Los MBA se especializan
Los salones de la Egade Business School, en la Ciudad de México, no se parecen al entorno de un pozo petrolero. El edificio diseñado por Ricardo Legorreta contrasta con las tuberías, motores o la perforadora de un pozo. Pero tienen algo en común: un ingeniero en química administrativa que ha transitado entre ambos universos. Después de seis años en la compañía de servicios petroleros Schlumberger, Rafael Hoffmann regresó a la escuela para cursar la maestría en Administración y Dirección de Empresas en la escuela de posgrado de negocios del Tecnológico de Monterrey.
No sólo quiere fortalecer su músculo empresarial con conocimientos de gestión, tiene en la mira estudiar, en septiembre de 2016, un curso especializado en Administración Energética, una de las ocho áreas de concentración con las que la egade finaliza la formación de sus MBA, y que comenzó a ofrecer en 2016. Con este movimiento, el plan de estudios pasó de un programa casi 100% general a la combinación 75% general y 25% especialidades.
“Sé cómo se reparan motores, conozco el pozo, pero necesito más en un mundo de geomecánicos y geofísicos. Ocuparé los talleres de comunicación en el programa para entenderme mejor con ellos”, ejemplifica. El ingeniero por el Tec de Monterrey tiene, además, otros planes, impulsados por la reforma que vive el sector. “Quiero aprender estrategias de eficiencia, ayuda a ver dónde hay desperdicio o huecos en hidrocarburos”, agrega.
De general a particular
La propuesta de la EGADE de personalizar el MBA con áreas de concentración es una tendencia que hoy se repite en las escuelas de negocios de todo el mundo. Según datos del Graduate Management Admission Council (organismo encargado de aplicar la prueba gmat, una evaluación estandarizada para ingresar a las escuelas), una quinta parte de los estudiantes de los 25 mejores centros internacionales eligen, actualmente, un MBA con áreas de especialidad.
En México no existe el dato de alumnos que buscan especialización, pero las escuelas ya adoptan la tendencia de sumar conocimientos específicos, que, usualmente, se imparten en la recta final y responden a los intereses profesionales de los estudiantes en ciertas industrias. Ir de lo general a lo particular es una vía para diferenciar sus programas y ganar más candidatos, pero esta decisión no está exenta de debate en escuelas mexicanas.
El MBA debe adaptarse a lo que demanda el mercado, “nosotros redefinimos (el programa) a partir de una encuesta donde vimos que muchos ceo expresaron desencanto con algunos graduados. Hacen falta otras competencias y muchas soft skills”, comenta la decana de la egade, Lourdes Dieck Assad.
La escuela inició en 2014 la actualización de su programa y, junto a áreas de especialidad, desarrolló cinco talleres sobre pensamiento crítico, negociación y otras competencias para reforzar o hacer cambios en la mentalidad empresarial. “Hay personas con buena trayectoria internacional, pero no saben tomar decisiones”, apunta Dieck.
La del Tec de Monterrey no es la única escuela con la intención de refrescar el MBA ni la primera vez que se habla de cambios en este programa. Este máster ha sufrido modificaciones por el entorno. En 2011, por ejemplo, The Wall Street Journal publicó que las solicitudes de ingreso a MBA de tiempo completo habían bajado 9% en un año, producto de la crisis económica que inició en 2008.
Pero, aun con estos periodos de bajas, mantiene su atractivo. Es el máster más buscado por 51% de los empleadores a nivel internacional, según la Encuesta de Reclutadores Corporativos 2015 del Graduate Management Admission Council (gmac). Al ser un programa con adeptos, la pregunta es cómo diferenciarlo. La especialidad es uno de los caminos para lograr este objetivo, reconoce Jesús Gambín, vicedecano de Asuntos Internacionales de la Escuela de Negocios y Administración de Empresas Internacional (enae), en España.
El vicedecano detalla que los programas de educación ejecutiva hoy “sufren mucha presión” para garantizar un valor adicional a sus estudiantes. Una respuesta es diseñar cursos de especialidad asociados a un área de interés profesional y a destrezas intangibles (como inteligencia de negocios), que el ejecutivo necesita para destacarse y asegurar un desarrollo en su trayectoria. Ese tipo de conocimiento se ha ubicado en cursos de especialidades, talleres o áreas de concentración, según se conozca en cada país, que se insertan en el MBA general.
Así, estos posgrados han pasado de ser 100% generalistas a abrir más de 20% de su currícula a conocimiento que no forma parte del ‘corazón’ del programa. Esto permite captar estudiantes con intereses en ciertos sectores y mantenerse vigente en un mercado con industrias cada vez más complejas.
Nuevos Tiempos
A principios del siglo XXI, el hit de los MBA fue diversificar el programa de tiempo completo a opciones de tiempo parcial. Hoy, la pregunta es cómo garantizar un egresado sustentable a largo plazo, que aplique lo aprendido sin importar en qué ambito se desempeñe, plantea Gambín. “Las materias que eran cursos nucleares se han convertido en un valor necesario para ese objetivo, pero no en un diferencial”, reconoce el representante de la enae.
Bajo la bandera de la diferenciación, se ven casos como el MBA en Gestión de Petróleo y Gas en la Aberdeen Business School, de la Universidad Robert Gordon, o el Wine MBA de la Escuela de Gestión de Burdeos, especializado en vino. Kellogg Graduate School of Management deja ver su interés por ser admirada en marketing, mientras que su vecina, la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago, apuesta por ser reconocida en finanzas. La Krannert School of Management, en Indiana, pronostica que, en cinco años, sólo 25% de sus estudiantes ingresarán a programas MBA de tiempo completo, generalistas, el resto buscará que incluyan áreas de concentración.
Aunque atraer estudiantes con intereses en ciertas industrias sea el mantra repetido en los claustros, ese interés no se da con el mismo enfoque en todos los centros de estudios. En el programa MBA de la Universidad Anáhuac, que se imparte en los campus Norte y Sur, las materias electivas (equivalente a la especialidad) representan 10% del programa. “Una maestría de este tipo es, por definición, generalista”, expresa Juan Pablo Calderón, director del MBA. El centro de este programa, comenta, son conocimientos de dirección general, “un núcleo que no se toca y no puede venderse como un MBA especializado”.
El Debate en México
En esa visión coincide Ernesto Bolio Barajas, director corporativo del Máster en Dirección de Empresas (mede) del ipade. La especialización tiene ventajas, como posicionarse en forma distinta, pero “el corazón del MBA es general”, afirma. La función que cumple este programa es que la persona “vea todo el bosque” respecto de la dirección de una empresa y sepa dónde y cómo dar valor agregado, afirma el profesor. Del mede egresan 140 alumnos, en promedio. El programa oscila entre 90% general y el resto, materias complementarias, como emprendedurismo.
Tanto el ipade como la Anáhuac apuntan al espíritu general del MBA, pero reconocen que la especialidad crece en México. Incluso, Calderón enlista especialidades para el MBA nacional, como gestión en empresas familiares y comercio internacional. “Esto será un auge en los próximos dos, tres años”, dice. En algunos casos, las especialidades serán la evolución de materias optativas, añade Jordi Díaz, decano asociado de la eada Business School.
Según una encuesta de la Association to Advance Collegiate Schools of Business, organismo acreditador, entre 500 escuelas de negocios, alrededor de 51% de los programas MBA avalados internacionalmente tienen enfoque de gestión ‘general’, seguidos por programas centrados en finanzas y marketing (13%).
Mientras en las escuelas mexicanas se incorpora paulatinamente más áreas de concentración al programa MBA, los empleadores tienen su opinión sobre las ventajas que representa atraer a una persona con esta maestría y que, además, haya recibido cierta especialidad.
“Sentirse cómodo con la ambigüedad es la destreza más valorada en un MBA, pero si el programa da conocimientos sobre áreas complejas de manejar o en crecimiento, eso también atrae al empleador”, opina Luis Ramos, director de la consultora especializada en tecnología e innovación PA Consulting Group para Latinoamérica, y ex MBA por la escuela de negocios IESE, también en España.
La valoración de ese plus depende de la industria. Por ejemplo, el sector energía valora que el MBA tenga, además de lo general, conocimientos específicos sobre la industria, apunta Díaz desde la eada, en Barcelona, que ofrece en sus MBA la posibilidad de regresar para cursar, por unas semanas, una especialidad.
Jorge Neme les tomó la palabra y en mayo de 2015 regresó a Barcelona, para adentrarse en los temas de energía y finanzas. El mexicano estudió el MBA en esa escuela entre 2007 y 2008, pero su posición actual le demandó especializar el conocimiento general adquirido años atrás.
El especialista en matemáticas aplicadas trabaja en el área de Planeación Financiera de Pemex y necesita evaluar los proyectos en los que participa la paraestatal. “Es una etapa de cambio, Pemex necesita pasar de paraestatal a empresa más productiva”, cuenta.
Neme juntó sus vacaciones para ausentarse cinco semanas, pero el reto fue convencer a su jefe respecto de las ventajas de conocer cómo operan empresas internacionales del sector. “Pemex estuvo en un entorno protegido más de 60 años, con muy buenos técnicos, pero hoy se necesita saber más de gestión”, opina.
Entender la estructura de los mercados de energía como consecuencia de la reforma, saber aspectos legales, regulatorios y de competencia económica son puntos clave, precisa Osmar Zavaleta, director de la Especialidad en Administración Energética de la egade, por la que muestran interés entre seis y siete alumnos del MBA.
Además de energía, otras especialidades ganan adeptos en México, como Emprendimiento e Innovación, y todo lo vinculado a business analytics, labor que consiste en analizar datos y convertirlos en información que permita tomar mejores decisiones de negocio a nivel empresarial.
La consultora idc estima que el mercado del business analytics y big data, que comprende análisis de un gran número de datos, crecerá en México alrededor de 65% a partir de 2016, una razón de peso para convertir este concepto en especialidad para este tipo de posgrado, asevera Ernesto Terriquez Ortiz, director general de Tecnocom en México, firma socia de Getronics Workspace Alliance. “Las compañías tienen demasiada información sobre clientes, muy pocas tienen estrategias de qué hacer con los datos, a dónde quieren llegar y para qué”, precisa.
En 2015, cinco de cada 10 empresas internacionales buscaron egresados especializados en business analytics, frente a 44% en 2014, refiere el gmac en su informe. Para Terriquez, el valor del MBA con una especialidad va más allá. “No es saber más big data, lo importante es lo que representa ese MBA: una combinación de conocimiento técnico con habilidades para gestionar una empresa”, apunta.
Marcos Ramírez, director asociado del Master in Business Anaytics & Big Data de la escuela de negocios Instituto de Empresa (ie) en Madrid, donde los estudiantes pueden tomar esa área como especialidad, menciona que los empleadores ven en este perfil de MBA la oportunidad de emplear un recurso que sabe cómo opera la tecnología de big data, pero también, cómo ‘comunicar’ lo que se hará con los datos analizados para llegar a una mejor decisión de negocios. “Es un MBA con la visión 360 grados del negocio, que hace más comprensible la incorporación de business analytics a la empresa” agrega.
Jesús Parker, estudiante del programa de tiempo completo del ie, ha visualizado cómo aplicará business intelligence en su trabajo en el Banco de México. “Algunos de mis proyectos pudieran enfocarse a análisis de sentimientos y de redes sociales para conocer el impacto de las actividades y publicaciones que realiza el banco”, estima el ingeniero en sistemas computacionales y una de las 35 personas que hacen análisis de datos en la institución.
La “gracia” de un MBA con especialidad parece estar en cómo alternan lo técnico con destrezas soft, como manejar equipos, comunicar y crear estrategias, precisa Ernesto Terriquez. Mientras que Tatiana Amaya, directora de Recursos Humanos en 3M, donde 44% de los empleados tiene estudios de posgrado, se refiere a estos MBA como “agentes de cambio y personas que resolverán problemáticas desde una perspectiva más holística”.
Claudia Amezcua, directora de Servicios de Carrera en el ipade, opina que el mercado buscará cada vez más un perfil que tenga conocimientos generales de la organización, pero también pueda aportar cierta especialidad.
Opiniones variadas, acompañadas con un dato duro: 70% de empleadores en el sector energético a nivel internacional ya planea incorporar a algún egresado de MBA para su área de finanzas y 67% lo atraerá para el desarrollo de nuevos negocios, indica el informe del gmac.
De Wall Street a Silicon Valley
El balance del programa generalista con especialidades no es el único reto. “Tenemos que replantear un nuevo modelo para abordar temas como la ética. No se trata de una simple clase, hay que ir más allá para enseñar al alumno a entender su responsabilidad al violar un principio ético”, expresa Dieck.
Principios para una Educación Responsable en Gestión (prme, por sus siglas en inglés), una iniciativa patrocinada por las Naciones Unidas, es la bandera bajo la cual la egade, la Anáhuac y más de 500 escuelas han encontrado la forma de hacer ‘retumbar’ en sus programas conceptos como ética, transparencia y desarrollo sustentable.
Hoy, 44% de los estudiantes dice estar dispuesto a aceptar un salario menor para trabajar en una firma con mejores prácticas medioambientales, mientras que 64% demanda más servicios de orientación profesional sobre sostenibilidad, según el reporte Rising Leaders on Environmental Sustainability and Climate Change, realizado entre 3,700 alumnos de 29 escuelas de la Global Network for Advanced Management, de la que la egade es socia fundadora.
Cuando entras en un programa como egade, sabes que hablarán de ética, pero lo importante es cómo llevar eso a un ámbito más estratégico, de decisiones de negocios, dice Martha González, estudiante del MBA en la escuela de posgrado del Tec de Monterrey. Ella ya busca cómo mejorar su planeación de precios, atendiendo a una de las tareas que tiene como supervisora de marketing de Oral Care, en 3M.
¿En qué medida una escuela es capaz de medir el impacto conseguido en un ejecutivo? Ésa es una interrogante aún pendiente para las escuelas de negocio, advierte Jesús Gambín. Por lo pronto, hay certezas en las que se mueven los MBA mexicanos; una de ellas, muchos millennials no quieren oír más de corrupción, mucho menos de “obedecer por obedecer”, apunta Ernesto Bolio.
Esto generará un cambio: veremos más escuelas en sintonía con Silicon Valley, hablando de innovación, liderazgo intercultural, inteligencia de negocios, comunicación asertiva, y menos con Wall Street y su premura por conseguir resultados a cualquier costo, puntualiza el vicedecano de asuntos internacionales de la enae.
Puedes leer este artículo en el número 1185 de la Revista Expansión. Adquiere esta revista o suscríbete a nuestra edición digital en iOS y Android .