El gobierno egipcio y la oposición negocian con Mubarak en el poder
El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, se aferra al poder este lunes desafiando un levantamiento popular contra su régimen autocrático, luego de que el gobierno abrió negociaciones con grupos opositores para resolver la crisis más profunda que ha afectado al país en los últimos 30 años.
La proscrita Hermandad Musulmana estuvo entre los grupos que se reunieron con funcionarios durante el fin de semana, una señal de cuánto ha cambiado en estos 13 días que han sacudido al mundo árabe y alarmando a las potencias occidentales.
Pero figuras de la oposición dijeron que la demanda central de que Mubarak se vaya inmediatamente no fue cumplida. Algunos expresaron su preocupación de que el Gobierno esté tratando de ganar tiempo con la esperanza de que Mubarak se mantenga en el cargo hasta septiembre, cuando expira su actual mandato.
La gente reunida en la plaza Tahrir, epicentro de un levantamiento en el que cientos de miles de manifestantes han ocupado las calles y unas 300 personas han muerto en diversos enfrentamientos, dijo que intensificará la batalla para derrocarlo.
Al caer la noche el domingo, soldados dispararon al aire para tratar de dispersar a la multitud. Pero los manifestantes, que el domingo se arrojaron al suelo frente a tanques del Ejército, permanecieron en el lugar y las tropas abandonaron el intento.
El país volvió al trabajo este domingo y los bancos reabrieron sus puertas luego de una crisis de una semana, mientras los clientes hacían largas filas buscando acceder a sus cuentas.
Los ministros de Gobierno sostendrán el lunes su primera reunión de Gabinete desde que Mubarak reorganizó el Gobierno el 28 de enero en un intento por aplacar a los manifestantes enfurecidos por años de corrupción, dificultades económicas y opresión política.
Pero no existe la certeza de que la situación haya vuelto a la calma, pese a los llamados de Estados Unidos, antiguo socio de Mubarak, para una "transición ordenada" hacia un régimen más democrático.
La presencia en las conversaciones de la proscrita Hermandad Musulmana, cuyos miembros fueron reprimidos durante años por las temidas fuerzas de seguridad de Mubarak, fue un avance significativo.
Los manifestantes reunidos en la plaza Tahrir, en su mayoría jóvenes y seculares, adolecen de una organización y liderazgo claros como los de la Hermandad.
El Gobierno dijo después de la reunión, encabezada por el vicepresidente Omar Suleiman , que se acordó redactar una hoja de ruta para las conversaciones, un indicio de que Mubarak continuará en el poder para supervisar el cambio.
El Gobierno también tomaría medidas para liberar a los activistas encarcelados, garantizar la libertad de prensa y levantar las leyes de emergencia en el país. Asimismo, se estableció una comisión para estudiar temas constitucionales.
Pero la oposición dijo que el Gobierno no cumplió con la demanda de una reforma completa del sistema político.
Abdel Monem Aboul Fotouh, un importante miembro de la Hermandad, dijo que el comunicado del Gobierno representaba "buenas intenciones pero no incluye ningún cambio sólido".
Activistas opositores rechazan cualquier compromiso que consista en que Mubarak entregue el poder a Suleiman pero que también termine su mandato, apoyándose en el viejo sistema autoritario para allanar el camino hacia una democracia completa y dejar el cargo de manera más honorable.