Esta es la razón por la que el mercado de valores escucha atentamente a la Fed
La Reserva Federal de Estados Unidos ha dado señales de que no subirá más la tasa de interés, al menos en el corto plazo; los inversionistas aplauden esta decisión y los principales índices bursátiles suben pero, ¿qué tiene que ver la tasa con las acciones?
En la teoría económica, los bancos centrales de cada país pueden llevar a cabo diferentes acciones para cumplir la meta de la política monetaria. Por ejemplo, en México, el principal objetivo de Banxico es contener la inflación; mientras que en Estados Unidos, la Reserva Federal (Fed) tiene un doble objetivo: además de la inflación debe incentivar el crecimiento económico.
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Una de las formas más tradicionales para lograr esos objetivos es a través de la modificación de la tasa de interés. Una política monetaria restrictiva lo que busca es controlar la inflación y lo hace a disminuyendo la cantidad de dinero que hay en el mercado, para lo que aumenta la tasa de interés y la autoridad vende bonos. La política expansiva tiene como objetivo incentivar la economía, por lo que se reduce las tasas de interés para que haya más dinero en el mercado.
“Un alza de las tasas de interés implica que hay un premio más elevado para los bonos y los instrumentos del mercado accionario se ven afectados, porque para ser atractivos para los inversionistas tendrían que ofrecer un rendimiento mayor”, explica Rafael Camarena, economista de Santander.
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Así, en estricta teoría, una disminución de la tasa de interés hace menos atractivo el ahorro -porque la tasa paga menos- y la gente consume e invierte más.
En 2008, la economía mundial pasaba por una de sus mayores crisis en la época reciente. Lo que hizo la Reserva Federal y otros bancos centrales para incentivar la economía fue bajar las tasas a un nivel cercano a cero. La economía poco a poco fue respondiendo como se esperaba y el mercado también.
A medida que la economía se recuperaba, los bancos centrales fueron subiendo las tasas. El último ajuste de la Fed fue a finales de 2018, cuando la subió 25 puntos base a 2.50%, el mayor nivel desde febrero de 2008.
“Las tasas de interés bajas han permitido que el mercado accionario siga, salvo las fluctuaciones de corto plazo, con una tendencia de alza muy importante. Primero, porque el premio para competir por los bonos seguros es bajo. En segundo lugar, porque a través de las tasas de interés bajas, la Reserva Federal lo que hizo fue alentar la actividad económica, el gasto y esto favoreció las utilidades y los rendimientos de los mercados accionarios”, dice Camarena.
La economía de Estados Unidos y la de México reaccionan de manera diferente. En México la baja en la tasa de interés tiene efectos negativos y positivos. Por un lado, “en teoría debería ayudar a crecer un poco la economía, pero también disminuye el apetito de los inversionistas por el peso, lo que genera inflación, por el alza en algunos precios relacionados con productos importados”, explica Ponce.
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Además, al bajar la tasa de interés, los instrumentos de inversión seguros, como los bonos, pierden atractivo y los inversionistas apuestan por el mercado accionario, por eso se comienza a ver una tendencia a la alza. Pero en la realidad es porque hay un efecto inmediato en las valuaciones de las compañías, explica Ponce, ya que para hacer el cálculo, uno de los elementos que entran en juego es la tasa de interés.
Ahora, los pronósticos de crecimiento para la economía mexicana han estado disminuyendo. El más reciente fue el de la OCDE, que bajó a 2% su previsión para 2019, “lo que hizo suponer a muchos que la autoridad debería disminuir la tasa de interés como una medida de estímulo para que la economía creciera un poco más”, dice Ponce. Sobre todo, considerando que la tasa se encuentra en 8.25%, una de las más altas a nivel global.