Chae igual compartió que los ojos grandes fueron pensados para que los espectadores pudieran notar fácilmente su movimiento. Hoy, la muñeca es símbolo de terror, pero en su origen no tenía género definido y la primera referencia vino de una niña que aparecía en antiguos libros de texto de primaria en Corea del Sur, también llamada Young-hee.
La oportunidad de negocio
El juego del calamar no tardó en romper récords. La primera temporada se convirtió en el programa más visto de la historia de Netflix, con más de 142 millones de hogares alcanzados y más de 1,650 millones de horas vistas en menos de un mes.
La segunda temporada no se quedó atrás. En su semana de estreno sumó 68 millones de visualizaciones y contribuyó al aumento de 18.9 millones de suscriptores de la plataforma de streaming en el último trimestre del año pasado, según datos de Netflix.
El éxito, según Chae, radica en lo impredecible. En medio de historias convencionales, la idea de una niña aparentemente inocente que se convierte en una máquina asesina sorprendió a una audiencia joven que busca nuevas emociones. A eso se suma la estética, la nostalgia de los juegos infantiles coreanos y una narrativa que no da tregua.
Con la llegada de Chul-su, el personaje masculino que aparece como su compañero, la franquicia se expande en el plano narrativo. Desde su concepción, este muñeco ya estaba previsto para la primera temporada; sin embargo, fue hasta ahora que cobró vida en pantalla. Para Chae, Chul-su es un amigo, un complemento que enriquece el universo visual de la serie. Para las marcas, es una oportunidad más de negocio.
Cuando la serie traspasó la pantalla para colocarse en la conversación de las redes sociales, protagonizar memes y artículos de merchandising, Netflix lanzó campañas con muñecas físicas a tamaño real, colaboraciones con videojuegos, y figuras de colección como Funko Pop!, que se agotaron rápidamente. También anunció una inversión de 2,500 millones de dólares en el país coreano para seguir produciendo historias originales.
Epic Games activó un evento de Fortnite llamado “Dominios del Calamar”, con skins, gestos y un mapa temático de los juegos infantiles que aparecen en la serie. Igual surgieron exposiciones urbanas y eventos masivos en distintas capitales. Pero el fenómeno no escapó del mercado informal, con venta de disfraces en puestos ambulantes y artículos relacionados para fiestas infantiles.
Ahora, la adición de Chul‑su abre espacio a merchandising renovado con un nuevo vinilo, Funko Pop! dual o figuras coleccionables, entre otros objetos que seguramente llegarán a las tiendas de autoservicio y marketplaces.
Y mientras millones de espectadores se preparan para ver el desenlace, habrá marcas que pondrán en marcha su jugada maestra aprovechando el rostro ya icónico de Young-hee, pero potenciado con Chul-su fuera de la plataforma de streaming. La historia cierra, pero el fenómeno viral vuelve a comenzar.
Con información de Reuters.