Un estudio belga revela que el Führer tenía sangre judía y berebere
Lo que por décadas se ha dicho a la ligera, casi como leyenda urbana, podría tener visos de verdad: Adolfo Hitler pudo haber tenido una mezcla de sangres, incluyendo judía y africana, según reportes de la revista belga Knack.
En una investigación del periodista Jean-Paul Mulders y el historiador Marc Vermereen, publicada en esa revista en idioma flamenco, se asienta que Hitler tiene descendientes que viven en Estados Unidos y en Austria, el país donde nació.
Los autores del reporte tomaron pruebas de ADN de los parientes del Führer, y su posterior análisis demostró que el líder nazi pudo haber tenido ancestros judíos.
En total, Mulders y Vermereen visitaron a unos 40 descendientes de Hitler, quienes tienen el cromosoma Haplogrupo E1b1b1, el cual, indican, es raro entre los originarios de Europa occidental, pero prevalece entre los berebere del norte de África y en los judíos asquenazíes y sefarditas.
Según Mulders, el hallazgo principal no es simplemente el contenido sanguíneo de Hitler, sino que el Führer “estaba relacionado con la gente que más despreciaba”.
En Knack, Mulders asegura que los análisis del ADN de la saliva de los supuestos descendientes de Hitler, se realizaron bajo los estándares más altos que permite la tecnología en laboratorios de punta.
Sin embargo, lo publicado por los investigadores belgas dista de ser un hito. Ya antes, historiadores y biógrafos de Hitler han asegurado que en sus venas circulaba sangre judía.
La teoría más extendida es que su padre, Alois, había sido fruto de una relación ilegítima de su madre, una sirvienta llamada Maria Schickelgruber y un judío de 19 años, de apellido Frankenberg.