Benigno Aquino III asume el cargo de presidente de las Filipinas

Una nueva era comienza en las Filipinas, o se puede decir que es la continuación de una dinastía política.
Benigno Aquino III asumió el cargo de presidente de las Filipinas, el número 15 del país, después de arrasar en las elecciones de mayo. Obtuvo más de 15 millones de votos, casi 5.7 millones más que su principal opositor, el ex presidente Joseph Estrada, en una elección que representó una prueba de fuego para la democracia del país. Participaron nueve candidatos en total.
Se puede asociar a Aquino con un color familiar, el amarillo. Es hijo de dos importantes figuras de la vida de Filipinas, la ex presidenta Corazón Aquino y su esposo Benigno.
Benigno padre, un líder de la oposición, fue asesinado al regresar de su exilio en Estados Unidos en 1983, cuando intentaba dirigir un movimiento para derrocar al dictador Ferdinand Marcos.
Al momento de su muerte, la lucha por la reforma quedó en manos de su esposa, inicialmente renuente, que obtuvo el apoyo para su movimiento Poder de la Gente usando su característica ropa amarilla. En medio de acusaciones crecientes de fraude electoral y de un motín militar, Estados Unidos retiró su apoyo a Marcos, quien buscó el exilio en Hawai.
Corazón Aquino fue presidenta de 1986 a 1992, luchó contra la pobreza y la deuda masiva del país, mientras se enfrentó a una insurgencia marxista y a siete intentos de golpe de estado. Logró reformar la constitución nacional y limitar la presidencia a un periodo de seis años. Corazón Aquino murió el año pasado.
El joven Aquino, al igual que ella, viste de color amarillo y habla de devolver el poder a la gente. Llegó a la presidencia después de los tres presidentes que siguieron a su madre, Fidel Ramos, Estrada y Gloria Macapagal-Arroyo.
A los 50, y soltero, es un presidente relativamente joven. Los críticos dicen que tiene poca experiencia como legislador y senador. Pero sus partidarios resaltan que no hay duda sobre su integridad, en un país donde la corrupción es generalizada.
Al igual que su madre, tuvo que ser convencido por amigos y simpatizantes de postularse.
Pero ahora, muchos filipinos celebran ruidosamente al nuevo presidente.
Se declaró un día festivo para la inauguración, que tomó lugar en un parque a la orilla del mar en Manila, y contó con la presencia de una gran multitud. Muchos vestían de amarillo y cargaban plátanos y banderas filipinas, mientras que otros se intentaban proteger del calor. La inauguración atrajo a mandatarios de toda la región.
Aquino promete combatir la corrupción, y sus simpatizantes dicen que será un buen cambio de la impopular Arroyo, acusada de ignorarla.
Apenas comienza su trabajo, pero Benigno Aquino ya ha provocó cambios, nombró a un juez jubilado de la Suprema Corte para que dirija una comisión de la verdad que investigará la corrupción y posiblemente enjuiciará a Arroyo. Asimismo, promete examinar el presupuesto para asegurar que no se pierdan fondos en corrupción.
Además dice que quiere iniciar pláticas de paz con las insurgencias comunistas e islámicas, que llevan años en el país.
A pesar de sus grandes ambiciones, Aquino tiene la reputación de ser modesto.
“No me permitan comenzar con una idea exagerada de mi propio valor o con el ego inflado, sin tener los pies firmes en la tierra”, dijo en abril, “porque podría sucumbir a las mismas tentaciones a las cuales cayeron quienes criticamos”.