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¿Qué tipo de jefe tienes?

El que se cree Dios, el maquiavélico o el masoquista, aprende a tratar a tu superior en el trabajo; en México, los jefes más comunes son aquellos que no saben manejar conflictos.
mar 10 julio 2012 06:00 AM
Los jefes cometen equivocaciones como acosar a sus trabajadores. (Foto: Photos to Go)
jefes miedo trabajadores (Foto: Photos to Go)

No todos los superiores son iguales. Algunos destacan por su habilidad para delegar, otros no saben cómo impulsar la carrera de sus empleados, y hay quienes viven a expensas de las decisiones tomadas por sus colaboradores. En México, el común denominador son los jefes que tienen dificultades para negociar y manejar conflictos, de acuerdo con una encuesta de la consultora Crecimiento Sustentable. 

Que una persona no reconozca el desempeño, es lo peor que le puede pasar a los mexicanos. Una encuesta del portal Trabajando.com entre 3,000 trabajadores reflejó que 32% opinan que el defecto de su jefe es ser prepotente y no valorarlos. Otro 20%, se siente molesto ante la idea de trabajar con quien no sabe escucharlo, y 14% percibe que no le expresan con claridad las metas laborales. 

Es verdad que los problemas en el trabajo siempre invitan a comparar qué tipo de jefe tienes y cómo logras lidiar con él o ella. John Hoover, autor de Cómo trabajar para un Idiota menciona que hay diversas subcategorías de jefes: "dioses", "maquiavélicos", "masoquistas", "sádicos" y "colegas". ¿Con cuál te relacionas? Mira estas características: 

1. "Soy como Dios". Literalmente, estas personas sienten que la misión de sus empleados es venerarlos. Les interesa tener la autoridad por sobre todo, se aferran a que su verdad sea única. Cuando en la mañana te cruces con un superior de este perfil más vale dar un saludo educado, sutil, nada de bromas. Si está enfadado, cuidado con aparecer en su oficina sin haber terminado  pendientes o con algún problema, porque tendrá ganas de "sacrificarte".

Quizá esta persona "juega a ser Dios para compensar una tremenda falta de confianza en sí mismo", expresa John Hoover. 

Consejo: Dirígete siempre a él o ella como quiera que lo llamen. Si quiere ser el Señor Martínez, en lugar de David, hazlo. Busca el término medio al momento de seguir sus reglas, es decir, si lo que él te pide entra en conflicto con la política corporativa consigue que se haga la ilusión de que haces las cosas a su manera (y haz unas cuentas), pero no te despegues del esquema que rige a la organización. Ojo: batallar por pequeñas cosas contra un enemigo poderoso te hará sentir infeliz. 

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2. "Soy el terror de la oficina". En efecto, ése es el maquiavélico. No se cree Dios, es una persona inteligente, tiene más juicio y no le importa descargar su frustración con quien se ponga en frente. Es gente que compromete hasta el último esfuerzo de su ser para alcanzar la cúspide. Son superiores que saben todo, menos lo que nos les interesa (como la salud y el bienestar de los demás). "No sorprende que estas personas levanten la voz a sus empleados delante de los clientes, y mientan acerca de los resultados del colaborador, en ese tipo de personalidad no hay compasión y menos confianza", dice la psicóloga laboral, Berenice Espinoza.

Consejo: Si entiendes que los maquiavélicos sólo creen en su avance, evita la competición en todo lo que haga. Intenta adecuar tu lenguaje y conducta para que sientan que comprendes su derecho a ocupar la cima. Siempre que describas cualquier actividad utiliza alguna frase como: "para ti", así el jefe entenderá que actúas en su nombre y no para robar el puesto.

Berenice Espinoza menciona que el problema con estos superiores es que al no pensar en el desarrollo de los demás, no hay posibilidad de crecimiento y la persona termina -la mayoría de veces- por renunciar. 

3. Que otros actúen. El jefe masoquista tienen la cualidad de hacer "todo lo posible" porque su departamento fracase, prefiere que los demás o las áreas de arriban solucionen. Son personas que por mayor intento que se haga para convencerlos sobre lo bueno de un proyecto le encuentran dificultades; son quisquillosos. Nada de lo que haga su equipo es suficientemente bueno. 

Consejo: Tu jefe masoquista siempre te hablará de las cosas malas que pueden pasar en cualquier escenario o iniciativa que le presentes. Toma nota, para tenerlas en cuenta como medida de precaución y cuando las mencione, simplemente di que tienes contemplados tales escenarios. No tienen sentido "perder la razón" por cada aspecto negativo relatado por el masoquista, busca trabajar un paso adelante con el mentoreo de alguien más, sin dejar de lado brindar algunas indicaciones al jefe negativo. En estos casos, aclara Espinoza, el despido es otra constante entre el empleado al no poder dar paso sin la interrogación de su superior. 

4. No te dejaré ir. Tal como sucede cuando un gato atrapa a un ratón, que no lo mata, pero no lo deja marcharse, el jefe sádico se resiste a dejarte cambiar de departamento cuando solicitas una transferencia de área. La lógica de estos individuos es interesante, si nota que avanzas en un proyecto sin problemas, lo asocia con la idea de que no ha conseguido cargarte la mano "lo suficiente", o que si eres tan eficiente y rápido como demuestras deberías realizar más actividades. Para un superior de esta naturaleza, mirar que no puedes con lo asignado o que sufres por ello, es su poder. 

Consejo: Evita desgastarte en convencer al jefe que sus métodos son erróneos y que si reconoce tu labor el desempeño será mejor. Eso no le interesa a él o ella, sino que le darás motivos para que demuestre su poder; en su mente la palabra que existe es "yo triunfo". Si te interesa tener una trayectoria en ese lugar menciona aspectos como que la presión funciona para acelerar tus entregas, y aunque haya carga laboral te esfuerzas por solucionar los pendientes.

Para nada organices actividades en el área de un jefe sádico porque te pones "de pecho" para un castigo, mejor hazlo en forma independiente. Muéstrate ocupado, concentrado, no platicando de escritorio en escritorio. Pero, por supuesto, eso no implica que dejes de lado tu aspecto positivo y vincularte con personas clave que puedan ‘jalarte' a otra área.  

5. Soy tu nuevo amigo. Los jefes colegas están decididos a ser tus nuevos mejores amigos, así que terminarás por agradecer cualquier excusa que encuentres para eludirlos. Esta personalidad piensa que su deber es simplificar a toda costa lo que sucede en el área, algunas veces tiene éxito, pero otras su problema se enfoca en tomar decisiones difíciles, detalla Berenice Espinoza.

Los jefes colegas, apunta John Hoover, pueden ser fastidiosos, pero también son "maleables", así que es posible influir sobre ellos en forma positiva, si logras hacerlo no tendrás problemas graves en la convivencia. 

Consejo: Invita a este superior a todo. Intentar hacer cosas a sus escondidas puede ser una catástrofe, porque se sentirá herido y en lugar de colega tendrás a un jefe enojado y con sentimientos de traición. Con él o ella la palabra clave es "límite", no lo olvides, si te pregunte "¿tienes un minuto?" atiende esa petición y comparte la información requerida, pero cuando la conversación se enfrasque o no tenga sentido continuar ahí, busca un pretexto laboral para moverte. De lo contrario terminarás por trabajar más tarde o fines de semana para concluir aquellos pendientes no avanzados por platicar con el jefe sobre su fin de semana.

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