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México vive un boom de inversionistas, pero la industria de fondos se encoge

Los expertos consideran que el freno proviene de fallas en las regulaciones, oligopolios propios de la naturaleza de la economía mexicana y poca competencia.
sáb 06 diciembre 2025 08:08 AM
fondos de inversion en mexico
Algunos expertos opinan que, en México, los fondos mutuos suelen ser más caros porque operan bajo una arquitectura cerrada: las casas de bolsa y bancos promueven principalmente sus propios productos, lo que crea mercados cautivos y reduce la competencia, permitiendo comisiones más altas. En contraste, los ETFs cotizan en bolsa, pueden comprarse desde cualquier plataforma y, al competir entre sí de forma abierta, tienden a ser más baratos, transparentes y eficientes. (Chong Kee Siong/Getty Images)

México vive un boom de inversionistas, pero el mercado no crece; no se crean nuevos fondos, suben los costos regulatorios y dominan estructuras cerradas que limitan la compentencia. Expertos del sector advierten que México puede perder una oportunidad histórica si no se cambian las condiciones.

El país sumó millones de clientes de fondos de inversión en apenas cinco años, según cifras presentadas por Franklin Templeton; los clientes de fondos se multiplicaron por cinco desde 2019 y los activos administrados ya representan el 13.7% del PIB.

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Pero el ecosistema que debería absorber y convertir ese impulso en ahorro de largo plazo, es decir, la industria de fondos, no está creciendo al mismo ritmo. Por el contrario, se está encogiendo.

Hugo Petricioli, CEO de Franklin Templeton México, explicó que “el mercado crece pese a la regulación, no gracias a ella”. Ya que aunque la demanda aumenta, el país no ha creado nuevos fondos en años, operadoras internacionales han salido del mercado y México se rezaga frente a Brasil o Canadá, donde la oferta es mucho más amplia.

El experto apunta que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) elevó 200% las cuotas de supervisión para inversionistas retail, incrementó costos operativos y mantiene requisitos de capital que inhiben la creación de nuevos vehículos. Todo ello ocurre justo cuando la Política Nacional de Inclusión Financiera promete fomentar el ahorro al 2030.

La falta de dinamismo, advierte Petricioli, tiene un costo alto, ya que México deja pasar el círculo virtuoso que otros países ya aprovecharon, donde los fondos financian infraestructura, gobiernos y empresas, y ofrecen alternativas eficientes para proteger el patrimonio de los ahorradores.

Para ilustrar el rezago competitivo de México basta señalar que, mientras Brasil cuenta con casi 800 operadoras de fondos y Estados Unidos con alrededor de 16,000, el mercado mexicano opera apenas con 29.

Aunque la economía estadounidense es mucho mayor, explica el directivo de Franklin Templeton, esa diferencia no justifica la brecha extrema en oferta y competencia; sino la falta de nuevos jugadores y productos refleja un problema esencialmente regulatorio que frena el desarrollo del ecosistema.

“México tiene estructuras oligopólicas”

Alejandro H. Garza, fundador de Aztlán Equity Management, señala que el problema va más allá de la regulación y que responde también a la estructura del mercado.

“Es típico de las industrias oligopólicas en México”, señala. Según él, las bancas patrimoniales y muchas casas de bolsa operan bajo incentivos que frenan la innovación, favorecen productos propietarios y sostienen un modelo “rentista” donde se extraen ingresos de un mercado cautivo.

“Las casas de bolsa promueven solamente sus propios fondos mutuos. Eso crea una arquitectura cerrada”, en este escenario no hay competencia, los costos son más altos y el cliente paga el doble o triple por estrategias que podría obtener más baratas vía ETFs, explica.

De este modo, los fondos mutuos tradicionales dominan el mercado porque las instituciones que los venden controlan también la distribución. Y si la distribución está cerrada, la innovación se frena. “Es más rentable mantener la estructura actual que lanzar ETFs competitivos”, añade.

Garza propone un cambio a través de una arquitectura abierta obligatoria. “Todos los bancos y casas de bolsa deberían estar obligados a ofrecer productos de todo el ecosistema, no solo los propios. Eso reduciría sesgos, bajaría costos y mejoraría la experiencia del inversionista”, afirma.

Aztlán planea lanzar cuatro ETFs en 2026, tres en la Bolsa de Londres —renta variable global, renta fija dolarizada y renta fija mexicana— y uno más en Nueva York, enfocado en el sector salud y que promete ser diferente a otros productos similares o genéricos que ofrecen rendimientos “mediocres”.

El ETF global seleccionará de manera sistemática las 20 mejores empresas del universo MSCI World, buscando generar alfa (rentabilidad superior), no solo replicar índices. Además, incluirá coberturas automáticas para contener volatilidad en periodos de corrección. El ETF mexicano, dice Garza, será el primero en integrar toda la curva soberana de deuda en pesos en un solo vehículo de bajo costo. “Los grandes jugadores jamás tuvieron incentivos para hacerlo”, apunta.

Para inversionistas minoristas, sostiene, la ventaja es que podrían tener acceso a estrategias sofisticadas, de bajo costo y sin la “arquitectura cerrada” que hoy limita su abanico de opciones.

Garza añadió que el reto para el inversionista promedio es aprender a seleccionar ETFs y construir carteras balanceadas. Recomienda evitar el sesgo doméstico —“México es menos del 1% del equity global”— y privilegiar asignaciones globales con una mezcla tradicional 60/40 entre renta variable y renta fija.

“Los ETFs permiten construir portafolios eficientes; lo importante es elegir productos adecuados y exigir que se ofrezcan los mejores, no solo los de casa”, afirma.

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La gestión patrimonial, opción para público minorista

El dinamismo del mercado no solo se observa en fondos y ETFs, sino también en el ahorro previsional, señala Julio Méndez, CEO de Skandia México, en entrevista.

Skandia administra cerca de 4.6 billones de dólares, entre 3.3 billones en planes corporativos —fondos de ahorro, cajas y pensiones privadas— y 1.5 billones en el negocio retail, que ya representa 75% de sus ingresos. De hecho, su producto estrella es el Plan Personal de Retiro (PPR), reforzado por una mayor conciencia sobre la jubilación y por el interés de los mexicanos por construir patrimonio de largo plazo.

Para Méndez, el ciclo que se abre hacia 2026 será más complejo debido a que la era de tasas reales altas terminó y 2026 traerá más volatilidad y menor atractivo en renta fija, lo que obligará a los inversionistas a buscar retornos en activos globales de mayor riesgo.

“Estos son ciclos”, dice, “y ahora veremos un movimiento hacia portafolios más diversificados”. Esto hace aún más urgente contar con más productos, asesoría profesional y un ecosistema regulatorio que diferencie modelos entre asesores, operadoras y casas de bolsa.

“La supervisión estricta es buena para proteger al inversionista, pero necesitamos segmentación y apertura”, afirma.

El directivo pide poner atención a que México es un país que envejece, con inversionistas que cambian de hábitos y una demanda creciente por productos de retiro y asesoría financiera.

“Nuestro propósito es ayudar a los mexicanos a construir capital para su futuro”, dice Méndez, mientras destaca que sus ingresos crecen a doble dígito y que la empresa se prepara para un 2026 retador, pero optimista.

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