Jaime Escalante es una lección para los maestros latinoamericanos
Jaime Escalante se adelantó a su tiempo.
Hoy, más de 30 años después de que el profesor boliviano de matemáticas puso a Los Ángeles Garfield High School en el mapa, mediante la convocatoria de 14 estudiantes en su primera clase de Cálculo, el resto del centro escolar aún está tratando de ponerse al día.
Escalante -que fue inmortalizado en la película de 1988 Stand and Deliver– falleció el 30 de marzo pasado en casa de su hijo en Roseville, California, después de un combate contra el cáncer.
Fue en el año de 1978, cuando Escalante comenzó a enseñar Cálculo a los niños mexico-americanos del barrio. Eso fue más de dos décadas antes de que el presidente George W. Bush retara a las escuelas públicas de la nación para que superaran las bajas en su nivel educativo, y Escalante dio la lucha contra esa batalla. Conocía todas las expectativas de la mayoría de ellos.
Más importante aún, Escalante sabía la receta de cómo superar las expectativas bajas y enseñar a los estudiantes a tener éxito. "Con ganas", decía, combinando el deseo de los estudiantes a aprender, con el deseo de los profesores para enseñar.
En todo Estados Unidos, los estudiantes y profesores llegan a las aulas con toneladas de excusas para no hacer lo que tienen que hacer. Así, no son de extrañar aquellos que tratan de que esa cultura continúe.
Una de las cosas que recuerdo de los años que pasé enseñando a los hijos de trabajadores agrícolas mexicanos en California es que a veces, al parecer, los estudiantes y los profesores están compitiendo para ver cuál grupo es el más débil.
Escalante no tenía ningún interés en ese juego. Personalmente, creo que era porque él era un inmigrante. “Aquí tienes a alguien que llegó a Estados Unidos con muy poco dinero, que no era capaz de hablar el idioma, trabajé trapeando los pisos y como cocinero, pero aprendí a hablar inglés y obtuve un título en matemáticas para dar clases”, decía.
Así es como le fue al hombre que fue elogiado por el periodista de educación para el Washington Post, Jay Matthews, como “el más famoso e influyente de las escuelas públicas de América como maestro de su generación”.
Escalante no tenía ningún interés en saber por qué los jóvenes mexicanos pobres de un barrio de secundaria no podían aprender cálculo, sin embargo fue una prueba nacional que lo llevó hacer todo lo contrario.
Eso es un impresionante legado, y en el caso de un extraordinario educador que su herencia se enseña en nuestras escuelas públicas cuando las grandes excusas quieren surgir.
Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente las de Rubén Navarrette Jr.