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‘Radiografía’ de la Tierra revela que la gravedad no es uniforme

Es una recreación científica realizada a partir de datos reales. Bienvenido al mundo virtual.
vie 02 abril 2010 11:41 AM
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Issac Newton nunca lo supo, pero las manzanas no caen a la misma velocidad en todos los lugares del planeta.

La masa de la que está hecha la Tierra no es homogénea, porque las capas de hielo son de mayor o menor grosor, los flujos de agua subterránea también son diversos, y en algunos otros lados las corrientes de magma en lo más profundo son más lentas.

Como la masa no es uniforme, tampoco lo es su campo gravitatorio. Las diferencias son muy leves, menos de 1% entre los puntos más extremos. La medición exhaustiva la llevó a cabo una misión de la NASA llamada Grace (Experimento de Recuperación Gravitacional y Clima, por sus siglas en inglés).

El primer trabajo de Grace fue la elaboración de un mapa exagerado que mostrara lo disparejo del campo gravitacional terrestre.

Como ese mapa, otros muestran el planeta sin agua, otros la invisible magnetósfera; algunos permiten ver el pasado de la Tierra, otros el futuro. Todos son representaciones de millones de datos reales procedentes de sensores y satélites.

Para medir la gravedad terrestre, Grace utiliza dos satélites idénticos que viajan en la misma órbita pero están separados entre sí por 220 kilómetros. A medida que los satélites giran, las regiones con gravedad más fuerte afectan a uno de ellos alejándolo levemente del otro.

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Este alejamiento detecta un cambio en la distancia de un micrómetro; es decir, la mitad del espesor de un cabello.

Reconstruyendo la tierra

Shuo Wang, de la Universidad de Minnesota en Estados Unidos, echó mano de las termografías que se emplean para observar el interior de un cuerpo humano y las utilizó para reconstruir el centro de la Tierra.

La aplicación se llama Amira y trabaja fundamentalmente con datos de temperatura. Luego de un análisis de toda esa información, Wang creó un modelo en tercera dimensión del manto terrestre que muestra cómo ascienden las columnas de magma hasta la superficie y allí se abren en abanico antes de convertirse en rocas frías para luego hundirse.

“Esta simulación permite entender la compleja dinámica de las placas tectónicas”, afirma Wang.

Karin Sigloch, del departamento de Geociencias de la Universidad de Princeton, generó un concepto semejante, pues emplea la misma tecnología que permite ver un cerebro humano en 3D: tomografías.

El sistema emplea Rayos X que son bombardeados desde múltiples ángulos a un objeto que quiera verse. La información combinada redibuja en tercera dimensión el cerebro y, en este caso, las entrañas del planeta.

Los sensores de Sigloch registran ondas sísmicas provocadas por terremotos de gran magnitud. Las ondas son tan poderosas que cruzan el planeta de un extremo a otro y se desplazan a distinta velocidad según la temperatura del material que atraviesan.

También el cambio climático ha sido representado en este mundo virtual.

Los expertos dividen el planeta en una extensa rejilla de millones de celdas (similares a los pixeles de una imagen, pero en 3D), que van desde la superficie de la Tierra a la estratósfera.

Cada una de estas celdas lleva datos de la temperatura del aire, presión atmosférica, velocidad del viento, etc. La computadora puede tardar días, años, incluso décadas en resolver las macro ecuaciones que esa información genera.

Actualmente, las simulaciones más precisas recrean objetos tan pequeños y rápidos como los tifones y, pueden predecir su desplazamiento con detalles milimétricos.

Pero en poco tiempo, los modelos del mundo rotarán en computadoras aun más potentes. Cruzarán datos de los océanos, del aire y organismos vivos.

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