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La Iglesia Autóctona de Samuel Ruiz, un proyecto detenido por el Vaticano

El obispo se confrontó con la Santa Sede por el impulso que dio en Chiapas al desarrollo de la llamada Iglesia Autóctona
sáb 29 enero 2011 10:17 AM
samuel ruiz
samuel ruiz samuel ruiz

El obispo emérito de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García , se confrontó con el Vaticano por el impulso que dio en Chiapas al desarrollo de la llamada iglesia autóctona, a la que consideraba la aportación de los pueblos indígenas y la búsqueda de su bienestar terrenal, como parte de la construcción de la iglesia moderna.

Esas diferencias hicieron que la alta jerarquía católica detuviera el proceso de ordenamiento de Diáconos indígenas desde hace una década. Esta figura es una pieza fundamental para el desarrollo de esta corriente en la Iglesia de Chiapas.

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) —con quien la Diócesis de San Cristóbal comparte territorio y población— puso el énfasis en esta problemática tras la muerte del obispo, ocurrida el pasado 24 de enero,

En un comunicado de reconocimiento al trabajo de Ruiz García, advirtió que ante la muerte del obispo, se intentará fracturar nuevamente a este sector de la iglesia católica, para terminar de diluir el trabajo a favor de los pobres que impulsó el obispo, y que han mantenido a contracorriente sacerdotes y párrocos fieles a esta doctrina.

El 20 de junio de 2000, cinco meses después de la jubilación y salida de Ruiz García de la Diócesis de las San Cristóbal de las Casas, el Vaticano ordenó la suspención de los nombramiento de los diáconos indígenas; es decir, de los ministros laicos de la Iglesia que no son parte del clero, pero cuya figura se desarrolló para incrementar la labor evangelizadora del catolicismo, según señalan los acuerdos del Concilio Vaticano II (que se llevó a cabo entre 1962 y 1965) y que sirvieron de base para la construcción de la Iglesia Autóctona.

Con esta determinación el Vaticano evidenció las diferencias ideológicas y confrontaciones que mantuvo con el obispado de Ruiz, en particular durante las tres últimas décadas de las cuatro que estuvo a cargo de la Diócesis de San Cristóbal (1959-1999).

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Ruiz reconoció la figura de los diáconos indígenas casados y acompañó a los integrantes de la Diócesis en el mejoramiento económico y social de sus condiciones de vida, de acuerdo con el historiador Carlos Fazio en su artículo Presentación de monseñor Samuel Ruiz El Caminante, publicado en octubre de 2002.

Antes de retirarse, Ruiz García ordenó a cerca de 400 parejas de diáconos casados, para que pudieran oficiar sacramentos, casar y bautizar.

En junio del 2000, el Prefecto del Vaticano, Jorge A. Card. Medina Estévez, envió una carta al obispo sucesor, Felipe Arizmendi, en la que le ordenó suspender "por un tiempo no corto" a los diáconos indígenas, pues consideraba que la "masiva ordenación de diáconos indígenas permanentes" había causado "problemas".

En la carta, Medina cuestionaba la figura de las esposas de los diáconos. Las presentaba como un peligro, ya que –decía– su participación en las labores eclesiásticas podía provocar que se interpretaran como la aceptación de la Iglesia Católica al fin del celibato.

Medina también le pedía a Arizmendi lo siguiente: "Abrir la realidad diocesana para que no se quede encerrada en la tipología exclusiva precedente". Y le pedía evitar el térmno de "diácono indígena permanente".

Al momento en que la carta llegó a manos de Arizmendi había 84 sacerdotes, 800 diáconos y 8,000 catequistas para atender 50 parroquias y 1,5 millones de pobladores, la mayoría indígenas, de acuerdo con un análisis del propio Arizmendi Esquivel.

El historiador Carloz Fazio expresa en su artículo que la molestía del Vaticano con Samuel Ruiz había sido manifestada abiertamente. El nuncio apostólico en México, Justo Mullor, suspendió en febrero de 2000 su llegada a la ciudad de San Cristóbal de las Casas, en donde iba a participar en el ceremonia de despedida de Ruiz de la Diócesis.

"En un furibundo comunicado Mullor explicó sus razones y pareció avalar los ataques de los poderes locales y federales contra este obispo indómito, más no desobediente. Al conocerse la noticia hubo preocupación en la curia diocesana. Pero don Samuel absorbió el golpe. Ante la prensa habló de la unidad entre su iglesia local y el Vaticano, aunque dijo que 'en la unidad siempre hay tensiones'", reseñó Fazio.

Hizo referencia a las confrontaciones que en los gobiernos locales y federales causó la participación activa del obispo en el desarrollo de las comunidades. Políticos y gobernadores habían solicitado al Vaticano en varias ocasiones la salida de  Ruiz de la Diócesis, por considerar que el obispo estaba incidiendo en los asuntos políticos.

En la homilía en honor a Ruiz, celebrada el pasado 25 de enero pasado, Raúl Vera López, quien fuera su coadjutor (1996-1999), explicó que el método evangelizador que usó el obispo fallecido comprendía "no sólo a esperar el reino (de Dios), sino a construirlo" en la tierra, a través de sociedades justas, incluyentes y respetuosas de los derechos de todos.

Ante miles de indígenas que velaban esa noche el cuerpo de Ruiz, Vera rechazó el esquema de la Iglesia piramidal donde arriba está el Papa y en el fondo los laicos.

Explicó que para impulsar lo que desde el Concilio II llamaron Iglesia Autóctona, Samuel Ruiz incluyó a los pueblos indígenas y su cultura maya, y en ellos construyó "todo un arsenal de evangelizadores en los catequistas, tuhuneles (evangelizador en lengua indígena), diáconos permanentes y principales de su propia cultura".

La suspención del nombramiento de Diáconos por el Vaticano hace una década sí logró romper el desarrollo de la Iglesia Autóctona, pero no el trabajo para el desarrollo de las comunidades y la conciencia social que ello trajo consigo, dijo en entrevista Jorge Santiago Santiago, ex seminarista que acompañó a Samuel Ruiz durante 30 de sus 40 años de obispado.

Al suspender el proceso de ordenación de Diáconos, explica, "se está obstaculizando el proceso de una Iglesia Autóctona (...) porque la estructura de la Iglesia se consolida en los pueblos indígenas, y en este caso en la estructura de los Diáconos como fuerza fundamental".

Jorge Santiago, quien fundó la organización DESMI (Desarrollo Económico Social de l@s Mexican@s Indígenas, A.C.), explica que lo que no se ha detenido es "la conciencia libertaria permanente" que creó el obispo.

"Samuel Ruiz impulsó muchas cosas, entre ellas la responsabilidad y la organización en las comunidades para que los individuos sean sujetos de sus propios procesos (...) Es un movimiento social transformador que va cambiando las relaciones injustas y este movimiento es imparable. Son capaces de confrontar las relaciones de explotación y dominación y esta conciencia libertaria es permanente", dijo.

En las exequias por la muerte del obispo se esperaba que el actual Nuncio Apostólico en México, Cristophe Pierre, reconociera la labor del obispo entre las comunidades indígenas.

Sin embargo, solo leyó una fría carta firmada por el Secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, en donde únicamente señalaba que el Papa Benedicto XVI "mandó su más sentido pésame y su cercanía espiritual a los familiares y los testigos de su acción pastoral del obispo Samuel".

Jorge Santiago Santiago explicó que pese a la disposición del Vaticano de suspender la ordenación de Diáconos indígenas luego de la salida de Ruiz, este grupo ha seguido formandose y creciendo, "esperando el momento en que puedan nuevamente ser nombrados".

"Esta es una Iglesia viva, que mantiene viva la esperanza y la fuerza de la libertad, la conciencia de la responsabilidad social y del compromiso de fe", dijo.

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