Benedicto XVI pide que en Libia se anteponga la diplomacia a las armas
El papa Benedicto XVI pidió este domingo que la diplomacia y el diálogo ocupen el lugar de las armas en Libia y que se favorezca el acceso a la ayuda humanitaria a todos los que sufren las consecuencias del conflicto en ese país.
Invocó a la solidaridad de todos los prófugos y refugiados que provienen de diversos países africanos, camino de Europa, "y se han visto obligados a dejar sus afectos más entrañables".
El Pontífice hizo estas manifestaciones en su Mensaje Pascual , que pronunció desde el balcón central de la basílica de San Pedro del Vaticano ante unas 150,000 personas que llenaron la plaza de San Pedro y sus aledaños.
"Que el fulgor de Cristo llegue también a los pueblos de Oriente Medio, para que la luz de la paz y de la dignidad humana venza a las tinieblas de la división, del odio y la violencia", dijo el Papa.
Benedicto XVI pidió que se recomponga la convivencia civil entre la población de Costa de Marfil, "donde urge emprender un camino de reconciliación y perdón para curar las profundas heridas provocadas por las recientes violencias".
En su mensaje, en el que repasó la situación de mundo, el Papa tuvo palabras de aliento y esperanza para Japón , golpeado por el reciente terremoto y posterior tsunami, y para todos aquellos países que en los últimos meses han sido probados por calamidades naturales que han sembrado dolor y angustia, como Colombia.
Benedicto XVI se refirió también a las persecuciones en los últimos tiempos de los cristianos en diferentes países del mundo, como Pakistán.
"Que se alegren los cielos y la tierra por el testimonio de quienes sufren contrariedades e incluso persecuciones a causa de la propia fe en el Señor Jesús. Que el anuncio de su resurrección victoriosa les infunda valor y confianza", indicó.
Concluido el mensaje, que pone fin a los ritos de la Semana Santa, el Papa impartió la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad de Roma y a todo el mundo) en 65 idiomas, entre ellos el español, portugués y guaraní.
A media tarde del domingo, Benedicto XVI partirá hacia la residencia de Castel Gandolfo, situada unos 33 kilómetros al sur de Roma, para pasar unos días de descanso.