La experiencia en la mina puede ser 'oro molido' para los 33 mineros
El presidente chileno, Sebastián Piñera, definió la labor de rescate de los 33 mineros atrapados en una mina de cobre y oro como una “epopeya”.
Y en verdad, las más de 22 horas y media que transcurrieron desde que Florencio Ávalos salió del Fénix 2 hasta que Luis Urzúa hizo lo propio, millones de personas siguieron puntualmente la cita con la historia.
Ya fuera en las transmisiones en directo, sin parar, como las de CNN , o en la red, cada minero que alcanzó la superficie significó un triunfo para la esperanza.
Con el rescate, dos promesas quedaron saldadas con la operación San Lorenzo.
Una fue la del propio Piñera , que arriesgó su capital político, un poco lastimado por la forma en que el gobierno chileno respondió a los desastres naturales de este año.
“Han sido cientos y miles las personas que han trabajado para llegar a este momento, y esperamos también que, con la ayuda de Dios, podamos culminar esta epopeya en forma feliz”, dijo Piñera en una de sus varias intervenciones del miércoles 13.
Pero la otra promesa se cumplió más a carta cabal.
" Tranquilo presidente, los vamos a traer ", afirmó Manuel González, el experto en rescates de la Corporación Nacional del Cobre (Codelco), que fue el primer rescatistas que bajó a la mina para coordinar el ascenso de los llamados 33 de Copiapó.
Con los 33 mineros, más los rescatistas que bajaron, ya afuera de la mina, a los jugadores les recuperarse emocional y físicamente y, para muchos, administrar la fama.
Es el caso de Mario Sepúlveda , el segundo minero que salió y que se ganó el corazón de millones en todo el mundo al romper la tensión que Florencio Ávalos, el primero, no pudo romper.
El ahora conocido como Súper Mario, con sus piedras traídas desde el fondo de la mina, es uno de quienes podría vender sus derechos a editoriales o productores de películas.
De hecho, lo que se dice fuera de la mina, en el mundo real, es que los mineros van a tener que aprender a lidiar con la fama ganada a base de su encierro.
Según Tomás Chamorro , un psicólogo basado en Londres, los mineros van a necesitar de mucha ayuda de sus familias y seres queridos para poder superar lo vivido a más de 600 metros de profundidad.
“Podría tomarles entre uno o seis meses”, dijo a CNN. “Y quizá algunos no se recuperen”.
Los mineros ya tienen algo que contar. Nadie ha pasado más tiempo en las profundidades de una mina.
Y eso, para estos trabajadores que se ganaban la vida sacando oro y cobre para un patrón, podría ser, en cierto modo, oro molido: ya hay reportes de ofertas de contratos para libros y películas, reporta el diario británico The Telegraph.
Según su versión digital, en Campo Esperanza no sólo se concentró la atención de rescatistas, familiares o reporteros.
“Periodistas, autores y productores de Hollywood, algunos agitando sus chequeras, están desesperados por narrar (la experiencia de los mineros bajo tierra)”.
Luego de que sean dados de alta del hospital de Copiapó a donde fueron llevados, los 33 mineros bien podrían dedicarse a buscarse agentes para sus siguientes proyectos, fuera de la mina, y sobre la tierra.