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Año sabático, una tentación cara

Tomarse un receso antes de estudiar la licenciatura genera pérdidas por más de 1 millón de pesos; si ya tomaste la decisión, aprende a ocupar tu tiempo y aprovechar oportunidades.
mar 04 septiembre 2012 06:00 AM
En México hay 7.8 millones de jóvenes menores de 30 años que ni estudia ni trabaja. (Foto: Archivo)
desempleo joven (Foto: Archivo)

La idea de dejar de estudiar un año, al terminar la preparatoria, suena tentadora. Pero, antes debes pensar en el impacto económico y emocional que ése año sabático generará en tu vida laboral, advierten especialistas.

Postergar un año el ingreso a la universidad puede representar una pérdida de hasta un millón 730,000 pesos los próximos 30 años de la vida profesional de la persona, según una proyección realizada por la Universidad Tecnológica de México (UNITEC).

Los tres primeros años laborales de cualquier carrera son clave; en este lapso los ingresos de un recién egresado aumentan 43%,  según cálculos internos del sueldo percibido por un estudiante al termino de su carrera , cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, e indicadores de inflación en el país.

"Ese impulso da mucha inercia al desarrollo laboral futuro, por qué dejar pasar un año", plantea Raúl Cicero, rector del campus virtual de UNITEC.

El efecto de alejarse un tiempo de la vida académica es parecido a lo que sucede con un deportista . "Si un futbolista deja de jugar un año y regresa, le cuesta trabajo integrarse", subraya el académico.

Tomar un año sabático implica comenzar a trabajar después, lo que representa una pérdida anual de 96,500 pesos, considerando un salario promedio de 8,041 pesos mensuales, informa UNITEC con cálculos de la ENOE 2012.

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Quedar fuera de la escuela elegida es una causa de postergación importante. Raúl Cicero comenta que muchos estudiantes que terminaron la preparatoria alargan su ingreso a la universidad porque no pudieron colocarse en determinada institución pública de educación superior.

Este año, de los 62,682 estudiantes que presentaron la segunda evaluación para ingresar a la UNAM , sólo 6,500 consiguieron un lugar según los resultados del Concurso de Selección Junio 2012.

La Universidad Autónoma Metropolitana tiene 15,000 lugares, pero alrededor de 80,000 presentaron el examen.

De acuerdo con el informe de la Universidad Tecnológica de México, éstas son las razones frecuentes por las que se abandonan los estudios:

1. Quede fuera de mi opción. Los alumnos que no alcanzan lugar en las universidades públicas suelen tener como alternativa esperar a los exámenes de admisión del siguiente año. "Creen que no tienen otro remedio". Debido a que el nivel de demanda en esas instituciones es más alto, la búsqueda de formación profesional no debería centrarse en una sola institución, "es importante consultar todas las opciones posibles, dedicar tiempo a investigar", señala el informe de UNITEC.

El problema es que no trabajar ni estudiar afecta emocional y económicamente al joven y su familia. La persona se siente ansiosa, puede llegar a depresión al ver que otros siguen con planes, agrega la pedagoga Liliana Soria. 

2. No tengo dinero. Existen diferentes opciones, económicas y escolares, para proseguir con los estudios . El Gobierno federal tiene el Programa Nacional de Financiamiento a la Educación Superior, que presta dinero para estudios de licenciatura y posgrado. Los bancos son los que dan el crédito y Nacional Financiera se encarga de garantizar el financiamiento. Laudex, Lumni, FINEM (Financiera Educativa de México) y banco Santander también otorgan préstamos educativos.

3. ¿Qué quiero estudiar? Esperar no significa llegar a la respuesta correcta, menciona Liliana Soria. Es importante agotar todas las posibilidades para que, al término de la preparatoria, sepas qué área llama tu atención según tus destrezas y vocación, indica la pedagoga.  Lo básico es recurrir a los orientadores vocacionales, aunque también se puede consultar las herramientas con que cuentan las universidades (como pláticas, videos interactivos, aplicaciones en Facebook).

Si la razón del receso es aplicar a otra convocatoria el próximo año, piensa "que no tienes nada seguro". Esperar no es garantía de ser aceptado. Quienes deciden ocupar ese tiempo para cursar un idioma, consiguen estar ocupados, pero no es una actividad que genere valor hasta que se asocia con una tarea productiva.

En el tema de dejar los estudios el nombre del juego es competencia, afirma el académico de UNITEC. Si con una carrera es complicado conseguir empleo "imagina qué sucede cuando careces de un plan para ingresar en el universo laboral. Hay quienes han logrado una vida laboral destacada sin concluir los estudios, pero son los menos, en la actualidad no puedes depender de la suerte, el carisma y tus destrezas", apunta Liliana Soria.

Soria agrega que lo que puede suceder es que durante ese año la persona empieza a trabajar o se acostumbra a ciertos hábitos de vida respaldados por la familia, y su regreso a los estudios se ve como algo muy lejano.

En México hay 7.8 millones de jóvenes menores de 30 años que ni estudian ni trabajan (los denominados ‘ninis') , según datos de la Secretaría de Educación Pública. De los integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el país ocupa el tercer lugar con este perfil de jóvenes, sólo después de Turquía e Israel.

"Nadie es nini porque quiere, es por las circunstancias que se dan, tal vez no tienen oportunidad de estudiar o trabajar. Lo que se debe hacer es generar, como país, nuevas alternativas. En educación falta mucho por hacer, aún cuando el porcentaje que se destine del Producto Interno Bruto a educación sea alto", indica Raúl Cicero.

Si hay intención de continuar los estudios, la opción es buscar apoyo para financiarlos, o se puede optar por estudiar y trabajar. Cada universidad cuenta con planes de becas de fondos públicos y privados, y cuando el estudiante se empeña en continuar y se esfuerza por mantener un buen desempeño, los recursos llegan para no quedarse desamparado, desde la perspectiva académica, concluye la pedagoga Liliana Soria.

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