Reino Unido endurece sus leyes de armas tras matanzas

El tiroteo del taxista Derrick Bird en Cumbria, al norte de Inglaterra, ha revivido el dolor de las matanzas en el Reino Unido.
El país cuenta con una de las leyes de control y posesión de armas más duras en el mundo, aprobadas a raíz de varios episodios mortales en el pasado.
En 1987, Michael Ryan, de 27 años, mató a 16 personas al sur de Hungerford, Berkshire, en un tiroteo que duró varias horas. Ryan iba armado con una pistola, una granada de mano y un rifle automático.
Entre las víctimas se contaron a su madre, un policía que trató de detenerlo, y una mujer que pasaba un día de campo con sus dos niños. Ryan, quien vestía uniforme de combate mientras disparaba, fue localizado en un edificio vacío de una universidad, en donde se suicidó.
En 1988, a raíz de la masacre, Reino Unido enmendó la Ley de Armas de Fuego, por lo que desde entonces, es obligatorio obtener un registro de posesión de pistolas, y el uso y propiedad de armas semiautomáticas y escopetas está prohibido.
Nueve años después, Thomas Hamilton, un ex Boy Scout, entró al gimnasio de un colegio en el pequeño pueblo de Dunblane, en Escocia. Abrió fuego contra un grupo de niños de cinco y seis años de edad, mató a 16 estudiantes y a su maestro antes de suicidarse.
En 1997 la legislación prohibió todas las pistolas en el Reino Unido.
Después de los sucesos de Hungerford y Dunblane se llevaron a cabo amnistías en todo el Reino Unido, dando como consecuencia la entrega de miles de armas de fuego y cartuchos.
Desde entonces, cualquier persona que quiera portar legalmente un arma en el Reino Unido, tiene que obtener una licencia.
Al realizar las entrevistas con la policía, los solicitantes tienen que dar a conocer si tuvieron alguna condena y explicar la razón por la que requieren el arma. También se les hace una revisión médica, para asegurarse de que el médico no tenga dudas sobre el solicitante, y para recibir el consejo de un médico independiente.
Un tema no muy político en la elección
Sin embargo, durante las recientes elecciones en el Reino Unido, los partidos políticos apenas tocaron el tema del control de armas.
Los laboristas dijeron que: “Los homicidios están en su nivel más bajo en la década; los asesinatos por armas de fuego se encuentran en su nivel más bajo de los últimos 20 años; y las leyes de portación de armas se encuentran entre las más duras del mundo”.
Los demócratas liberales, ahora miembros de la coalición de gobierno, solicitaron que los hospitales compartan información con la policía, sobre heridas por armas de fuego para que puedan ubicar las zonas de mayores riesgos.
Muchos de quienes tienen dichas licencias de portación de armas, están afiliados a clubes y organizaciones deportivas.
En un comunicado en la página web de la Asociación Británica de Tiro y Conservación (BASC, por sus siglas en inglés), que tuvo su origen con la caza de aves salvajes, expresaron su “profunda preocupación” por el tiroteo en Cumbria.
Simon Clarke, vocero de la organización, dijo que es muy pronto para hablar de una masacre en Cumbria pero añadió: "El sistema británico, utilizado para expedir las licencias de portación de armas, está considerado como uno de los más duros en el mundo, e incluye una serie de medidas de seguridad, control médico y cuentas bancarias”.
Y añadió: "El Reino Unido tiene un enfoque definido para aprender todas las lecciones posibles de cualquier acontecimiento, y cooperará totalmente con nuestra experiencia”.
Con información de Nick Hunt