Juguetes: nunca serán los mismos

A lo largo de la historia los materiales para la fabricación de juguetes pasaron desde los más básicos como el papel, hasta los más sofisticados, como aquellos que ya incorporan nanotecnología.
Juguetes (Foto: Olga Fabila)

Están hechos de plásticos de diversos tipos, textiles tratados con técnicas innovadoras como la nanotecnología, hules. Vienen equipados con microcircuitos y programaciones que les permiten hablar, moverse, encenderse. No necesariamente son robots, pero están cerca de serlo: son los juguetes de la actualidad.

Hace aproximadamente 5,000 años, en Mesopotamia se fabricaron los primeros juguetes con huesos de corderos y otros rumiantes. En estos días se calcula que en el mundo hay alrededor de 250,000 variedades de juguetes, que van desde los tradicionales de madera hasta los más sofisticados que utilizan ttecnología de reconocimiento de voz y datos.

Pese a ese hecho, "hasta ahora no podemos decir que hay un parteaguas en el cambio de uso de materiales porque el juguete sigue evolucionando", señala Juan Carlos Rivera, experto en el área del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (itesm) campus Santa Fe.

Así como el juguete se ha adaptado a la evolución, las necesidades de la población y las reglamentaciones de salud, ambientales y hasta comerciales, los materiales para su fabricación también pasaron por distintos cambios.

Hasta los insumos para la producción de muñecas, uno de los juguetes más tradicionales del mundo, evolucionaron al pasar de piedra y arcilla al plástico.

En México, el cambio en la utilización de los materiales en la industria juguetera fue marcado por la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan) a mediados de la década de los 90.

La apertura comercial que imponía este acuerdo para el sector juguetes obligó a los fabricantes locales a modificar sus esquemas de manufactura y a buscar materias primas que resultaran menos costosas en sus procesos, que estuvieran a la altura de las que utilizaban las empresas canadienses y estadounidenses y que dieran a sus productos la misma vistosidad que los productores en el extranjero.

Por otro lado, también se aprovechó este momento para adaptarse a los nuevos requerimientos legales y sanitarios que impedían la utilización de materiales tóxicos en la fabricación de juguetes tales como el plomo, elos stabilizadores de polímeros de plásticos, sustancias flamables y quebradizas que pudieran astillarse y generar daños en los consumidores.

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