Las protestas en el mundo árabe, ruptura de viejos esquemas políticos
Egipto cumple este martes 15 días de multitudinarias protestas contra el gobierno de Hosni Mubarak, a quien reclaman por el mal estado de la economía y la falta de libertades civiles y, por tanto, le exigen que deje el poder.
La revuelta estalló después de que una serie de manifestaciones en Túnez, otro país del norte de África, que derivó en el derrocamiento del presidente Zine El Abidine Ben Ali , y ha tenido un efecto dominó en otras naciones árabes como Yemen y Jordania .
Internacionalistas consultados por CNNMéxico dicen que esos hechos reflejan cambios importantes en la región, aunque difieren acerca de si conformarán una ola que instaure gobiernos democráticos.
"Más que hablar de una nueva ola de democratización en el norte de África, porque estaríamos cayendo en un arquetipo occidental, realmente hay un cambio. Hay un rompimiento en estos regímenes políticos tan consolidados por tantos años", explicó Pablo Telman Sánchez, investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
"Lo que hay es una conjunción de factores, en Egipto y en la zona de Medio Oriente. Estamos ante un caldo de cultivo natural para este tipo de protestas, por las condiciones de pobreza, en la economía y sobre todo por el desempleo", dijo Mauricio Meschoulam, académico de la Universidad Iberoamericana (UIA). "A eso se suma un gobierno autoritario, represivo, que no permite la disidencia ni la alternancia".
Mubarak, de 82 años, ha sido presidente desde hace casi 30 años . Asumió el poder en octubre de 1981 tras el asesinato de Anuar el Sadat y ha sido reelegido en cuatro ocasiones. Después del inicio de las protestas, disolvió su gabinete, anunció una reforma política y afirmó que no volverá a buscar reelegirse. Sus opositores exigen que dimita de inmediato y no hasta septiembre, cuando concluye su mandato.
En Túnez, el derrocado Ben Ali había ocupado la presidencia desde 1987, en Jordania el rey Abdala II asumió el gobierno en 1999 y, en Yemen, Alí Abdalá Saleh desde 1990.
Aunque Telman calificó de importantes los hechos registrados en Egipto, consideró que es prematuro decir si conducirán a la creación de un gobierno democrático. "Esto podría tener otros cauces que vamos a ver a mediano plazo, como el resurgimiento del islam radical (…) falta ver si la oposición se consolida, puede ser que haya un régimen democrático, pero también un cambio hacia el fundamentalismo", dijo.
En contraste, el académico Eduardo Rosales, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afirmó que los países árabes viven no sólo una ola, sino un "meteorito democratizador cuyo efecto aún no vemos en toda su expresión", y que en el caso de Egipto llevará al fin de la era de Mubarak.
Desde el inicio de las revueltas, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) han exhortado al presidente egipcio a llevar a cabo una transición pacífica y evitar la violencia hacia los manifestantes.
México: el peso de la alternancia
Los tres internacionalistas dijeron que México y los países del mundo árabe tienen "denominadores comunes", principalmente en el ámbito económico: altos índices de pobreza, desempleo y una población que, en su mayoría, tiene bajo poder adquisitivo. En Egipto, por ejemplo, la cifra oficial de desocupación es de 10% y la extraoficial de entre 20% y 40%. México tiene una tasa reconocida de 5.3%, con 28.8% de ocupación informal .
Los especialistas, sin embargo, se mostraron cautelosos de establecer más comparaciones.
"No le vería comparación. México y Egipto se parecen en la cantidad de su población (112 y 83 millones de habitantes, respectivamente), en importancia, en el liderazgo que Egipto ejerce en su región y que México solía tener en América Latina, pero hasta ahí", dijo Telman Sánchez.
Mientras México es un país mayoritariamente católico y con un régimen democrático en el que ha habido alternancia en el poder, la mayor parte de Egipto es de religión musulmana y hasta ahora tiene un gobierno autoritario.
"Aquí no hay un dictador, podría haber alguna ineptitud en la dirigencia, pero no hay un dictador como allá (en Egipto)", dijo Telman Sánchez.
"En México todavía tenemos el sueño de que quizá con la alternancia las cosas puedan cambiar", señaló Meschoulam, para quien ese "incentivo" es una de las razones por las que en México no existen las condiciones para que estallen revueltas como las de los países árabes, aunque sostuvo que "hay que escuchar los reclamos sociales, hay que escucharlos, hay que atenderlos".