Arabia Saudita, temerosa y vigilante de los movimientos en redes sociales
Activistas prodemocracia en Arabia Saudita dicen que el gobierno está siguiendo de cerca las redes sociales para frenar cualquier manifestación inspirada en las revueltas que han barrido los países árabes y derrocado a los dirigentes de Egipto y Túnez.
Los activistas han abierto páginas en Facebook instando a protestas el 11 y 20 de marzo, con más de 17,000 seguidores en total, pero la policía se las arregló para frustrar la convocatoria en la ciudad de Jeddah, a orillas del mar Rojo, subrayando las dificultades de tal movilización en el reino conservador.
En uno de los casos, alrededor de 30 o 50 personas fueron detenidas por la policía cuando se reunieron en las calles, dijeron testigos. En el segundo, las fuerzas de seguridad inundaron la zona de una protesta que había sido anunciada en Facebook, atemorizando a los manifestantes, que huyeron.
"Están vigilando de cerca lo que la gente está diciendo en Facebook y Twitter", dijo el bloguero saudí Ahmed al-Omran. "Obviamente, están ansiosos ya que están rodeados de inquietud y quieren asegurarse de que no lo logremos", agregó.
Arabia Saudita, principal productor de petróleo del mundo, prohíbe las protestas públicas y los partidos políticos. En 2004, fuerzas de seguridad saudíes armadas con porras y escudos frustraron protestas en Riad y Jeddah convocadas por un grupo disidente saudí en Londres.
La semana pasada, el rey Abdullah, aliado de Estados Unidos , ordenó un aumento de sueldo para los saudíes, junto con otros beneficios, a su vuelta a casa tras tres meses de tratamiento médico en el extranjero.
La medida, valorada en 37,000 millones de dólares, fue un intento aparente de aislar al régimen de la ola de protestas que afectan a los países árabes, pero los activistas quieren más que dinero.
No ha habido muestras de que el reino vaya a introducir elecciones a la Asamblea de la Shura, que funciona casi como un parlamento, o una nueva ronda de elecciones municipales.
"Han estado vigilando internet, Facebook y otros sitios durante algún tiempo, pero ahora exige más atención", dijo Mai Yamani, analista saudí con sede en Londres. "Los saudíes no son diferentes de sus hermanos o hermanas en la región, están formados, conectados y enfadados", añadió.
Las protestas son consideradas tabú
Es difícil estimar cuántos saudíes podrían estar preparados para llevar a cabo protestas.
Hay tres principales centros poblacionales en el gran estado de la península arábiga donde podrían nacer las protestas: Riad, con una población de más de 4 millones de personas; Jeddah, con más de dos millones y las áreas chiitas del Este.
Los chiitas, que llevan tiempo quejándose de un estatus de segunda clase, están contemplando las protestas en la vecina Bahrein, donde los chiitas exigen reformas democráticas.
Aproximadamente el 60 por ciento de la población saudí de 18 millones de personas tiene menos de 30 años, la mayoría de ellos crecidos en la era de la revolución de la información que ha despertado la preocupación por los derechos entre los manifestantes en otros lugares y les ha ayudado a organizarse.
Pero los clérigos, que cuentan con amplios poderes, han dicho tradicionalmente que cuestionar a los gobernantes es un tabú.
Los activistas dicen que un cambio de gabinete podría ayudar a contener el activismo en internet si trae nuevas caras.
"Todos los reformistas esperan el ansiado cambio de gabinete", dijo el columnista Mahmud Sabagh. "Si resulta ser algo superficial, mi análisis es que los reformistas se reagruparán y reforzarán", añadió.
En una carta publicada el domingo, unos 100 intelectuales, activistas y profesores universitarios saudíes pidieron al Rey que lance reformas económicas que permitan a los ciudadanos tener una voz mayor en la toma de decisiones del país.
Su demanda principal son elecciones en la Asamblea de la Shura.
El gran muftí, jeque Abdulaziz Al al-Sheik, la principal autoridad del gobierno sobre temas religiosos, dijo en su sitio de Internet el lunes que se oponía a que las mujeres sean integradas a la vida política.
"Estas demandas deben ser reconsideradas. ¿Le sirven al Islam? ¿Unirá a la nación islámica?", preguntó.