Los microempresarios ponen sus esperanzas en el Congreso cubano
Con los toques de un martillo y un poco de pegamento, Elio Mendoza puede prolongar la vida de zapatos más gastados.
Ahora, él espera que el gobierno cubano puede hacer lo mismo con la flacidez de la economía del país cuando se celebre el primer Congreso del Partido Comunista en casi 14 años, el cual comienza el sábado.
"El Congreso es para mejorar las cosas", dice Mendoza mientras reemplaza las tapas en un par de flats color rojo. "Necesitamos una nueva cultura: Si usted trabaja podrá salir adelante. Si usted no trabaja, usted pierde".
Mendoza es parte de una pequeña pero creciente clase de microempresarios. Trabajadores por cuenta propia como barberos, plomeros, taxistas y otros artesanos, en un país donde casi el 90% de la economía es controlada por el estado.
Después de haber sido obrero metalúrgico, Mendoza dice que no volvería a trabajar para el estado.
"Ahora es mejor que antes. Antes era, sí jefe, pero ahora ningún jefe. Ahora yo soy el jefe".
El presidente Raúl Castro comenzó la mayor reorganización de la economía de las últimas décadas.
El gobierno planea eliminar más de un millón de puestos de trabajo del estado —un total de 20% de la fuerza de trabajo— para el año 2015.
Al mismo tiempo, ha establecido las directrices para la expansión del sector privado para disfrute de algunos de los desempleados, lo que permite a los cubanos obtener licencias para 178 ocupaciones diferentes.
Desde noviembre, más de 170,000 personas han comprado las licencias, la mayoría de ellas relacionadas con la preparación de alimentos.
Restaurantes como El Carruaje ofrecen quesos y vinos importados a lado de una fuente con cuidado gorgoteo para atraer turistas y a los grandes “gastadores”.
Pero la mayoría de los nuevos establecimientos son modestos.
Julia, al igual que varias personas entrevistadas para esta historia, pidió que su nombre completo no se utilice. Ella tiene un buen negocio vendiendo café hecho en casa que vende sobre la calle.
"Es un buen lugar porque estamos en la calle del hospital".
Los clientes también se alinean para comprar pizza y pastas en un puesto privado que está justo a lado, mientras que el restaurante de pescado estatal está vacío.
"Los lugares privados están mejor en calidad, precio y servicio", dice Víctor, un trabajador de la construcción.
Aún así, muchos de los nuevos trabajadores por cuenta propia han tenido que cerrar en un par de meses, algunos no pueden pagar los impuestos estatales.
Las reformas económicas serán el tema central del Congreso que arranca el sábado con un desfile militar para conmemorar el 50 aniversario de la victoria de Cuba sobre Estados Unidos en la invasión de Bahía de Cochinos. La cumbre continuará hasta el martes.
Castro tiene que aliviar las preocupaciones acerca de los despidos masivos en el sector público y fomentar alternativas.
"Necesitamos cambiar la percepción negativa que muchos de nosotros tenemos para este tipo de trabajo privado", dijo Castro durante un discurso en diciembre.
Castro insiste en que los cambios no atentan contra el sistema socialista de Cuba, y que en cambio, ayudan a fortalecerlo.
"O rectificamos la situación o se acaba el tiempo y nos acercamos al precipicio", dijo en el mismo discurso. "Vamos a caer y nos llevaremos con nosotros a generaciones enteras".
Castro llamó a los cubanos a debatir abiertamente los cambios propuestos.
En los próximos días, durante el Congreso, los cubanos estaban haciendo precisamente eso.
"Yo no tengo miedo de hablar", dijo un hombre mientras comía uno de los pasteles de Julia. "Durante años, el gobierno fue el único que no quería estos cambios. Pero tenían que hacerlo, porque estábamos hasta el cuello."
Para el trabajador de la construcción, Víctor, los cambios siguen siendo necesarios.
"Los cubanos también tienen la libertad de comprar y vender su propia casa, con el pago de impuestos al gobierno, por supuesto", dijo.
Un grupo de enfermeras que están fuera del hospital, dijeron que también quieren ver mejoras para los millones de cubanos como ellos que todavía no trabajan para el Estado.
"En este momento, no creo que el Congreso está haciendo absolutamente nada para la gente como nosotros", dijo una mujer.