El héroe ‘silencioso’ del genocidio en Ruanda

Monita Rajpal entrevistó para CNN a Paul Rusesabagina, héroe del genocidio en Ruanda cuya historia fue llevada a la pantalla grande en la película de Hollywood Hotel Ruanda. Rusesabagina se encontraba en Londres para promover la organización Salvemos al Congo, con la cual continúa ayudando a personas afectadas por los conflictos en África.
Paul Rusesabagina es llamado héroe, salvavidas, hasta ángel.
En 1994, mientras el mundo veía como cientos de miles de Tutsis y Hutus moderados de Ruanda eran asesinados por milicias Hutu, Rusesabagina vivió la pesadilla en carne propia.
Cuando las milicias iban de casa en casa buscando a quién matar, Rusesabagina escondió y protegió a cuantos pudo en un hotel lujoso de Kigali, donde trabajaba como gerente.
Como gerente representaba al hotel, y se tomó el trabajo a pecho. Cuando lo conocí, me pareció modesto, hasta introvertido. Si lo conoces, probablemente no pensarías que estás frente a un hombre cuyas acciones salvaron la vida de muchos destinados a una muerte segura y que inspiró la película de Hollywood Hotel Ruanda.
Aún así, este modesto y silencioso hombre tenía una fuerte determinación. Es casi como si la atención que recibió después del genocidio, de la película, y de su libro Un hombre ordinario, lo llevó a darse cuenta que su vida tiene más significado de lo que él jamás pensó.
Salvar a más de mil personas durante el genocidio es algo que dice haber hecho sin pensar. Para él, se tenía que hacer. Cuando le pregunté cómo se veía antes, dijo que siempre fue un poco diferente a los demás gerentes.
“Siempre me preocupo por los que no tienen quién se preocupe por ellos… Los que no tienen quién los cuide son a los que siempre recibo y les doy trabajo”, dijo.
Además de ser conocido por su heroísmo, Paul Rusesabagina es el orgulloso padre de seis niños, dos de las cuales son sobrinas que adoptó después de que perdieran a sus padres en el genocidio.
Mientras caminamos a lo largo de la famosa Carnaby Street de Londres en un soleado día primaveral, Rusesabagina habló de su vida hoy en día, vive en Estados Unidos, en Texas, pero siempre mantiene su atención en los asuntos de África.
“Soy humanitario y defensor de los derechos humanos…”, dijo. Lo entrevisté mientras se encontraba en Londres para promocionar el trabajo de la organización internacional Salvemos al Congo, dedidcada a crear conciencia sobre lo que Rusesabagina describe como una “guerra subsidiaria… (en la cual) cerca de 17 millones de civiles inocentes han sido asesinados”.
Durante la entrevista me pregunté como este hombre paciente y silencioso, que fue testigo de lo peor que la humanidad es capaz de hacer, todavía puede sonreír y creer en la bondad de la gente.
Pero ahí estaba, sonriendo y hablando amablemente sobre sus propios sueños y aspiraciones que incluyen tal vez algún día en algún lugar ser dueño de su propio hotel.
Cuando le pregunte de dónde saca fuerza, me contestó: “¿Acaso fui tan fuerte? No creo haber sido mucho más fuerte que todo los ruandeses, pero lo que creo es que esa es mi convicción… Desde que era pequeño aprendí a escucharme a mi mismo”.
“Mi consciencia es mi consejera, nunca va a confundir el bien del mal ni el mal del bien”.