¿Por qué los terroristas atacan los aeropuertos?
Nota del editor: Brian Michael Jenkins es el asesor senior del presidente de la RAND Corp y autor de "Will Terrorists Go Nuclear?", (Prometheus Books, 2008). Es ex presidente del Departamento de Ciencias Políticas de RAND, una organización de investigación sin fines de lucro centrada en políticas públicas, que fundó su programa de investigación del terrorismo en 1972.
(CNN) – El ataque con bomba en el aeropuerto Domodedovo de Moscú , que mató a 35 personas e hirió a 152, no es el primero en su tipo en Rusia.
Atacantes suicidas lograron burlar allí las medidas de seguridad en el 2004 y derribaron dos aviones de pasajeros, matando a 88 personas. A pesar de las medidas de seguridad extraordinarias, los terroristas siguen obsesionados con atacar objetivos aéreos.
Cuando se enfrentan a una mayor seguridad, los terroristas no abandonan la aviación comercial como objetivo para celebrar su violencia. En su lugar, atacan los aeropuertos, como lo hicieron el lunes en Rusia.
Los ataques en aeropuertos dan a los terroristas el valor simbólico que buscan y garantizan la atención de los noticieros de los medios de comunicación internacionales. También crean una alarma a nivel local. Los rusos probablemente ahora teman que una nueva célula terrorista operativa esté libre en Moscú, mientras internacionalmente, los turistas y ejecutivos de negocios reevalúan sus planes de viaje.
Los ataques terroristas en los aeropuertos no son un nuevo fenómeno. El primer secuestro de un avión por parte de terroristas (no fue el primer secuestro) ocurrió en 1968. El primer ataque terrorista con bomba en un avión ocurrió en 1970. En 1972, tres miembros del Ejército Rojo de Japón, como parte de su alianza con el Frente Popular para la Liberación de Palestina, lanzó granadas y acribilló a los pasajeros que iban llegando al aeropuerto Lod en Israel, matando a 26 personas e hiriendo a 78, muchos de ellos peregrinos puertorriqueños visitando la Tierra Santa.
No fue solamente la masacre lo que atrajo la atención mundial. La gente se preguntó, ¿Cómo es posible que japoneses vayan a Israel para asesinar puertorriqueños en nombre de los palestinos?
Cuarenta años de ataques terroristas han impulsado medidas extraordinarias de seguridad. Estas han tenido cierto éxito, o por lo menos han actuado para disuadir. Como vimos en el intento del 2009 del llamado bombardero de la ropa interior para derribar un avión volando desde Amsterdam, Holanda, a Detroit, y los intentos del 2010 para sabotear vuelos de carga, unos terroristas lograron contrabandear artefactos explosivos en los aviones. Pero fueron obstaculizados por los servicios de seguridad y obligados a construir dispositivos más fáciles de ocultar con mecanismos menos detectables y menores cantidades de explosivos. Estos dispositivos no funcionaron. Probablemente no hubieran derribado un avión si se encontraba a pleno vuelo. Por otra parte, inteligencia mejorada ayuda a mantener a los terroristas fuera de los aviones.
Los intentos de ataques terroristas o de secuestrar aviones disminuyeron de un promedio de uno al mes en los 70 a un promedio de uno o dos al año en la era post 11 de septiembre.
El ataque del lunes en el aeropuerto de Moscú es el peor desde la masacre del aeropuerto Lod (ahora llamado Aeropuerto Internacional Ben Gurion) hace 39 años.
En 1975, una bomba explotó en la zona de reclamación de equipaje del aeropuerto La Guardia en Nueva York, matando a 14 personas e hiriendo a 70. En 1983, una bomba terrorista mató a cinco e hirió a 56 en el mostrador de registro en el aeropuerto de Orly en París. Y en 1985, terroristas atacaron a pasajeros en los aeropuertos de Roma y Viena, matando a 13 personas y lastimando a 113.
Agentes de migración en la frontera de Canadá con Estados Unidos arrestaron a un terrorista en 1999. Descubrieron una bomba grande en la cajuela de su automóvil, que tenía la intención de detonar en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles. Si hubiera tenido éxito, la explosión hubiera sido devastadora.
La pregunta es inevitable: ¿Necesitamos aún más seguridad en los mostradores de registro, las salas de espera y otras zonas de fácil acceso en los aeropuertos? La respuesta es que estos lugares públicos son costosos para proteger y no se pueden hacer imposibles para atacar.
Incluso si un terrorista determinado fuera desalentado por un nuevo anillo de seguridad en la entrada del aeropuerto, él no se retiraría del terrorismo. Simplemente iría algunos kilómetros más lejos para detonar su dispositivo en una estación de trenes, un centro comercial, un restaurant lleno de gente o un lugar concurrido, como Times Square en Nueva York, todos ellos han sido blancos de terroristas. El costo de proteger lugares públicos es tan importante como los trastornos que estas medidas podrían provocar, con poco beneficio de seguridad neto.
Algunos aeropuertos operan puntos de control aleatorios en la entrada de vehículos para impedir que los terroristas entren con una enorme bomba en su cajuela. Y policías y soldados armados patrullan las áreas públicas de las terminales aéreas para vigilar y ser capaces de responder rápidamente si alguien comienza a disparar.
Moscú probablemente incrementará estas medidas en el aeropuerto de Domodedovo, y lo mismo pasará en los aeropuertos importantes de todo el mundo. Esto puede salvar algunas vidas, pero agregar otro nivel de seguridad allí, no salvará más vidas en los lugares públicos en general. La seguridad simplemente desplazará el riesgo y aumentará el costo de viajar.
Los viajeros preocupados podrían tener en cuenta que en todo el mundo, hay cerca de 2,000 millones de pasajeros abordando y llegando cada año, y casi 20,000 millones desde el 11 de septiembre. Aproximadamente una de 130 millones de personas ha muerto a manos de los terroristas en aviones o aeropuertos. Las probabilidades son pequeñas, aunque cualquier cifra es una tragedia.
Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente de Brian Michael Jenkins.