Liu Xiaobo sigue una tradición: los Nobel perseguidos o encarcelados
El Premio Nobel de la Paz 2010 al disidente chino, Liu Xiaobo, sigue un precedente ocasional de reconocimiento a defensores de los derechos humanos, que o están encarcelados o están sujetos a restricciones o acoso del estado.
Al anunciar el prestigiado galardón, el presidente del Comité Noruego del Nobel, Thorbjen Jagland, citó a Liu por su “su larga y no violenta lucha por los derechos humanos fundamentales en China”.
Liu cumple actualmente una condena de 11 años de prisión en China por incitar a la subversión del poder del estado.
En respuesta al premio, el vocero de la cancillería china, Mao Zhaoxu, dijo que Liu era un “criminal convicto”, cuyas acciones han estado en “completa contradicción con el propósito del Premio Nobel de la Paz”.
A menos que Liu sea liberado para recibir su premio en Oslo en diciembre, se unirá a una pequeña lista de laureados que no han podido recibir su medalla en persona, como la líder a favor de la democracia de Myanmar, Aung San Suu Kyi, y el disidente soviético, Andréi Sájarov.
Suu Kyi, fue galardonada con el premio en 1991, por su “lucha no violenta por la democracia y los derechos humanos”, un año después de que su partido a favor de la democracia, tuvo una victoria arrasadora en las elecciones nacionales. Pero el resultado fue suprimido por el gobierno militar del país.
Suu Kyi, fue puesta en arresto domiciliario y ha permanecido detenida la mayor parte del tiempo desde entonces.
Su discurso de aceptación fue dado por su hijo, Alexander Aris, quien dijo “es mi mayor esperanza que … la junta gobernante aún pueda considerar esos llamamientos a la humanidad básica, como el Comité del Nobel ha expresado en la concesión de su premio éste año”.
Los líderes de Myanmar dijeron a principio de éste mes que Suu Kyi será liberada en noviembre, días después de las primeras elecciones en dos décadas. Pero los abogados de ella han expresado escepticismo en la promesa de la junta.
Físico y activista
Sájarov, un físico nuclear soviético convertido en activista de derechos humanos, ganó el premio en 1975, pero no le fue permitido salir de la ex Unión Soviética pare recoger su premio. En su lugar, el discurso de aceptación fue leído por su esposa, Elena Sajarova.
“Les ruego recordar que el honor que se me ha conferido, es compartido con todos los prisioneros de consciencia en la Unión Soviética y en otras naciones de Europa del Este, así como con todos los que luchan por su liberación”, dijo Sajarova, a nombre de su esposo.
En 1979, Sájarov fue exiliado a la ciudad cerrada de Gorky, ahora Nizhni Nóvgorod, y vivió bajo constante vigilancia del estado, hasta su regreso a Moscú en 1986, cuando la política de la Perestroika de Mikhail Gorbachev vio a muchos disidentes liberados.
La solidaridad polaca
El líder sindical polaco, Lech Walesa, reconocido por su labor como líder del movimiento anticomunista Solidaridad, tampoco pudo recoger su galardón en 1983, temiendo que no se le permitiera regresar libremente a Polonia si lo hacía, según el sitio de Internet del Instituto Lech Walesa, en su lugar mandó a su esposa, Danuta, y a su hijo, Bogdan, a Oslo.
Walesa había sido detenido frecuentemente y mantenido bajo vigilancia del estado desde mediados de los 70, y cuando la ley marcial fue impuesta en Polonia en 1981, había sido arrestado y cautivo por casi un año en una lejana casa en el campo.
“Con profunda tristeza pienso en todos aquellos que pagaron con sus vidas su lealtad a Solidaridad, de aquellos que están tras las rejas y que son victimas de la represión”, dijo Walesa en su discurso de aceptación leído por su esposa.
Premio y represión
En 2009, el canciller noruego, Jonas Gahr Store, mostró preocupación por el trato a otra laureado por la paz, la iraní Shirin Ebadi, reclamando que la medalla de la ganadora de 2003, había sido confiscada por el régimen de Teherán. Noruega también acusó que el esposo de Ebadi había sido arrestado y golpeado severamente.
Pero Irán negó haber confiscado la medalla, y dijo que Ebadi era sujeto de una acusación por evasión de impuestos.
Ebadi recibió el premio por enfocarse en los derechos humanos, especialmente en la lucha de mejorar el estatus de mujeres y niños. Siguiendo el arresto de su hermana, le dijo a CNN a principio de este año que las autoridades dejaron un mensaje: que detuviera su activismo por los derechos humanos.
“En los pasados seis meses han puesto una significante presión sobre mi y mi familia, mi esposo, mi hermano y mi hermana, quienes fueron requeridos en diversas ocasiones por el ministro de Inteligencia, y se les dijo que si no detenía mis actividades, serían arrestados”, dijo.
A dónde van los desaparecidos
El activista de los derechos humanos, Adolfo Esquivel, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1980 después de pasar más de un año en prisión sin juicio entre 1977 y 1978. Fue llamado a declarar por querer crear consciencia acerca de la “guerra sucia” del gobierno militar de Argentina, que desapareció a miles de oponentes políticos, de acuerdo al sitio web del Premio Nobel.
En 1960, el comité del Nobel dio el Premio de la Paz al entonces presidente del Congreso Nacional Africano (CNA), Albert Lutuli, por su trabajo en contra del régimen del Apartheid en Sudáfrica.
Lutili, pasó casi un año detenido entre 1956 y 1957 con cargos de traición, que fueron desechados posteriormente. Una serie de prohibiciones de viaje lo confinaron a un radio de apenas más de 22 kilómetros a la redonda de su casa.
En 1960 fue arrestado sentenciado por quemar públicamente sus papeles de identidad, en un gesto de solidaridad con los manifestantes asesinados en la masacre de Sharpeville.
El compañero de Lutili en el CNA, Nelson Mandela, encarcelado de 1964 a 1990, tuvo que esperar hasta su liberación para ganar el Premio Nobel de la Paz, compartiendo el honor con el último presidente del Apartheid de Sudáfrica, F.W. de Klerk, por el trabajo conjunto para poner fin a la segregación racial.
El manifestante antinazi y periodista, Carl Von Ossietzky, fue el primer laureado del Nobel de la Paz, premiado mientras estaba en prisión en Alemania a mediados de los 30. Von Ossietzky, ya había cumplido una sentencia de siete meses en prisión entre 1931 y 1932 por traicionar secretos militares después de publicar un artículo revelando detalles del rearme secreto de Alemania.
En 1933, con Hitler consolidando su poder, Von Ossieztky fue arrestado por la policía secreta, y encarcelado, primero en Berlin y después en campos de concentración en Sonnenburg y Esterwegen-Papenburg, en donde compañeros prisioneros dijeron que fue forzado a realizar trabajos pesados a pesar de sufrir un ataque cardiaco.
Siendo citado para el premio de la paz de 1935, Berlín se rehusó a liberarlo para que pudiera recoger el premio en 1936, y le demandó que declinara el honor, a lo que Von Ossieztky se negó. Sufriendo de tuberculosis, en permaneció en cautiverio y después en el hospital bajo vigilancia, hasta su muerte en 1938.
De acuerdo con el sitio del Premio Nobel, la ultima aparición pública de Von Ossietzky fue en una audiencia en tribunales, en la que su abogado fue sentenciado a dos años de trabajos forzados por malversación de la mayor parte del dinero del premio.