China promueve la estabilidad, en el aniversario del alzamiento tibetano
Días antes de que se cumpla un aniversario más del sangriento levantamiento tibetano —y seis décadas después de que los comunistas se apoderaron de la región—, las autoridades chinas resaltaron la necesidad de "estabilidad" en el territorio en disputa mientras hacían promesas de "reformas" y mejoramiento de infraestructura.
El presidente Hu Jintao se centró en promover el crecimiento económico, así como el incremento en la inversión de Beijing en la región durante un discurso dirigido el domingo pasado a la delegación tibetana en la sesión de la legislatura nacional china.
"Se deben hacer meticulosos esfuerzos para llevar a cabo las tareas de reforma, desarrollo y estabilidad a fin de promover el desarrollo y la estabilidad duradera en el Tibet", dijo Hu según informes de la agencia gubernamental de noticias Xinhua.
Estas declaraciones se hicieron junto con una serie de anuncios centrados en el Tibet —cuatro días antes del 10 de marzo, cuando se cumplirán 52 años del comienzo de los choques más largos y mortales entre los independentistas tibetanos y las fuerzas que apoyan al gobierno comunista de Beijing—.
Ese día, en 1959, cerca de 300,000 personas rodearon el palacio de Norbulinka, según el grupo de apoyo Liberen al Tíbet, temerosos de que el Dalai Lama fuese llevado a la fuerza a Beijing. La tensión fue creciendo y eventualmente desembocó en violencia y, según estimaciones de Liberen al Tibet, más de 85,000 tibetanos murieron a manos de las fuerzas armadas chinas en tan sólo unos días.
El Dalai Lama, entonces de 23 años, escapó a caballo hacia la India, donde formó un hogar en la ciudad de Dharamsala. Desde entonces ha viajado por el mundo dando discursos, participando en conferencias de meditación y reuniéndose con personas desde CEOs, estrellas de Hollywood hasta líderes de Estado —todo ello permaneciendo como jefe de gobierno del Tibet en el exilio. En el 2009, veinte años después de que ganara el Premio Nobel de la Paz, dijo que desde aquella rebelión, el gobierno chino ha hecho de la vida de los tibetanos "un infierno en la Tierra".
Y a pesar de que el Dalai Lama ha declarado que el Tibet desea autonomía y continuidad cultural, mas no necesariamente independencia total de Beijing, el gobierno central chino lo ha considerado un alborotador que busca destruir la soberanía de la nación.
Luchando contra "cualquier cosa que pueda sabotear la estabilidad" fue el lema de Zhang Qinli, jefe del partido comunista de la región tibetana que cuenta con el respaldo de Beijing, según informes de Xinhua.
Zhang dijo que hay "muy grandes retos" por parte de los separatistas del Tibet, tras 60 años de lo que llamó "una liberación pacífica" del Tibet por parte de fuerzas comunistas lideradas por Mao Zedong. Asimismo, advirtió que el Tibet "no se desarrollará" económicamente sin estabilidad.
"La mayoría de los habitantes del Tibet no desea sufrir por disturbios sociales", afirmó Zhang.
Hu y Zhang promovieron el deseo de arrancar el desarrollo en la remota región y varios funcionarios más expusieron propuestas específicas para este fin.
Entre ellos, el secretario de transportes de China, Li Shenglin, dijo que todos los condados del Tibet contarían con caminos pavimentados para el 2015. Sin dar especificaciones sobre el costo del proyecto, afirmó que Beijing doblaría su inversión actual —para que se tenga acceso a casi todas las aldeas a través de carreteras, pavimentando 12,000 kilómetros adicionales durante los próximos cinco años—.
Y también una red de "vías rápidas" pronto conectarán a las ciudades de Lhasa, Xigaze, Naggu, Shannan y Nyingchi, dijo Li según informes de la agencia Xinhua.
Otro funcionario le comentó a la agencia que una nueva línea de tren —que también estará construida para 2015— disminuirá radicalmente el tiempo de viaje entre las capitales de las provincias étnicas del Tibet y Xinjiang.
La creación de una vía férrea entre Golmud, ubicado en el noroeste de la provincia de Qinghai y Korla, en Xinjiang, significaría que los viajeros entre Lhasa, Tibet y Urmqi, Xinjiang, cruzarían 1,000 kilómetros menos de camino de lo que actualmente cruzan.
"La nueva vía férrea tendrá un papel importante en el desarrollo económico de las regiones occidentales del país, así como en la promoción del intercambio entre diferentes grupos étnicos", dijo Luo Yulin, vicegobernador de Qinghai.