki relata cómo logró crear la primera producción mexicana en el servicio de streaming; ‘Club de Cuervos’ será estrenada el próximo 7 de agosto en la plataforma.
mar 04 agosto 2015 06:03 AM
Club de Cuervos es una de las apuestas de Netflix para el mercado latino. (Foto: Netflix)
Club de Cuervos (Foto: Netflix)

Tras el éxito global de shows como House of cards y Orange is the new black, crear, dirigir y producir una serie original de Netflix es el sueño de cualquiera que se dedique al negocio de la TV. Gary Alazraki es el único mexicano que puede presumir haberlo hecho realidad.

El cineasta de 37 años, que en 2013 rompió récords de taquilla en México con su película Nosotros los Nobles, es el cerebro de Club de Cuervos, la primera serie en español original de la compañía estadounidense de streaming, filmada en México, y está entrando con esto al olimpo de los rockstars que están revolucionando el consumo de TV global, como Beau Willimon y David Fincher (House of cards), Jenji Kohan (Orange is the new black), los hermanos Wachowski (Sense8), Tina Fey (Unbreakable Kimmy Schmidt) y John Fusco (Marco Polo).

La primera temporada de esta serie, mezcla de comedia y drama basada en la disputa de unos hermanos por la dirección del equipo de futbol los “Cuervos de Nuevo Toledo”, protagonizada por Luis Gerardo Méndez y Mariana Treviño, tiene 13 episodios que se estrenan de golpe este viernes 7 de agosto y es la primera gran apuesta de Netflix dirigida al mercado latinoamericano que habla español.

Lee: 'Club de Cuervos' y otros estrenos de Netflix en agosto  

La empresa dirigida por Reed Hastings tiene unos 2.5 millones de clientes en esta región –más de la mitad mexicanos–, de los 65 millones que suma a nivel global, en un mercado que podría aumentar cinco veces hacia 2020, según la consultora The Competitive Intelligence Unit.

El fichaje de Alazraki es la punta de lanza en la búsqueda de Netflix de quedarse con la mayor rebanada del pastel de los consumidores y conquistar a los millennials, sobre todo los universitarios y los matrimonios jóvenes, a quienes no les ha dado mucho en materia de producciones originales.

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“No veo a muchos niños de prepa diciendo ‘Frank Underwood es el presidente más despiadado que hemos visto desde West Wing’”, dice Alazraki, “están emocionados porque esta serie puede ser un contenido que les guste a los chavos que están apenas entrando a la universidad, y cuyo gran sueño es poder tomar las decisiones de las empresas en las que están entrando”.

¿Cómo logró el hijo del publicista Carlos Alazraki estar a la altura de esta expectativa? Confiando en su talento y su experiencia, claro (estudió Cine y Televisión en la Universidad de California del Sur, y antes de los Nobles había hecho una película con Michel Franco, dos cortos y varias decenas de comerciales, terreno al que lo introdujo su papá), pero también aprendiendo sobre la marcha. A la mexicana, pues. “Netflix sabe hacer series, México lleva un rato haciendo series, para Canal 11, para Canal 5, para HBO... ¡el que no sabía hacer series era yo!”, reconoce. Veamos cómo lo logró.

1. El acercamiento con Netflix

El fenómeno de los Nosotros los Nobles fue el imán que atrajo a Netflix. Esta película rompió en 2013 el techo de 160 millones de pesos recaudados en taquilla que el cine mexicano había establecido 11 años atrás con El crimen del padre Amaro, al ingresar 340 millones de marzo a agosto, un gran negocio considerando que la inversión para hacerla fue de 20 millones, la mayoría obtenidos vía particulares gracias al estímulo fiscal que promueve la producción de cine, basado en el artículo 226, ahora 189, de la Ley del ISR.

Este caso de éxito llamó la atención de los directivos del servicio de streaming, que querían un spin off de la historia. Alazraki les hizo una contrapropuesta, que si bien continuaba la conversación sobre la calidad de la oligarquía en México y podía llevar como estelar a Luis Gerardo Méndez, era diferente a la historia de los niños ricos que aprenden una lección.

“Cuando me fui a Los Ángeles a tener a mi hija (2013) veníamos frescos del éxito de los Nobles y yo estaba tratando de vender todas mis últimas ideas de los últimos cinco años a quien me pusieran enfrente, mis managers me mandaban a juntas y creo que disparé 60 cañas a ver qué pescado mordía. Netflix mordió esta”, dice orgulloso.

2. El sistema de financiamiento

El modelo de Netflix consiste en pagar los costos de la producción permitiendo libertad creativa al autor, a cambio de una licencia de exclusividad sobre los contenidos de la serie.

“Ellos se tratan de quedar con ciertas ventanas por equis tiempo determinado y, frente al contrato de que ellos me prometen comprar esas ventanas, yo puedo ir a pedir un préstamo”, cuenta Alazraki.

“Con ese préstamo -en un banco gringo porque el contrato se celebra en EU- yo produzco, y frente la entrega Netflix me paga la licencia”.

Aunque el contrato de exclusividad le impide revelar cuánto costó producir el show, dice que es bueno: “El presupuesto raya en el lado más generoso de los presupuestos que típicamente ves para las series en México, lo cual nos permitió hacer una serie más grande que lo que tradicionalmente se hace en México”.

3. El reclutamiento del equipo

La serie fue creada, producida y dirigida por Gary, pero se rodeó de un equipo que muchas veces tenía más experiencia que él en ciertos aspectos para, dice, asumirse como “el tonto del cuarto” y crear un mejor producto.

Escribió la historia haciendo equipo con Mike Lam y un equipo de guionistas que conocían bien la narrativa estadounidense, y nombró como productor asociado a Luis Gerardo Méndez, quien se encargó de seleccionar a buena parte del elenco, que incluye en los papeles principales a Daniel Giménez Cacho, Mariana Treviño y Stephanie Cayo.

El grupo de productores incluyó también a Leonardo Zimbrón, Moisés Chiver, Mark Alazraki, Carlos Alazraki, Jay Dyer, Alan Dayan y Mónica Vargas, con muchos de los cuales había trabajado antes y que probablemente sintieron la evolución en el estilo de dirigir de Gary entre Nobles y Cuervos.

“Al principio titubeaba más y ahora titubeo menos. Me tratan como alguien a quien hay que obedecer y eso no es algo que pasaba antes”, dice.

4. Las alianzas con marcas

Netflix no permite que haya marcas patrocinando sus series para no perder control creativo ni tener que relacionarse comercialmente con ellas.

“No quieren que de repente entre una compañía a decir ‘está bien, yo te doy mucho dinero, pongo mi marca, pero no pueden existir escenas de sexo, o no pueden existir ataques a la religión, o el personaje homosexual me lo tienes que cambiar”, explica Alazraki.

Lo que sí hicieron fue aliarse con algunas empresas para que hicieran product placement dentro del show para darle realismo.

“Mientras más marcas reales apoyen la existencia de los Cuervos de Nuevo Toledo, más fácil es lograr la ilusión de que este equipo existe: conseguir una marca como Corona como patrocinador fortalecía ese cuento, que los Cuervos jueguen contra el León, contra el Cruz Azul y contra el Pachuca también, que Chava Iglesias (el personaje principal) quiera salir en la portada de la revista Expansión, y que Mari Luz quiera salir en la Quién, enmarca todo esto como que de verdad está pasando. Under Armour, por ejemplo, es un patrocinador de uniformes reales, que nos puede hacer uniformes más padres, nos baja los costos de producción y encima de todo nos vuelve a dar el sentir de que este equipo de verdad sí existe. En otros casos no aparece la marca dentro del show, Cinépolis por ejemplo nos dio una ayuda muy valiosa prestándonos sus oficinas, pero para que fueran otras oficinas, no aparece la marca de Cinépolis dentro del show, sólo me echaron la mano como locación, a Alejandro Ramírez (su CEO) le entusiasmaba la posibilidad de que iba a salir un show de México que no iba a ser de narcos”, cuenta Alazraki.

5. Los tropezones en la filmación

Una de las cosas que más desgastaron a la producción fue no medir a tiempo el impacto, tanto en el presupuesto como en la logística, de no limitar sus locaciones, que se hicieron en varios puntos de varias ciudades del país.

“Al no saber producir series, rompimos varias reglas que se hacen en series de TV como limitarte a cierto número de personajes y locaciones para que no te quiebre el presupuesto. Escribimos 90 personajes, las locaciones que escribimos eran demasiadas, entonces teníamos a todo el crew volando de un lado al otro, recreábamos Nuevo Toledo en la zona de Michoacán pero chupándole zonitas al DF, a San Ángel, a Xochimilco, a Lago de Guadalupe, a Pachuca, e íbamos poco a poco prensando esta ciudad ficticia. Yo siendo completamente primerizo mi única comparación era Nosotros los Nobles, yo nada más estaba pensando en que mis escenas se vean cinemáticas y que funcionen una tras otra y ya, pero el equipo enfrentó cosas que no habíamos previsto”, dice Alazraki.

Luis Gerardo lo resume así: “yo vi durante el rodaje como todos caían como moscas, productores, directores, actores, técnicos, se enfermaron una dos o tres veces en el proyecto, yo fui el único que no me enfermé ni una vez”.

6. La vara alta de la postproducción

Una vez que Gary explicó a Netflix que su intención era filmar una serie visualmente muy cinemática y con una narrativa gringa, le dieron total libertad creativa, pero también hubo mucha retroalimentación en el camino.

“Teníamos un sistema: lo que íbamos filmando diario se ensamblaba y se subía a un servidor propio, que todos en Netflix podían ver, podían irse dando una idea del tono actoral, cómo se veían las locaciones y la foto, los personajes, cómo estaban interactuando en las escenas, y empezaban entonces a decir cosas como ‘oye, creemos que este personaje está cayendo un poco gordo porque su tono es constantemente quejumbroso’, o ‘nos encantó esta escena que estuvo padrísima, busquen más cosas así’, igual durante la edición, hasta que te dicen cuando de su lado ya está listo cada capítulo”.

La filmación duró 13 semanas y la postproducción otras 13.

7. El lanzamiento... y la expectativa

La impresión que Alazraki tiene es que Netflix está contenta con el producto que les entregó y, aunque la compañía no revela públicamente datos de los ratings de sus producciones, obviamente los mide y una segunda temporada de Club de Cuervos dependerá del éxito de la primera. “Mientras Netflix cree que el factor futbol tira más a los hombres, yo siento que el factor de mujeres en el negocio de hombres le habla más a las mujeres. Ya veremos, la realidad es que ni Netflix ni nosotros tenemos idea de qué va a pasar”, admite.

Por ahora, sólo puede decir una cosa: “Me urge que la vean, me urge saber si lo que hice gustó, me urge saber cómo va a conectar, estoy bien orgulloso de la serie que sacamos y me urge que todos la vean, que todos la conozcan”.

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