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Irán, el trágico ocaso de una dinastía

La muerte por aparente suicidio del segundo hijo varón del extinto Sha de Irán permite recordar a la monarquía de esa nación y su final
dom 09 enero 2011 11:49 AM

Nota del editor: Hamid Dabashi es el autor de “Iran: A People Interrupted”, y el profesor Hagop Kevorkian de Estudios Iraníes y Literatura Comparativa en la Universidad Columbia de Nueva York. Su más reciente libro es “Iran, the Green Movement and the U.S.: The Fox and the Paradox”, (Zed Books, 2010).

Para aquellos de nosotros que nacimos y crecimos en Irán durante el reinado de la monarquía Pahlavi, los nacimientos de los miembros de nuestra entonces familia real salpicaron nuestras vidas.

Aún recuerdo vívidamente el día en que el príncipe heredero, Reza Pahlavi, nació el 31 de octubre de 1960

Para cada uno de sus cumpleaños posteriores, se nos obligaba a cantar, bailar y desfilar en nuestro principal estadio de futbol de la ciudad. Los siguientes nacimientos de los otros tres hijos del difunto Sha Mohammad Reza Pahlavi (1918-1980) no fueron tan grandes; para la nación estaba asegurado quién sería el siguiente en la línea. Aunque por supuesto, nada de eso sucedió.

La muerte por aparente suicidio del segundo hijo varón y tercer hijo del fallecido Sha de Irán, el príncipe Alireza Pahlavi, el martes en Boston es igualmente notable, aunque una ocasión más triste. Cuando en los 80 me uní a la facultad de la Universidad de Columbia, en donde el joven príncipe era estudiante, tuve más de una ocasión de reunirme con él y con el resto de la familia real recientemente exiliada. Lo recuerdo como un estudiante sumamente amable, encantador y serio, aunque un poco reservado y reticente. En general, parecía mezclarse bien con los otros estudiantes de forma  natural y sin pretensiones.

Para alguien criado por una devota madre chiita y un comprometido padre socialista, la monarquía nunca ha sido de mi agrado. En toda mi vida adulta me he opuesto a la monarquía Pahlavi, y aún así la muerte del joven príncipe resuena profundamente dentro de mí como padre de cuatro hijos.

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Es difícil especular tan pronto después del triste suicidio de cualquier joven. Pero cualquiera que sea el diagnóstico clínico de depresión y desesperación podría ser este caso, como lo sugirió su hermano mayor en su declaración oficial, creo que una profunda anomia y frustración podría ser al menos un factor.

Al igual que otros jóvenes iraníes, el difunto Alireza Pahlavi y antes que él su difunta hermana menor, Leila Pahlavi, quien también se suicidó en Londres en el 2001, deben haber querido ser una fuente de bienestar para su país natal. No hay razón para dudar de esa posibilidad, no importando cuáles puedan ser nuestras políticas. Pero las circunstancias históricas y el fin de la monarquía en Irán no permitió que eso pasara, y el exilio de la ex reina y sus cuatro hijos no tuvieron un impacto positivo en su tierra natal.

Creo que la monarquía no tiene futuro en Irán y tiene mucho que perdió su validez institucional. Incluso en las democracias europeas como Suecia o el Reino Unido, la monarquía parece una antigüedad extraña, algún carnaval inofensivo con una colorida pompa y ceremonia, ciertamente puede ser algo bueno pare el negocio del turismo, pero ultimadamente está mejor escenificado y empacado en la versión de Disney World aquí en EU.

La revolución iraní de 1977 a 1979 fue una enorme, extendida, revuelta social, y lo que haya dividido a las fuerzas revolucionarias, el fin de la monarquía fue un factor en lo que todos estuvieron de acuerdo.

Como resultado, no creo que el ex príncipe heredero Reza, el único hijo sobreviviente del difunto Sha, como ícono de una monarquía derrocada, tenga algún futuro en las aspiraciones democráticas de su país, por el cual muchos iraníes actualmente están haciendo frente a las atrocidades de la república islámica. Pero ciertamente, Reza Pahlavi como iraní tiene todo el derecho y toda la razón de esperar ser parte del futuro democrático.

El futuro ya no es de golpes de Estado militares, invasiones extranjeras o levantamientos revolucionarios. Creo que todo lo que vemos hoy en día en Irán habla de un deseo colectivo de una joven, esperanzada y comprensiva generación por una transición no violenta. Reza Pahlavi debería ser parte de esa transición si renunciara de una vez por todas a su derecho al "trono". Porque yo creo que ya no hay un trono en Irán, ni está dirigida por una dinastía o por mulás.

La historia de Irán de los últimos 200 años incluye dos dinastías monárquicas, los Qajar (1798-1926) y los Pahlavi (1926-1979). Pero la monarquía se volvió una institución obsoleta incluso antes del derrocamiento de los Pahlavi en 1979. Los Pahlavi estuvieron, como todas las otras familias reales, acostumbradas a una vida de riqueza, lujo y poder, que perdieron violenta y repentinamente.

En los últimos años, Leila y Alireza, debieron ver con una combinación de admiración y pesar el histórico levantamiento de su propia generación para la democracia en Irán; admiración y pesar porque no pudieron imaginar o encontrar un lugar para ellos en ese levantamiento.

Por supuesto, esta tragedia sobre todo, es difícil de soportar para la afligida madre del joven príncipe, la reina Farah, y para sus hermanos.

No se puede comparar el suicidio del príncipe Ali Reza con la muerte de miles jóvenes iraníes que por el pecado de soñar con un mejor futuro para su país, murieron durante el reinado de la dinastía Pahlavi, o con esos miles más cuyas vidas han sido terminadas por la república islámica. Pero aún así, es un día triste para la joven generación de iraníes de cualquier tendencia política, ver una joven vida perdida en la desesperación.

Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente de Hamid Dabashi

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