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IETU: ¿dónde quedan las prestaciones?

A cinco meses de su entrada en vigor, el futro de seguros de vida y vales de despensa sigue en especialistas aconsejan evaluar los nuevos cambios fiscales para conocer el impacto real.
dom 13 julio 2008 06:00 AM
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Las empresas aún no deciden qué hacer con las prestaciones,

A poco más de cinco meses de la entrada en vigor del Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), el futuro de los vales de despensa y los seguros de gastos médicos, entre otros, sigue en duda.

El nuevo gravamen de 16.5%, sobre lo que resulte de los ingresos percibidos y efectivamente cobrados, no permite a los patrones deducir prestaciones como vales de despensa, fondo de ahorro o seguros de vida y gastos médicos. Y, por esa razón, desde fines de 2007 muchas empresas y consultorías fiscales planean convertir a efectivo (monetarizar) las prestaciones y sumarlas al salario del trabajador.

De enero a abril, según la Procuraduría Fiscal, se presentaron diario 244 amparos contra el IETU. Las empresas “esperan la resolución de los amparos o, en su caso, el cierre del año para ver cómo se comporta el IETU con el Impuesto Sobre la Renta (ISR) y, con base en eso, tomar una decisión”, señala Juan Manuel Franco, experto fiscal de Horwath Castillo Miranda.

La eventual monetización de las prestaciones implicaría mayores costos para los empleados y, en algunos casos, para las empresas. “En la ley hay muchos aspectos del IETU que no quedan claros; es muy prematuro pensar en hacer cambios, esperaríamos por lo menos este año”, explica, por su parte, el director ejecutivo de Retiro de Mercer, Enrique Marín.

Con el decreto del IETU del primer trimestre, la situación de varias prestaciones de previsión social siguen en un área gris.

“Cada caso es particular, y es importante que cada empresa evalúe los cambios que implica en toda la organización este nuevo impuesto, haciendo un especial énfasis en cada segmento, ya que cada uno tiene una mezcla de compensación diferente y, por lo tanto, algunos niveles pudieran verse más afectados que otros”, detalla Marín.

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Las opciones
La monetarización de las prestaciones y su acumulación en el salario de los trabajadores tiene ventajas y desventajas para las dos partes.

Monetarizar una prestación y sumarla a los ingresos del trabajador hace que esté sujeta al cobro del ISR, explica la catedrática de la Universidad Anáhuac del Sur María de los Ángeles Carrera. Los contribuyentes están obligados a calcular tanto el IETU como el ISR y pagar el impuesto que resulte mayor de los dos.

Las empresas que se decidieran por esta vía tendrían que tomar en cuenta esos pagos para calcular las aportaciones de seguridad social y el Impuesto sobre Nómina, puntualiza Carrera.

Estas dos aportaciones se pagan con base en los salarios, por lo que a mayor sueldo mayor pago al Seguro Social y al fisco. Los entrevistados coincidieron en que las compañías que quieran monetizar prestaciones podrían enfrentar problemas con los sindicatos: muy probablemente tendrían que renegociar los contratos para hacer los cambios.

Aunque el marco legal del IETU prevé que las empresas puedan obtener un crédito fiscal por el salario que pagan a sus trabajadores, no sería suficiente para compensar los costos adicionales de monetizar las prestaciones.

Para efectos del IETU puede obtenerse un crédito por el pago de los salarios, pero ni los sueldos ni la previsión social son deducibles, aunque para determinar la base del ISR, sí.

La consultora Mercer encontró, en un sondeo reciente, que sólo 5% de las empresas medianas y grandes planea cambios importantes en el paquete de prestaciones de los empleados a consecuencia del IETU.

Además, 53% estaría dispuesto a asumir los costos para compensar a sus empleados que resultaran afectados.

Los fiscalistas advierten que el eventual gasto para una empresa por asumir los costos de monetizar las prestaciones debe determinarse caso por caso.

Prestaciones en duda
Fiscalistas y expertos en recursos humanos argumentan que algunas prestaciones de las empresas, como seguros de gastos médicos, dentales, de vida, funerarios y planes de retiro, que si bien no hacen patrimonio al trabajador, sí reducen cargas al Estado.

“Esos (beneficios) no son un ingreso para el trabajador, son coberturas, promesa de pago si cumple ciertos requisitos”, detalla Alfredo Villas Carbó, director de Servicios Actuariales y Consultoría en Capital Humano de Aon Services.

Si se monetizaran las prestaciones y se diera la opción a los empleados de adquirirlas, muchos no lo harían, además de que el costo al evaluarse de forma individual y no colectiva aumentaría.

Un seguro individual se cotiza según la edad, el sexo de la persona y el número de dependientes económicos que tiene; una persona mayor o con hijos pequeños paga más que un joven y soltero, explica Villas Carbó. Las mujeres son consideradas de mayor riesgo para los aseguradores.

El directivo de Aon considera que este tipo de prestaciones debería mantenerse deducible de impuestos, toda vez que van encaminadas a aliviar cargas que son responsabilidad del Estado y muchos trabajadores que actualmente van a médicos en el sector privado podrían acabar regresando a buscar atención en la seguridad social.

Trajes a la medida
Una opción que pueden aprovechar las compañías para ofrecer prestaciones con una menor carga fiscal a sus empleados es hacerlas a su conveniencia, opina el experto de Aon.

Quizás a un trabajador no le interesa que su póliza de seguro cubra una cesárea, pero sí quiere un seguro dental; tal vez prefiera pagar menos por un seguro de vida y destinar parte de los recursos liberados a ahorrar para otros fines. Lo primero que una empresa requiere es determinar cuánto destina para otorgar estos beneficios. Y, por ejemplo, si destina 20% de su compensación total a dar prestaciones por encima de la ley, con los mismos recursos puede ofrecerle un menú más amplio a su trabajador, detalla Villas Carbó. “El reto es que al mismo costo, o menor, la gente tenga mayor satisfacción”.

Las empresas que opten por otorgar beneficios personalizados tendrían que hacer también el cálculo de cuánto se estarían ahorrando en materia fiscal frente al IETU.

¿Hacia dónde va el IETU?
Las compañías ya pagan el IETU desde el 17 de febrero y deberán esperar al menos un año antes de decidir el destino de las prestaciones de previsión social que dan a su personal, pero la tasa de ese nuevo impuesto crecerá en los próximos años.

Desde este año, el IETU grava con una tasa de 16.5%, la cual crecerá a 17% en 2009 y a 17.5% a partir de 2010. El nuevo tributo es complementario al ISR y sustituye al Impuesto al Activo. Los causantes deberán calcular, paralelamente, 16.5% del IETU y 28% del ISR y pagar al fisco el que resulte más alto.

Pero no todos son iguales ante los ojos de la Ley del IETU, ya que las dependencias gubernamentales, los partidos políticos y los sindicatos; las personas autorizadas para recibir donativos deducibles de ISR; las cámaras de comercio e industria y algunas personas con actividades agropecuarias, ganaderas o silvícolas no pagarán el tributo.

Tanto Hacienda como diputados y senadores prevén que, en el largo plazo, el IETU sustituya al ISR, ya que deja menos espacio para que las empresas tengan beneficios fiscales y paguen menos al fisco.

Las personas físicas con actividad profesional (médicos, arquitectos, artistas, periodistas, entre otros) y quienes tributen bajo el Régimen de Pequeños Contribuyentes también deberán pagar IETU.

De acuerdo con lo previsto en la Ley de Ingresos de 2008, el IETU recaudará 69,687 millones de pesos, y los trabajadores aportarán 76% de esa cifra, estima el abogado Eduardo Revilla, de Calvo, González Luna, Moreno y Revilla.

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