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Invierte el aguinaldo en tu imagen

Una parte de ese ingreso puede utilizarse para renovar el guardarropa y lucir mejor en tu trabajo; la clave es que tu nuevo atuendo sea atemporal y afín a la actividad profesional que desempeñes.
sáb 05 diciembre 2015 06:00 AM
Un 55% del impacto visual que la persona produce en los reclutadores proviene de su apariencia y la manera de vestir. (Foto: Thinkstock)
imagen corporativa (Foto: Thinkstock)

Con la proximidad de las fiestas decembrinas, quizá para muchos empleados la prestación del aguinaldo ya está distribuida entre regalos, pagos y cena. Sin embargo, aún se podría presupuestar un porcentaje de ese dinero a rubros como la imagen personal.

La palabra inversión no necesariamente significa poner el dinero en un fondo y que no puedas tocarlo ; también se puede invertir en algo que te vaya a redituar en el desempeño cotidiano, por ejemplo, un guardarropa para renovar la imagen profesional, menciona Ana Orozco, consultora en imagen pública.

Un estudio elaborado por el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM revela que la mayor parte de los trabajadores destina el 42% de su aguinaldo a cubrir deudas, 28% para alimentos y regalos por temporada, y el 30% restante al pago de servicios, ropa y calzado.

La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), por su parte, refiere que 8 de cada 10 mexicanos gastan completamente su aguinaldo en fiestas, regalos y compras navideñas. 

Datos de la consultora Imagen Excellence indican que 55% del impacto visual que la persona produce proviene de su apariencia y la manera de vestir. Bastan siete segundos para que un reclutador determine si la persona es candidata o no al puesto, incluyendo en su criterio de evaluación el indicador ‘apariencia física' , refieren datos de la consultora Actitud es Imagen.

Bajo esas cifras, ya sea que estés en busca de trabajo o sólo para lucir mejor en el puesto actual, es importante invertir en conservar una imagen seria, que se adecúe a la profesión o puesto en el que deseas desempeñarte.

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Orozco explica que las prendas de vestir tienen diferentes características: pueden definirse como ‘complicadas' o especiales, básicas o comodines. Las primeras son las que más visten el guardarropa, requieren de una inversión fuerte, pero tienen una vida útil más larga, por ejemplo un vestido negro de noche o un traje sastre del mismo tono.

Las básicas son las más funcionales e, indica, deben permitir hacer combinaciones con el resto de las prendas, como una blusa o camisa blanca, que siempre son útiles. Las prendas ‘comodín' funcionan como accesorio y sirven para hacer enlaces entre las dos anteriores; en esa clasificación entran los suéteres o mascadas, por ejemplo.

Orozco sugiere que al renovar el armario se considere, también, seguir un código de colores, como el que se detalla a continuación:

- Prendas oscuras. Los trajes de negocios azul marino, gris oxford y negro, denotan autoridad y poder, por el contrario, los café se ubican con posiciones bajas de poder. El azul marino, además de clásico y elegante, da una apariencia de autoridad y credibilidad; ese tono permite proyectar un sentimiento de mando, comenta la especialista en imagen personal. El negro es sinónimo de elegancia, es "fuerte" y transmite liderazgo.

- Para tener en el clóset. El gris proyecta una imagen de madurez y clase. De acuerdo con Orozco "hace lucir eficiente, inteligente, confiable y sereno".

El blanco, que se utiliza - principalmente- en camisas o blusas, emite un mensaje de refinamiento, honestidad, profesionalismo, confianza, clase y poder. Los tonos pastel comunican suavidad y delicadeza, son los indicados si se quiere reflejar que se trata de un colaborador "accesible".

El rojo es un color atrevido que atrae la atención. Transmite energía y, en especial, sensualidad, de ahí que no se recomiende para ocasiones donde se necesite formalidad, como una entrevista de trabajo o una presentación en la oficina.

La Universidad de Illinois, a través de su área de extensión educativa, desarrolló una guía de recomendaciones de cómo preparar una vestimenta profesional. En ésta se enlistan los siguientes tipos de vestuario, que pueden conformar el guardarropa laboral:

Formal: Indispensable contar con un traje y, para mujeres, además del tipo sastre hay que armar una combinación de falda y saco. Si ya se tiene esa pieza y no requiere renovación, la segunda opción es comprar otras prendas ‘básicas', como sacos que se puedan combinar con el resto del armario. En el caso de los hombres hay que tener corbatas que incluyan azul, blanco- beige y negro. Zapatos de vestir: negros y café. Respecto a los accesorios, se puede invertir en una bolsa de buena calidad y un reloj.

Informal: Para los hombres , no debe faltar una chamarra deportiva que se pueda llevar con otros pantalones casuales. Ese tipo de vestimenta funciona en eventos poco formales en la oficina. Para las mujeres, la opción es buscar piezas que permitan diversificar las prendas especiales dando una apariencia casual, sin restar profesionalidad al atuendo. Un ejemplo son las blusas (evitar las de tirantes) y los sacos.

Comprar prendas puede ser una inversión, pero para cumplir con ese criterio, éstas deben responder al tipo de actividad desempeñada y el ambiente donde te desenvuelves, además de ser atemporales.

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