EU juzga al exiliado cubano acusado de intentar asesinar a Fidel Castro
En la mayoría de sus 82 años, Luis Posada Carriles se ha esforzado para mantener su determinación inquebrantable de derrocar a la revolución cubana.
Un exiliado cubano anticastrista y ex agente de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés), Posada Carriles es acusado por el gobierno de Cuba de estallar un avión comercial, de ser el cerebro de una campaña de bombardeos en diversas atracciones turísticas de La Habana y de intentar asesinar a Fidel Castro.
Al tiempo que niega haber estado detrás de esos atentados, Posada, en sus escasos comentarios públicos, se llama a sí mismo "un soldado" quien no se opone a usar la violencia para forzar el cambio en Cuba.
Antes de caer enfermo y dejar el cargo de presidente, Fidel Castro se refirió a Posada como el "terrorista más peligroso del hemisférico occidental" y exigió que sea llevado ante la justicia por los supuestos ataques que se remontan a más de 30 años.
Posada Carriles será juzgado este lunes, pero no por esos cargos y tampoco en Cuba. Será juzgado en Estados Unidos por mentir a los funcionarios de inmigración .
El "caso se lee como una novela de misterio de espionaje de Robert Ludlum, con todos los vuelcos en la trama que han convertido en famoso a Ludlum", escribió uno de los jueces que conoció el caso durante los últimos cinco años, en los registros del tribunal.
Posada enfrenta 11 cargos por mentir a los funcionarios acerca de cómo entró en Estados Unidos en 2005 y por su presunta participación en los ataques contra Cuba . De ser declarado culpable, enfrentará de cinco a ocho años de prisión.
Para Margarita Morales, el juicio de Posada ofrece poco consuelo. Su padre, Luis Alfredo Morales Viego, fue asesinado en el atentado contra un vuelo de Cubana de Aviación en 1976.
"Es doloroso saber que Posada Carriles es juzgado sólo por mentir a los funcionarios de inmigración", dijo Morales, con lágrimas en los ojos. "¿Cuánto tiempo tengo que aguantar por alguien quien es llamado un mentiroso cuando él es un asesino, un terrorista?".
La bomba explotó poco después de que el vuelo 455 de Cubana despegó de Barbados, donde murieron 73 pasajeros y tripulantes a bordo. Morales, un entrenador del equipo nacional de esgrima de Cuba, fue uno de los 24 miembros del equipo en morir en el accidente.
Tras el evento, Posada fue arrestado y juzgado en Venezuela, donde había trabajado para los servicios de inteligencia del país. Mientras las autoridades planeaban el juicio por la voladura del avión, escapó de la cárcel.
Posada negó su participación en el ataque. Sin embargo, un documento desclasificado de la CIA obtenido por el Archivo Nacional de Seguridad en la Universidad George Washington cita a Posada diciendo "vamos a golpear un avión cubano".
Venezuela, cuyo presidente Hugo Chávez es un firme aliado de Cuba, sigue buscando la extradición de Posada por el atentado aéreo. Hasta ahora, los tribunales estadounidenses se han negado a extraditar a Posada citando su temor a ser torturado en Venezuela.
"Si el nombre de Posada Carriles fue 'Mohammed', su extradición se habría dado hace mucho tiempo atrás", dijo José Pertierra, abogado que maneja la petición de extradición de Venezuela. "Hay un montón de esqueletos en los armarios y estoy seguro de que hay gente en Washington que no quiere ver a Posada Carriles extraditado porque podría cantar como un canario".
Aunque Posada no es juzgado por ser terrorista, enfrenta cargos por supuestamente mentir sobre actividades terroristas.
En 2005, Posada fue arrestado por los agentes de Seguridad Nacional después de dar una conferencia de prensa en Miami, donde negó su participación en la voladura del avión o por atacar a civiles en su guerra contra el gobierno cubano.
Inicialmente fue acusado de entrar ilegalmente a Estados Unidos, pero luego los fiscales federales también lo inculparon por mentir a los funcionarios de inmigración sobre su presunta participación en una serie de atentados con bombas en La Habana en 1997.
En 1998, Posada Carriles admitió al diario The New York Times que él había enviado a un grupo de operarios a Cuba para hacer estallar las bombas en hoteles y restaurantes, con la esperanza de arruinar la industria turística de la isla. Un empresario italiano, Fabio Di Celmo, murió en uno de los atentados.
"Es triste que alguien haya muerto, pero no podemos detenernos", Posada contó al periódico. ''Ese italiano estaba sentado en el lugar equivocado en el momento equivocado". Cuando le preguntaron si sentía remordimiento, Posada mencionó al periódico "duermo como un bebé".
Varios de esos espías fueron capturados en Cuba e implicaron a Posada durante el juicio, según informes de los medios de comunicación del gobierno cubano y en un testimonio en video difundido en la isla lo reafirman los hombres.
En documentos judiciales, los abogados de Posada sostienen que su inglés era demasiado pobre para entender las preguntas del reportero. Las entrevistas fueron grabadas y se espera que sean una parte central del caso del gobierno contra Posada.
El padre de Fabio Di Celmo, Giustino, ha vivido en Cuba desde el atentado de 1997; él estaba en su habitación en el Hotel Copacabana cuando un explosivo plástico C-4 estalló en el vestíbulo, donde su hijo falleció.
"Nunca pensé que se había tratado de una bomba", dijo Di Celmo en una entrevista. "Quince minutos más tarde, me dijeron que Fabio había sido asesinado". Un trozo de metralla de la bomba pasó por el cuello de su hijo.
"Si la bomba hubiera estallado 15 o 20 minutos más tarde, cuando el restaurante (del hotel) estuviera abierto, habría sido un baño de sangre", contó Di Celmo. "¿Cómo combatir las ideas de asesinar a la gente?".