Japón guarda silencio al cumplirse un mes del terremoto y tsunami
Con el repique de campanas y la inclinación de cabeza, Japón recordó el paso de todo un mes desde el terremoto y el tsunami más mortífero de su historia moderna.
Los monjes budistas en el templo de Tsukiji, en Tokio Hongwanji, golpearon sus campanas a las 2:46 pm, frente a la costa norte de Japón.
La magnitud del terremoto de nueve grados envió paredes de agua golpeando en las costas del Pacífico del país, arrasando pueblos enteros y dejando a más de 13,000 muertos y 14,000 desaparecidos.
En Youriso, un pueblo pesquero al norte del epicentro del terremoto, las tropas japonesas detuvieron su constante búsqueda de los cuerpos, se quitaron los sombreros y cascos de seguridad e inclinaron sus cabezas para guardar un minuto de silencio. De los 400 pobladores de la ciudad, 12 murieron en el tsunami y 150 permanecen en albergues.
Hasta este lunes, la cifra de muertos por el desastre se situó en 13,127, según la Agencia Nacional de Policía de Japón. Otras 14,348 siguen desaparecidas y 4,793 resultaron heridas.
Además, al menos dos muertos y 283 heridos han sido atribuidos a una réplica de una magnitud 7.1 grados que sacudió la isla el jueves por la noche . Las tropas japonesas han puesto en marcha una búsqueda exhaustiva de más víctimas en las prefecturas costeras de Iwate, Miyagi y Fukushima.
Cerca de 147,000 personas siguen desplazadas, y se estiman al menos 85,000 desalojados de los pueblos cercanos a la planta dañada de Fukushima Daiichi. El tsunami dejó sin electricidad a los sistemas de refrigeración de la planta, provocando una crisis que las autoridades japonesas aún tienen que resolver.
Dos explosiones, un incendio y el bombeo continuo de agua en los reactores han extendido las partículas radiactivas en una amplia zona de tierra y mar que rodea la planta. Todos los habitantes en una de zona de 20 kilómetros a la redonda recibió la orden de evacuar, y los que viven entre 20 y 30 kilómetros se les pidió quedarse dentro de casa.
Tanto el gobierno del primer ministro, Naoto Kan, y el propietario de la planta Tokyo Electric Power Company, se han enfrentado a las dudas sobre su manejo del desastre, pero no pueden decir en este momento cuándo esperan llegar al fin de la situación.
Algunos de los residentes de Futaba ahora viven en un refugio en Kozo, al norte de Tokio. Nobuyuki Araki se despertó con una gran ira cuando vio un comercial de Tokyo Electric en el que pregonan el "brillante futuro" de la energía nuclear.
"Ese mensaje fue una mentira", dijo Araki. "Durante los últimos 40 años, TEPCO sólo ha estado diciendo que la energía nuclear es segura, que no hay posibilidad de un colapso. Siento que todos hemos sido traicionados".
Pero en una conferencia de prensa de este lunes, Yukio Edano, secretario en jefe del Gabinete de Kan, defendió la actuación de las autoridades en el último mes.
"Creo que hemos hecho todo lo posible con el sistema actual y en el apoyo a las víctimas del terremoto, así como en el manejo de la situación de las centrales nucleares", dijo Edano. "Sin embargo, no debemos olvidar que la gente sigue sufriendo, y debemos darnos cuenta de lo que está pasando."