Empresas y universidades ‘no se miran’

Las empresas prefieren innovar solas o con otra empresa que hacerlo con una institución académica. Menos de 2% de las investigaciones que se hacen en universidades se comercializan vía empresa.
investigación (Foto: Cortesía: SXC)

Menos del 25% de las empresas en México se vinculan con alguna institución académica a la hora de crear proyectos de investigación y desarrollo, en tanto que la mayoría prefiere hacerlo a nivel interno o en colaboración con otras compañías. Así lo dice Juan Pedro Laclette, coordinador general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, quien agrega que la falta de vinculación entre empresas e instituciones académicas ocasiona que el conocimiento científico que se genera en universidades o centros de investigación generalmente se quede a nivel teórico y no llegue a materializarse en nuevos procesos, materiales, bienes o servicios.

En el marco del foro "Protección, aprovechamiento social y desarrollo del conocimiento tradional para la innovación", explicó que tanto empresarios como investigadores están en un ‘estado de confort': los académicos se concentran más en elaborar informes de los resultados obtenidos en sus investigaciones, que en ver cómo el conocimiento científico que generan pudiera encontrar alguna aplicación práctica.

Por su parte, continúa, los empresarios aún ‘no les cae el veinte' de que la innovación es un recurso importante para mejorar su productividad y competitividad.

Reflejo de lo anterior es que 69% de las investigaciones desarrolladas en universidades se quedan ‘en el papel', 30% llegan a comercializarse vía una institución pública, y sólo entre 1y 2% lo hacen vía sector privado, comenta Luis Roberto Vega, coordinador de vinculación y gestión tecnológica del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (Ccadet) de la UNAM.

Comenta que la industria puede encontrar en el sector académico un ‘aliado' para hacerse de tecnología novedosa, ya sea para eficientar sus procesos mediante nuevos materiales o dispositivos o para generar nuevos productos o servicios.

Las empresas, dice Vega, deben de ser conscientes que cualquier desarrollo tecnológico cuesta y toma tiempo, ya que implica trabajo intelectual y equipo e infraestructura, sin embargo, se debe ver como una inversión más que como un gasto.

A la larga representa la posibilidad de ‘apropiarse' de tecnología novedosa que dará una ventaja competitiva frente a la competencia, asegura el también investigador.